Ponce+Robles, una apuesta por la juventud
Talento joven. Es la clara apuesta de la Galería Ponce+Robles, que acude a ARCOmadrid por primera vez bajo esas siglas y de forma oficial tras su fusión en septiembre del año pasado. En 2013 ya montaron sus stands unidos y en esta edición regresan para participar en la sección SOLO/DUO, con una selección de obra del madrileño Maíllo y del ecuatoriano José Hidalgo-Anastacio.
Son dos artistas que destacan por su juventud. Ninguno de ellos llega a la treintena pero ambos han conseguido una proyección internacional. «Hidalgo-Anastacio demuestra mesura, contención y reflexión, mientras que Maíllo hace todo lo contrario: gesto, desorden y caos», explica José Robles. Son dos autores antónimos, «aunque también sinónimos». Es el juego que Ponce+Robles propone al visitante en la participación que preparan para ARCO, una mezcla entre semejanzas y diferencias entre artistas de una edad parecida aunque de contextos completamente diferentes. «Un diálogo entre los dos nos parecía impresionante».
En esta ocasión han optado por presentar una selección de únicamente dos creadores, para poder mostrar con mayor detalle a sus artistas. «Para que un coleccionista pueda entender tu propuesta, necesita más información. No puedes ir con una o dos piezas porque no captas al coleccionista», indica.
Ese será su principal objetivo, ya que en Ponce+Robles tienen más que asumido que no es el momento idóneo en España para el arte. Las instituciones han recortado al máximo sus inversiones y los coleccionistas españoles, aparte de ser escasos, tienen especial cuidado a la hora de comprar. Robles espera poder llevarse «una sorpresa», aunque no es nada optimista de cara a las ventas.
La representación de Maíllo gira en torno a la serie «Detroit», en la que el autor madrileño se acerca a una realidad que le preocupa, que le quita el sueño, como puede ser su ciudad natal, Getafe. Maíllo dice que Detroit podría ser Baltimore -con la ingeniería que ofrece la serie The Wire, pero también Getafe. Demuestra su enfado a través de la pintura, con una visión parcial, aunque consigue una obra sólida, madura y honesta. No hay rastro de pinceles ni de brochas en sus obras, sino huellas que muestran su técnica. Apoyó los lienzos y caminó por encima, pisándolos y arañándolos, hasta llegar al fondo de su esencia. Explica sus errores y por eso deja a plena vista los tachones, borrones que sirven de recuerdo de lo que debe volver a hacer. Recurre a su habitual caos usando palabras, aunque con una paleta de colores más limitada que en ocasiones anteriores.
Hidalgo-Anastacio llega a Madrid con varias obras de sus conjuntos «Transmutation Mensura Series», «Gradient» y «Utopografía», en los que propone tres juegos diferentes de medidas, colores y formas. «Gradient» es un ejercicio tonal que establece un diálogo con la abstracción, mientras que «Transmutation Mensura Series» cuestiona el código cultural de las medidas, estableciendo un paralelismo entre las medidas de longitud y de área con las de la yarda inglesa. «Utopografía» es una colección de dibujos en tinta sobre papel realizada a partir de un modelo elaborado mediante mapas y planos de un lugar determinado.
Pese a sus diferencias, tanto Maíllo como Hidalgo-Anastacio toman lo pictórico como punto de partida. Usan elementos contemporáneos para llegar a la idea que quieren transmitir. «Son artistas muy jóvenes que hacen arte de hoy, tanto en las reflexiones como en los temas que tratan», aseguran desde la galería.
Acciones paralelas
Las muestras de la Feria no serán las únicas actuaciones que realizará Ponce+Robles durante ARCO. En su sede de la calle Alameda, Avelino Sala expondrá «Locked-in sindrome», en la que practica todas las disciplinas: vídeo, instalación, fotografía, escultura y una vuelta al dibujo. La exposición toma como pieza central la tradicional capa española, colgada de una soga. Junto a esta, otras obras que pretenden hacer reflexionar al espectador, pero no solo por el momento actual sino por el pasado y por la necesidad de una revisión política de la historia a través de un proceso de reescritura.
Por otro lado, Matadero Madrid ejercerá de anfitrión para la exposición de Esther Pizarro -también artista de la galería- titulada «Un jardín japonés: Topografías del vacío». Se trata de un jardín seco rodeado de un mar de sal, en el que las ocho regiones que componen el mapa de Japón se han convertido en islas, abriendo camino entre medias a un pasillo por el que pueda pasear el público. Todos los componentes exportan un simbolismo y unas normas que dan un significado a cada uno de ellos.
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