La Fundéu: entre el softcore y el porno blando
Internet es uno de los bastiones de la comunicación global. Rápido. De fácil acceso en decenas de países. Pensado para el público en general. Los paisajes digitales han roto barreras. Ahora, un tipo de Nueva York puede contactar con otro de Moscú en apenas unos segundos y a precios generalmente razonables. El lenguaje escrito es uno de los protagonistas de este panorama, pues sigue siendo el principal código de transmisión en este universo paralelo y creciente que es la red. La Fundación del Español Urgente (Fundéu) observa cómo internet afecta al español, lo moldea, actualiza y expande por todo el mundo. Su tarea más importante: la creación de términos que den luz a nuevos conceptos.
«Nació como un departamento de la Agencia EFE en los años 80», explica Joaquín Müller, director de la institución. «La idea era que los periodistas tuvieran un apoyo para sus dudas, ofrecerles una respuesta rápida; así apareció su precedente, el ‘Departamento de Español Urgente’ (Deu)», añade. En 2005, con Álex Grijelmo como presidente de EFE, surgió la actual organización: «Conseguimos la financiación del BBVA y comenzamos un nuevo proyecto que aspiraba a ser útil para todos los medios», cuenta Müller.
La institución, que también tiene presencia en América Latina en forma de delegados que colaboran activamente como observadores, tiene un objetivo claro: «Trabajar con aquello que es nuevo. Somos una especie de avanzadilla de la Real Academia Española».
Sobre la RAE y la lentitud que a veces se le achaca, Müller explica que «no es lenta sino prudente. La Academia no puede dar por válida una palabra que quizá en un tiempo desaparezca del uso cotidiano». Reconoce que el mundo anglosajón, en esto, «tiene una simplicidad muy creativa»; sin embargo, «el español es más lento». Recuerda que vivimos en un mundo «donde el marketing y la publicidad, así como lo políticamente correcto, están muy presentes». Pone un ejemplo muy ilustrativo: «Este tipo de literatura sexual que se ha puesto de moda, entraría dentro de lo que se conoce como softcore pero, ¿cómo lo llevamos al español? Pues hablamos de «porno blando», que resulta mucho menos agresivo a la hora de publicitarlo que llamarlo simplemente porno».
En el fondo, si algo caracteriza a la Fundéu es que funciona como un observatorio lingüístico absolutamente pegado a la actualidad: «Tenemos un equipo de 12 personas entre filólogos y periodistas, además de un «club de detectores» que nos ayuda en la tarea». La empresa de estar siempre vigilante sobre las nuevas palabras que aparecen en nuestro día a día no es nada fácil.
Escribir en internet
Uno de los mayores debates que se han abierto en los últimos años respecto a los usos correctos del lenguaje es su utilización en el mundo web. Müller parece no tener demasiadas dudas en este aspecto: «Lo negativo no nace de internet sino de la mala formación como, por ejemplo, el poco hábito de lectura que tenemos».
Plataformas como Twitter, que limitan el contenido de los mensajes a 140 caracteres, han provocado un nuevo estilo de escritura, encaminado a economizar al máximo los textos. El periodista Manuel de Lorenzo firmaba en Jot Down un artículo titulado: ‘Ni limpia, ni fija ni da esplendor’, donde habla de que, a su juicio, se está configurando «un escenario normativo que avale la incorrección gramática y ortográfica». Müller, por el contrario, considera que la buena economía del lenguaje «es fantástica». Incluso va más allá: «Pongo la mano en el fuego por que terminaremos por eliminar los signos de interrogación o exclamación al principio de las frases». Tampoco está de acuerdo con la idea de que lo que se hace es «equilibrar a la baja», pues opina que «la popularización de la lengua siempre se ha ido equilibrando de igual forma».
De lo que parece seguro, es de la supervivencia de la buena redacción porque la considera «esencial si se quiere ser valorado o tener credibilidad». Se habla mucho de la degradación de la escritura, a lo que él contesta que «la red es mucho más educada de lo que se piensa». La defiende al considerarla «la gran plaza pública de la historia». De hecho, no pierde de vista que la web ha acabado con el monopolio de los medios tradicionales en lo que a posibilidades de comunicación con la sociedad se refiere: «Lo que antes era exclusivo de los grandes medios, ahora puede hacerlo todo el que quiera a través de un blog o de las redes sociales».
El foro periodístico
En las redacciones de los periódicos existe una conocida discusión sobre si las nuevas plataformas digitales están mellando la calidad de las informaciones. Müller, como periodista, no entiende esta cuestión porque el tema de la inmediatez que exige internet «ha existido desde que existe la radio». Y añade: «Una de las reglas clave de todo periodista es saber explicar las cosas de forma simple y concisa, y eso lo saben hacer los grandes periodistas en todos los formatos». Lo que no significa que haga una radiografía optimista de la calidad periodística actual: «Estamos muy expuestos y la especialización cada vez es más difícil, lo que hace que la percepción de su trabajo no siempre sea la mejor».
Müller, que viene del mundo del periodismo y observa desde arriba el trabajo de muchos filólogos y compañeros de profesión, afirma que hoy en día «cualquiera puede informar de un suceso, pero el buen periodista será el que después interprete lo sucedido y lo ofrezca al público, creando una confianza entre él y el lector». Como despedida, prefiere tranquilizar a los apocalípticos de la lengua: «Quizá ahora todo está más expuesto, ya que estamos en un momento de transformación, nuevos medios… pero cada vez son más los que quieren escribir bien, saber comunicarse de manera correcta».
Confíen en él, y recuerden que si se entregan a la nueva vorágine de best-sellers subidos de tono, ustedes no estarán leyendo ni softcore ni porno a secas, ustedes estarán leyendo literatura de porno blando, y eso será gracias a la Fundéu.