Salamanca

Bazar Horta, 82 años haciendo felices a los niños

El dueño de la juguetería, Alfredo Horta
El dueño de la juguetería, Alfredo Horta. Foto: A.C.

En la calle Conde de Peñalver 25, hay un escaparate que frena en seco a mayores y niños. Se trata de la juguetería Bazar Horta. En los artículos expuestos uno puede ver desde casitas de muñecas, barbies, miniaturas de animales, Gi-joe’s y toda clase de juegos de Playmobil. Son juguetes de toda la vida que siguen cautivando a los más pequeños pese a la evolución tecnológica que han experimentado los últimos años. Si alguien busca videojuegos, esta no es su tienda. En 1991, José Luis Garci dedicaba una líneas en ABC a la histórica juguetería Bazar Horta: «Allí estaba todo lo que un chico podía soñar. Pegado al escaparate he pasado horas y horas, soñando con bicicletas, con coches de pedales, con todo. Dicen que la tienda de juguetes mejor del mundo está en Manhattan, junto al Plaza, en la Quinta Avenida. Se llama F.A.O. Schwarz. Yo la conozco. Pero es mentira. El Bazar Horta. No ha habido otra».

Al fondo de la tienda se encuentra su propietario, Alfredo Horta (Madrid, 1940). Con sus 72 años a la espalda, tiene una vitalidad y una energía envidiables. Antes de que él llegase al Bazar estaba su padre, que abrió la tienda en 1931. Alfredo lleva el oficio en la sangre, nació un 12 de enero, los días antes su madre había estado durante la campaña de Navidad ayudando a su padre en este famoso Bazar del barrio de Salamanca. Nada más entrar, los transeúntes caen en la cuenta de que no se trata de una tienda moderna, la historia ampara a estos cuatro muros que desde hace 82 años albergan en su interior todo tipo de juguetes. En el mes de diciembre de 1943, dos grises custodiaban la puerta en la campaña de Navidad cuando la cola de la tienda giraba la esquina por la calle Ayala.

La juguetería está ubicada en la calle Conde de Peñalver. Foto: A. C.
La juguetería está ubicada en la calle Conde de Peñalver. Foto: A. C.

Una mujer de avanzada edad entra en la tienda: «¿Tienen ustedes puzzles de 1500 piezas de ciudades del mundo?». Alfredo, al escuchar la pregunta acude corriendo al mostrador y le muestra una caja con una imagen de La Habana. La mujer sonríe y asegura que nunca ha estado en la capital cubana. La anciana no sabe qué elegir cuando Alfredo sigue enseñándole todo tipo de puzzles. Al final, le regala un catálogo y ella promete que volverá con su hijo que es un enamorado de Cuba.

Al mismo tiempo entra en la tienda Araceli, de 40 años, pide un micrófono que tiene encargado. Después llega una joven: «¿Tienen el armario de Barbie?». Mientras tanto otras tres personas demandan juguetes de Star Wars, complementos de disfraces y marionetas para un guiñol. Alfredo, con su trajín habitual, tiene manos y oídos para todos los clientes que se agolpan en la tienda. Ya se va notando la llegada de la Navidad.

 «Antes, un avión solo iba por el suelo, ahora puede volar»

El propietario de Bazar Horta argumenta que los más pequeños no han «evolucionado excesivamente». «Hasta los cinco años tienen los mismos gustos que hace 40 o 100 años». Asegura que un niño cuando nace no conoce nada y, por tanto, «cualquier juguete es el mismo». Sin embargo, las circunstancias cambian cuando, principalmente las chicas, pasan de los cinco años en adelante. «Una niña hasta los diez años podía pedir a los reyes una muñeca. Ahora es imposible, con esa edad están casi buscando novio».

Al hablar del avance de las nuevas tecnologías, Alfredo recuerda sorprendido la evolución del juguete: «Antes, un avión solo iba por el suelo, ahora puede volar». Pese a todo, sigue existiendo el juguete clásico pero más renovado: «Las muñecas son más modernas y sofisticadas pero continúan siendo muñecas y la demanda es la misma».

Por otro lado, Alfredo asegura que las consolas «también han hecho mucho daño a los niños porque se aíslan». El propietario de la tienda es fiel a los juguetes imaginativos y educativos para que los pequeños piensen y se relacionen con su familia. Desde su perspectiva de abuelo reflexiona que los padres deberían encontrar tiempo para jugar con sus hijos: «Intercambiarían muchísimas y maravillosas experiencias, descubriendo en sus pequeños un mundo mágico que ni ellos ni sus padres olvidarán nunca».

Debacle de las empresas jugueteras

«Las empresas están muy mal porque antes se nutrían de la gente que trabajaba en el pueblo donde se encontraba la fábrica, ahora se han llevado la producción a China y todo se resiente». Además, alega que antes la gente era de otro «temple» y vivía para su oficio. «Ahora el dinero nos tira más, nos hemos vuelto más elegantes».

Por otro lado, asegura que los chinos y las grandes superficies son «una competencia desleal». Comenta que abren las tiendas a todas horas y que «los juguetes están tirados por el suelo». «Hace años cuando no había esta crisis, la gente venía aquí y no le importaba gastarse dinero y comprar un juguete porque valoraba el trato personal, que lo empaquetaras en un papel bonito y estar en una tienda de prestigio». Alfredo sabe que la gente acude a su tienda, compara precios y muchas veces vuelve al centro comercial para comprar el artículo y luego se acaban arrepintiendo por el servicio postventa que tienen estos grandes establecimientos. Por otro lado, el propietario de Bazar Horta comenta que los horarios que tienen las grandes superficies son inalcanzables: «Abrieron el día de la Constitución y el de la Inmaculada y, contra eso, no puedes competir». Alfredo siente impotencia porque estos establecimientos «van a degüello» y en Bazar Horta están «haciendo un esfuerzo brutal».

«Esto es mi vida» comenta con sinceridad Alfredo. El propietario no se ve en otro sitio que no sea en su bazar, la tienda le permite tener esa vitalidad y alegría que le caracterizan. Concluye la conversación con los ojos vidriosos: «Nunca le agradeceré lo suficiente a mi padre haberme dejado esta tienda, fue un hombre excepcional».

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Un comentario en «Bazar Horta, 82 años haciendo felices a los niños»

  • En algún momento de mi vida, podré viajar a España y, tengan por seguro que lo primero que haré será visitar esta maravillosa tienda de juguetes, pues en mi país no hay nada como ello. Lo hubo en algún tiempo, pero, lamentablemente las «nuevas tendencias» de diversión hicieron desaparecer el encanto de los juguetes tradicionales.

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