Ana Fuentes: «Hay que tener estómago para leer el periódico»
Nunca se sabe si la vida puede convertir esa palabra tan manida, emprendimiento, en un imperativo. Así le ocurrió a la periodista Ana Fuentes y a cuatro de sus compañeros en La Opinión de Granada, cuando un hombre con corbata les dijo que ya no hacía falta que escribieran el periódico del día siguiente.
Se quedaron en paro y, en medio de la vorágine ideas tecnológicas que pretenden lidiar con la crisis del periodismo, este grupo de irreductibles apostó por una vieja idea que podría resultar revolucionaria: la de contar historias que le preocupan a la gente. «He hecho mucho periodismo a lo largo de mi vida y nunca he sido tan feliz como ahora, con el periodismo de barrio», asegura Ana Fuentes, que es periodista desde hace 20 años y ha pasado por El País y El País digital, entre otros.
El pequeño grupo se lanzó a fundar una empresa para financiar una revista de periodismo de barrio: y nació GranadaiMedia, una revista digital de periodismo hiperlocal centrada en la actualidad de 6 barrios de Granada. Se abrió en mayo de 2011 y tiene más de cuarenta mil visitas mensuales. No es un volumen exagerado, pero tiene un destinatario muy fiel que no lee historias similares en las páginas de ningún medio.
¿Qué ofrece GranadaiMedia?
En cada uno de los seis barrios tenemos un periodista que además es vecino de allí. Por eso conocen sus problemas, sus historias, y además tienen una relación con las fuentes, los otros vecinos, mucho más rica y próxima que en el periodismo tradicional. Y además las fuentes son los lectores.
Además, tenemos dos blogs de temática granadina: uno de vídeos de vecinos y otro de periodismo de datos, donde hemos sacado las cifras del aeropuerto de Granada para ver si era rentable, o una comparación entre los salarios de las mujeres y los hombres. Además, nuestros lectores pueden convertirse en amigos de GiM (GranadaiMedia) para recibir cada mañana un boletín de noticias, con información de otros medios.
¿Cómo se financia?
Muchos medios hiperlocales tienen el problema de la financiación. Nosotros hemos fundado una cooperativa, y como tal una empresa, que presta servicios de información y comunicación para mantener GiM. Además, hemos pensado que el medio tenía que generar ingresos. Así que le dijimos a los suscriptores del boletín de noticias que si no era por medio de una donación de 30 euros al año, iba a ser difícil mantener la página. También sorteamos entradas a salas de conciertos y teatro. De momento, hemos multiplicado por tres la cantidad recibida en comparación con otros años.
¿Qué tipo de historias contáis?
Rescatamos historias de vecinos, del barrio, y las mezclamos con reivindicación o incluso con personajes históricos. Hemos hablado del último barbero de El Albaicín, de calles mal asfaltadas o que la madre de Lorca era «greñúa» (del barrio de El Realejo) y del «Héroe del Realejo». También hemos conseguido cosas. Por ejemplo nos dimos cuenta de que Google Street View no había entrado al barrio de La Paz. Y pensamos que si Google no entraba en el barrio, imagínate los políticos y las administraciones. Tiempo después de publicarlo en un artículo, Google entró. Fue una victoria. También hablamos de un cambio de rutas de autobús que dejaba sin cobertura centros neurálgicos de un barrio. Se recogieron firmas y al final el concejal de movilidad se reunió para modificar las rutas.
Creo que este es el papel del periodista. Darse cuenta de que hay algo que afecta mucho a los vecinos y contarlo. Si la gente se moviliza y la administración escucha… Al final se consiguen las cosas y merece la pena.
Entonces, ¿qué tal os lleváis con la administración de Granada?
Bueno, estamos en frente. Somos muy cañeros, y los políticos se van dando cuenta de que nuestra responsabilidad es estar al lado de los vecinos. Así que tenemos una relación complicada. Pero bueno, somos libres, no nos ponen dinero y no nos pueden llamar para que cambiemos nada.
¿Crees que vuestra idea es exportable a otras ciudades?
Sí. Cada ciudad tiene sus peculiaridades, pero yo creo mucho en este modelo. La gente quiere saber lo que pasa en el barrio y los pequeños comercios, que se están muriendo por la presión de las grandes marcas, necesitan anunciarse.
¿Crees que esta idea puede combatir a la crisis del modelo periodístico?
La publicidad ya no sostiene, pero también hay una crisis de credibilidad. Los periódicos de hoy te dan algo que la gente ya sabe desde el día anterior. Cada día hay menos periodistas en las redacciones, casi todo son teletipos y notas de prensa, y no hay diferenciación entre los periódicos. La gente siente desapego por eso. Y hay demasiada institucionalización de los medios. Al final hay que tener estómago para leer el periódico. El periodismo se ha alejado de lo que realmente le importa a la gente.
Nosotros apostamos por internet porque creímos en ese modelo y porque no teníamos mucho capital. Nos gustaría hacer una revista en papel, pero de momento es imposible.
¿Cuál es el ingrediente básico de una buena historia?
Es el personaje que tenga detrás la historia, sobre todo, cuando hay un desenlace propicio o bueno para el barrio. Lo del Héroe del Realejo es un historión, parece un cuento, pero es la pura realidad, no hay un ápice de exageración. Nostros trabajamos con honestidad, es la clave para contar historias. Además, cada uno de los seis barrios tiene su propio sabor y el toque de cada uno de nosotros. Somos como el editor de nuestro barrio, le damos nuestro enfoque, nuestra manera de pensar. El periodista de El Albaicín es una persona muy preocupada por el patrimonio. En El Zaidín hay una chica muy idealista y luchadora, que se involucra con los vecinos en las reivindicaciones. El Realejo es más cultureta.