¿Se debe implantar el muro de pago en internet?

El periodismo solo se salvará si logra la independencia económica. Es la sumisión total a los ingresos publicitarios lo que ha hecho que la profesión haya caído en el abismo arrastrada por las cifras de los anunciantes. Si el periodismo quiere protegerse, debe volver a crear valor por sí mismo y animar a los lectores a que financien el periódico con su dinero. El pago por artículo ayudaría a dignificar una profesión en la que los sueldos cada vez son más bajos. Los periodistas no podemos exigir salarios dignos sin pretender que no haya nadie que pague por lo que hacemos. Además, el lector adquiriría autonomía y responsabilidad y decidiría qué tipo de periodismo quiere financiar y qué temas no merecen su dinero. No puede valer lo mismo un reportaje elaborado por un profesional de un medio con credibilidad que un «copia y pega» de un blog. El esfuerzo y la calidad tienen que reconocerse, tanto a nivel personal como material. Si no, nos arriesgamos a que el periodismo caiga en brazos de la caridad y el altruismo y deje de ser considerado una profesión seria. El muro de pago elevaría el nivel de autoexigencia de los periodistas, que tendrían la obligación de hacer artículos de alta calidad por los que merezca la pena pagar. Periódicos de solvencia indiscutible como Bild Zeitung o The New York Times ya han establecido muros o cotas de pago.

Tener un debate sobre si los muros de pago son la respuesta a la rentabilidad de un medio de comunicación en pleno 2014 demuestra que los periodistas aún no hemos asumido verdaderamente lo que significa para la profesión la era digital. La transición del papel a la web no es un mero traslado de formato. Es una revolución de arriba a abajo del flujo de información en la que los periodistas no somos los poseedores únicos de toda la información. Alguien ha tirado de la alfombra sobre la que los periodistas estaban demasiado despistados para darse cuenta del inminente declive de periodismo impreso. Aturdidos por golpe, estamos aún vagando desorientados sin saber cómo adaptarnos a estar los últimos en la cola de la información. Pagar por noticias en la red es un hecho innegable. Pero pedir que los lectores, no, usuarios y participantes, desembolsen una cantidad fija de dinero sin habernos ganado de nuevo su confianza no es el camino que nos devolverá la reputación perdida.
