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Gervasio Sánchez: «Para transmitir con decencia tienes que sentir el dolor de las víctimas»

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Gervasio Sánchez (Córdoba, 1959) siempre vuelve a los lugares donde otros fueron infelices. Las fotos de este veterano reportero son la radiografía del dolor, pero también de su superación. Condensa en blanco y negro todo lo atroz y lo esperanzador que compone la esencia del ser humano. Su obra nunca tiene un final cerrado.

Su carrera profesional está marcada por dos líneas de trabajo: el seguimiento a personas mutiladas por explosiones de minas y la investigación de los casos de personas desaparecidas.

En la cobertura de conflicto bélicos los periodistas caen como si fueran paracaidistas de otro ejército en combate. Parece que ellos tuvieran su propia guerra, marcada por la inmediatez y la premura, retirándose de la batalla en cuanto la intensidad informativa decae. Sin embargo, las historias fotografiadas y escritas por Gervasio Sánchez son fruto de un seguimiento sostenido en el tiempo, no de un ejercicio de paracaidismo. Su objetivo capta a la víctima de un mina poco antes de una amputación y ese mismo objetivo continuará captando instantes a lo largo de los años. «Cuando hablo de fotografía también hablo de periodismo literario. La foto es como una crónica», afirma Gervasio Sánchez. Es el ejemplo de Adis, un niño de 9 años afectado por la explosión de una mina en el cerco de Sarajevo. Los fragmentos atrapados muestran a un Adis a punto de ser operado con un pronóstico muy grave; Adis unos meses más tarde; Adis con su madre; Adis con su abuela; Adis en una operación de cirugía estética en Barcelona para borrar las heridas de su piel; Adis con su novia; Adis con su mujer; Adis con 32 años y su primer hijo…. Relaciones que se mantienen durante más de 20 años, como en el caso de la mozambiqueña Sofía, una niña mutilada cuando la conoció y hoy día madre con hijos.

El objetivo sobre gente corriente

«En el cerco de Sarajevo buscaba fotos de la vida cotidiana. Fue descubrir que en la guerra era más importante contar cómo los civiles se organizaban en el caos», cuenta Sánchez. Fruto de esta concepción del periodismo, que pone en el centro a las personas corrientes y cuyas historias se perderían entre páginas dedicadas a hombres trajeados o de uniforme es una afirmación que sacaría de quicio a más de teórico de la información que quizá nunca haya ejercido: «¿Cómo se puede ser objetivo cuando tu medio está implicado hasta las cachas con el poder? Hay que intentar ser lo más honesto posible». Y un aldabonazo en la conciencia de cada reportero en potencia, donde siempre parecen habitar grandes nombres cargados de fama y prestigio: «Ir a documentar la guerra como una aventura, para ganar premios, es una falta de respeto para las víctimas. Si no estáis dispuestos a sufrir el dolor de las víctimas en vosotros mismos, nunca vais a transmitir. Algo de ti muere en cada conflicto armado».

Dicen que los reporteros de guerra acaban perteneciendo al «Club de las cuatro D»: depresivos, drogadictos, dipsómanos y divorciados. Las muertes periódicas vividas en Centroamérica, Asia, África y los Balcanes podrían haber acabado definitivamente con la salud mental de Sánchez, haciéndolo miembro de honor del «Club de las cuatro D». Sin embargo, es capaz de afirmar: «después de tantos años trabajando en zonas de conflicto, no he ido al psicólogo o al psiquiatra». Esto se consigue con un gran sentido de la realidad, con el apego a las personas e instituciones periodísticas que de verdad te aprecian, como el «Heraldo de Aragón», donde colabora desde 1987. «Porque me tratan con respeto». «He buscado formas de defenderme de la guerra porque he visto muchos horrores. La técnica es hablar claro siempre. Esto me ha permitido estar tranquilo conmigo mismo y llamar hijo de puta a quien creo que lo ha sido», afirma contundente el fotógrafo.

Junto a las «Vidas minadas», casi toda la trayectoria profesional de Gervasio Sánchez está ligada a los desaparecidos. La exposición de fotografías que vio la luz en 2011 empezó a echar raíces cuando Sánchez todavía era estudiante y miembro de Amnistía Internacional: «Mi primer trabajo sobre los desaparecidos de Argentina lo hice en la universidad y el proyecto fotográfico se acabaría presentando cuando ya había cumplido los 52 años».  Al poco de terminar la carrera y con dinero de su bolsillo, Gervasio Sánchez se marchó a Centroamérica a ver en primera persona los conflictos. «Si queremos ser alguien en el periodismo, tenemos que ir a ver las cosas directamente, ir al sitio donde está la noticia. Hay que hincar la rodilla y llenársela de lodo», cuenta Sánchez al recordar sus inicios en hoteles llenos de mosquitos y paredes de papel.

Periodismo de verdad

Según afirma, empezó en el periodismo para «poder cambiar el mundo, implicar a los ciudadanos, denunciar y conseguir que el sufrimiento de la población sea menor», pero sin una visión ingenua o utópica de la realidad humana: «Si creemos que algún día vamos a vivir sin guerras estamos equivocados. Habrá guerras siempre porque la guerra es un gran negocio». Para él, dejarse llevar por el dinero es lo que ha puesto en crisis al oficio: «El colapso entre las obligaciones de los periodistas de limitar al poder no empieza con la crisis, sino cuando más ganó el periodismo, cuando las grandes empresas empezaron a poner dinero en los periódicos».

Durante su visita al Máster de ABC, Gervasio Sánchez dejó dos recomendaciones a los futuros periodistas. La primera, que hay que aprender en a decir «no a lo que atente contra los principios básicos del periodismo, no a las complacencias con el poder, no a negar la investigación. Tendrás muchos problemas si lo haces, pero a los 50 años podrás mirarte al espejo sin insultarte»; la alternativa, tragar con todo lo que el redactor jefe de turno quiera y acabar justificando tus actos, en un ejercicio de amarga autocompasión.

La segunda sugerencia fue una invitación a la especialización y a la exigencia con la propia formación, en un mundo laboral donde todo es casa vez más difícil: «Si alguien con 18 años me dijera, ‘¿qué te parece si hago periodismo?’, no le diría que no lo hiciese. Le diría: aprende inglés y un idioma poco conocido como árabe, chino o ruso. Y especialízate. Tenemos que ser los mejores en lo nuestro: tribunales, politología, sucesos… y con eso pensar en nuestro propio proyecto. Si no, lo vas a tener muy complicado».

 

UN LIBRO «Pedro Páramo», de Juan Rulfo
UNA PELÍCULA «Ciudadano Kane», de Orson Welles
UN ESCRITOR Franz Kafka
UN ACTOR/DIRECTOR Bette Davis
UN PAÍS Todos los que no conozco
UNA CIUDAD Córdoba
UN LUGAR VACACIONES El mundo
UN PERSONAJE Ignacio Ellacuría
UNA NOTICIA La paz para siempre
UNA VIRTUD NECESARIA La perseverancia

 

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Un comentario en «Gervasio Sánchez: «Para transmitir con decencia tienes que sentir el dolor de las víctimas»»

  • Tuve la inmensa suerte de conocer a Gervasio Sánchez en Alicante, hace muchos años . Presentamos su exposición de » Vidas Minadas» y contamos con su presencia. Puedo decir que es una persona excepcional. Como fotógrafo, a parte de muy bueno, muy comprometido.

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