Roberto Herrscher: «Me hice periodista por la Guerra de Malvinas»
Antes de ser periodista, escritor y profesor universitario, Roberto Herrscher fue soldado. Con 19 años participó en la Guerra de Malvinas, que enfrentó a su país, Argentina, con Reino Unido. Fruto del conflicto decidió hacerse periodista. «Al volver, fundé con otros excombatientes un grupo contrario a la guerra. A partir de ese momento, empezaron a entrevistarme. Vino la televisión australiana, el New York Times e incluso el inglés The Sun. Hablé de los maltratos y el racismo del que fui testigo cuando estuve prisionero, pero eso al Sun no le interesó. Sin embargo, cuando conté que los argentinos no nos daban de comer sí quisieron escuchar. La historia ya la tenían escrita, la moraleja de la fábula también, solo necesitaban declaraciones», narra Herrscher.
Fue en ese momento cuando se dio cuenta de que él quería contar su historia de la guerra sin la contaminación y los intereses que mueven a los medios. «Publiqué mi historia en el suplemento juvenil de Clarín, Sí! y desde entonces, hace ya 28 años, soy periodista». La moraleja, y el camino que sigue desde entonces, es el de no olvidar «cómo se sentían del otro lado, para no hacer lo que hicieron conmigo», concluye.
Herrscher asegura que la guerra lo hizo crecer de golpe. «Cuando volví y me visitaron mis amigos del colegio sentían que venía de otro planeta, había madurado diez o veinte años», recuerda. Sus vivencias en la guerra le hicieron regresar con sentimientos que «tardaron mucho tiempo en irse: la rabia, la furia por mis muertos, chicos de 18 o 19 años», lamenta. Entre esos jóvenes estaba Juan Ramón Turano, un salteño (de la provincia argentina de Salta) que falleció durante uno de los peores bombardeos. Roberto recuerda el llanto de su madre, cuando una vez acabado el conflicto recibió una carta en la que llamaban a su hijo a continuar el servicio militar. «Mi hijo está muerto», explicó entre sollozos la señora. Turano se convirtió entonces en el personaje sobre el que Herrscher empezó a investigar.
Su historia de la guerra vio la luz en otras publicaciones, como Los viajes del Penélope. El Penélope era el nombre del «barquito» de 16 metros de eslora a bordo del que lucharon los niños soldados. «Éramos siete personas en el barco menos aguerrido y militar», recuerda.
Herrscher volvió a Malvinas para contar su historia durante la guerra, la que él vivió y sobre la que nunca le preguntaron. Sus trabajos e investigaciones se enmarcan dentro del periodismo narrativo, esa rama de la profesión que permite contar historias reales usando herramientas literarias. «Se suele pensar erróneamente que las preguntas claves del periodismo (qué; quién; cuándo; dónde y por qué) son abolidas en el periodismo narrativo. Simplemente se trata de otra forma de contestarlas», asegura.
Teoría de los cuatro evangelistas
Herrscher ha elaborado una teoría que explica el particular modo que tenemos de ver y afrontar la realidad partiendo de los cuatro Evengelios escritos por San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan. En el Nuevo Testamento se cuenta la misma historia cuatro veces. Las diferencias en el relato, según quién lo escribe y cómo lo hace, le han servido a Herrscher para identificar a cada evangelista con una profesión, aunque en el fondo siempre hay un periodista detrás de todos ellos.
Así, para él, «San Mateo es abogado». «Empieza enumerando, da nombres y recurre al verbo «engendró» para demostrarle a su público, los judíos en este caso, quién es el Mesías», señala. «Por eso, escribe como abogado, ya que construye un argumento e intenta convencer».
Genealogía de Jesucristo (Lc. 3. 23-38)
1:1 Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.
1:2 Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos
San Lucas es el «historiador». «Cuenta la historia del ángel que le dice a Zacarías que tendrá un hijo: Juan. Está interesado en los antecedentes, en la historia, es el que da más detalles», asegura Herrscher. «Se aprecia la estructura de una tesis doctoral. Primero, incluye los antecedentes bibliográficos; luego dice lo que siempre hay que decir: «Otros lo contaron, pero yo lo contaré mejor»», explica. «Y además, demuestra el método: decide contar la historia de forma completa, de principio a fin. No nos convence de su argumento sino que pone su propias credenciales, como buen historiador, sobre la mesa».
1 Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros,
2 tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra…
San Juan es «poeta y filósofo». «No empieza con la promesa de convencernos, tampoco nos cuenta la historia desde el principio; Jesús para él no es un hombre o un Dios, es una voz». En el caso de San Juan, «se trata de una religión de retórica, no de hechos, donde la palabra es la protagonista».
1:1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
1:2 Este era en el principio con Dios.
Por último, San Marcos es «periodista». Pero periodista narrativo. «Empieza con una escena, se abre el telón y el público, más que respuestas, tiene preguntas. Al presenciar y escuchar la escena el lector cuestiona: ¿Qué pasa aquí?. Y es ese el anhelo del periodista, que el lector te coja de las solapas y te pregunte qué pasa», asegura Herrscher. «Es el comienzo in media res. Mientras los otros evangelistas se pelean para saber cuándo empieza, San Marcos no piensa en el primer momento, sino en el momento clave».
1 1 Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios.
2 Como está escrito en el libro del profeta Isaías: Mira, yo envío a mi mensajero delante de ti para prepararte el camino.
3 Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos,
4 así se presentó Juan el Bautista en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados.
Herrscher compara esta forma de escribir con el Nuevo Periodismo, tal como lo definió Tom Wolfe: «Hay que hacer descripciones minuciosas, que uno sienta que por nuestra voz los personajes se corporizan», explica Herrscher recordando a Wolfe. «Se trata de historias que avanzan pero sin contarlo todo, y en la que se busca la comprensión más que la persuasión».
Son a juicio de este periodista, los grandes textos del periodismo narrativo, que recurren a metáforas «terrestres» y nos hacen pensar en escenas, los que no se olvidan, aunque pasen años. Y para él, ese periodismo no es una excepción de los medios que tienen tiempo y espacio, sino que es aquél que podemos encontrarnos todos los días, en unas pocas líneas y sin necesidad de recurrir a grandes historias.
UN LIBRO | «Hiroshima», de John Hersey |
UNA PELÍCULA | «Brokeback mountain», de Ang Lee |
UN ESCRITOR | Elena Poniatowska |
UN ACTOR/ACTRIZ | Carlos Hipólito |
UN PAÍS | Guatemala |
UNA CIUDAD | Barcelona |
UN LUGAR VACACIONES | Estambul |
UN PERSONAJE | Desdémona |
UNA NOTICIA | La muerte de Pete Seeger |
UNA VIRTUD NECESARIA | Paciencia |
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Me emociona ver en el rostro actual de Roberto Herrscher los rasgos del adolescente que fue mi alumno de castellano y literatura en la Escuela San Juan de Martínez. Serio, concentrado, reflexivo, estudioso, buen lector eran cualidades poco frecuentes en el grupo turbulento de jóvenes que poblaban las aulas. Recuerdo que al preguntar en un momento a algunos qué carrera iban a elegir al terminar la escuela secundaria, él no dijo nada entre tantos que apuntaban a ingeniería, economía, derecho. Y cuando el grupo se estaba disolviendo le dije: «Te imagino estudiando humanidades», y él sonrió. Ahora me regocija leer sus artículos en la revista «Ñ» y saber que
su estilo claro, emocional y a la vez contenido se corresponde con aquel chico ejemplar que no he olvidado.