Alberto Artero, el empresario de la información
Alberto Artero, director general del diario digital El Confidencial, ha sido el responsable de la mesa inaugural del XIV Congreso de Periodismo Digital de Huesca. En clave empresarial, este joven periodista licenciado en económicas, ha presentado la revolución digital hecha periódico y ha demostrado que un proyecto que comenzó su andadura en un garaje de Arturo Soria, puede llegar a ser el quinto medio de comunicación más demandado entre los lectores españoles. Solo era necesario una buena idea.
Se sintió sorprendido al ser el periodista invitado a la ponencia. Aunque su proyecto no ha hecho más que crecer, prefiere que una túnica de cautela rodee su optimismo «pues este mundo es cambiante», dice, a pesar de que El Confidencial sean leído por más de seis millones y medio de usuarios.
Esta cabeza emprendedora ve el actual congreso como una oportunidad. «Va a ser un foco importante de representantes influyentes del sector» dice, considerando la ocasión como un puente para aunar posturas.
En referencia a la revolución digital, Artero tiene claro que la vida del papel es eterna y considera que todo gira en torno a la evolución del concepto de negocio. Tiene claro que el papel va a sufrir una transformación en su consumo, pero que siempre habrá clientes dispuestos a comprarlo, aunque no de la misma forma.
«El Confidencial es una idea de grupo, es un proyecto con alma. Una empresa con conciencia» comienza diciendo Artero. El periodista explica que el objetivo del proyecto es devolver al periodismo la razón que le vio nacer: su misión social. En palabras del director general de El Confidencial, el valor y piedra angular de este medio es su independencia. «La gente se informa en medios generalistas, para buscar información acude a nuestro medio» afirma Artero, haciendo girar su discurso hacia la información libre.
Los redactores de El Confidencial tienen una obligación diaria: sorprender a los lectores. Por ello están en constante búsqueda de nichos de mercado, para aportar a los «jefes» (sus lectores) un valor añadido en la información que haga que las cosas cambien. Por algo su subtítulo es el siguiente: el diario de los lectores influyentes.
Alberto Artero y su equipo han sabido sortear la crisis subiéndose a la cresta de la ola. Convencidos de su rentabilidad, apuestan por la publicidad como única forma de financiación, despidiéndose de su intervención con un lema que sobrevuela la redacción del medio: boom or blust.