Cementeras, última estación de la basura
Cada español genera 464 kilos de basura de media al año. De ellos, el 27 por ciento se reciclan y el 63 por ciento terminan en el vertedero. ¿Qué ocurre con el 10 por ciento restante? Las nuevas tendencias sobre gestión de residuos caminan hacia la incineración en plantas específicas como la de Valdemingómez, en el municipio madrileño de Rivas. Con la crisis del ladrillo, cementeras como El Alto (en Morata de Tajuña) se han visto obligadas a abaratar costes y han encontrado un filón en la quema de desechos para reducir la cantidad de combustible que utilizan para fabricar cemento.
El Grupo Cementos Portland Valderrivas –a la que pertenece El Alto– recibió el pasado mes de septiembre la autorización definitiva de la Comunidad de Madrid para comenzar la quema de basuras en sus instalaciones. Esta resolución autoriza a la fábrica a quemar residuos denominados «no peligrosos» en sus instalaciones para fabricar cemento gris. «Reducir, reciclar, reutilizar y, en el último de los casos, incinerar». Así de tajante se muestra Lorenzo Mora, el presidente de la Asociación de Vecinos de Morata de Tajuña, que desde hace diez años es la cabeza visible de las protestas contra los planes de incineración de basura de la cementera morateña El Alto.
La producción de Cementos Portland Valderrivas se ha visto reducida en un 70 por ciento desde el año 2007. El Alto tiene capacidad para fabricar 1.200.000 toneladas de clínker, el principal componente para producir cemento. Esta cementera quema cada año 900.000 toneladas de residuos, el triple que la incineradora de Valdemingómez, que no produce cemento.
El material utilizado para calentar las calderas donde se fabrica el cemento, que pueden llegar a medir 90 metros de longitud, es coque de petróleo. «En un principio, este material ha sido sustituido en un 25 por ciento por residuos, que al incinerarlos generan calor», explica Lorenzo Mora. Aunque se reduzcan las cantidades de mercurio que emite este combustible fósil, las dioxinas y toxinas de los residuos serán «más perjudiciales tanto para la salud como para el medio ambiente».
Problemas para la salud
Los materiales que tiene permitido quemar son harinas cárnicas, plásticos –incluidos PVC–, fragmentos de vehículos, CDR –unas bolas minúsculas fabricadas a partir de los residuos del cubo de la basura–, biomasa, lodos de depuradora y neumáticos usados.
Con motivo de la actividad de las incineradoras, la cantidad de metales pesados encontrados en el suelo en un radio de tres kilómetros aumenta de manera muy significativa. Así lo indica el estudio independiente del investigador del CSIC Fernando Palacios Depósitos de metales pesados en el entorno de incineradoras y fundiciones. En el mismo sentido, el Instituto de Salud Carlos III demostró –en un estudio publicado en la revista Enviroment International– un exceso de mortalidad por cáncer en la población en un área de cinco kilómetros alrededor de las fábricas. «Morata se encuentra a 2,8 kilómetros de la fábrica El Alto», concreta Mora.
El estudio de la Fundación BBVA Atlas de mortalidad en municipios y unidades censales de España va más allá. Ya en el año 2004, indicaba que las mujeres morateñas son un 301,61 por ciento más propensas a sufrir enfermedades crónicas de las vías respiratorias y, los hombres, un 116,64 más que la media de los municipios españoles. «Este estudio pone de manifiesto las consecuencias que ha tenido el mercurio que emite el carbón de coque de los hornos de la cementera», explica Mora. Además, como también refleja el análisis, la tasa de mortalidad en hombres y mujeres del municipio por afecciones respiratorias era del 54,38 y del 102,10 por ciento, respectivamente. «En unos años veremos las consecuencias de las toxinas de la quema de neumáticos, por ejemplo, que se viene dando desde septiembre en El Alto», concluye el presidente de la Asociación de Vecinos.
Desde el Ayuntamiento de Morata de Tajuña quieren desmentir «el alarmismo» originado ante esta nueva situación. El concejal de Medio Ambiente, Pablo de Oteo, hace hincapié en que los informes de la Comunidad de Madrid indican que los residuos autorizados a incinerar en El Alto están considerados como «no peligrosos». Desde la Asociación de Vecinos se denuncia que en el año 2001 el actual equipo de gobierno, en la oposición por entonces, se opuso a la quema de residuos en la fábrica. De Oteo señala que en ese año sólo dos cementeras realizaban esta actividad y, que en el año 2012, «ya lo hacen 31 de 35» de las existentes en España. Además, añade que las mediciones que realiza la empresa son periódicas y que los únicos parámetros que han sobrepasado los límites han sido «algunos gases de manera residual».
Como afirma Lorenzo Mora, los estudios oficiales que miden los niveles de partículas contaminantes «nacen distorsionados». Asegura que la cementera tiene constancia de que se van a realizar mediciones con 40 días de antelación. «Ante esto, reducen la potencia de los hornos al mínimo para entrar dentro de los valores». El Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes recoge cantidades por encima de los límites permitidos de mercurio, benceno y de cianuro de hidrógeno, «elementos muy tóxicos y peligrosos para la salud». «Queremos que las mediciones se realicen sin previo aviso, para conocer los parámetros de emisiones reales de las actividades de esta empresa», concluye el vicepresidente González. Ante esta afirmación, Ernesto Ferrer Calvo, Jefe de Medio Ambiente del Grupo Cementos Portland, se muestra tajante. «Desde la concesión, la Consejería de Medio Ambiente ha realizado siete inspecciones y todas sin previo aviso». Además, añade que el resultado de todas las inspecciones cumplen «estrictamente» con los requisitos legales.
En Alemania, Holanda, Noruega o Austria, el porcentaje de sustitución de combustibles fósiles –como el coque de petróleo– por alternativos es superior al 60 por ciento, muy por encima de la media española, que se sitúa en el 22,4. «Las administraciones deberían apoyar planes a favor del reciclaje», comenta Mora. Los responsables de la Asociación de Vecinos de Morata de Tajuña admiten que en la actualidad se está trabajando en contra de la reutilización. Comparten con la cementera en que hay que trabajar por reducir el más de 60 por ciento de residuos que terminan enterrados en los vertederos. «El lodo de depuradora podría ser utilizado para abonar campos cuya finalidad no sea el consumo humano», ejemplifican. Lamentan, aunque admiten con resignación, que las administraciones «no se quieran dar cuenta» de los peligros que conlleva la incineración de residuos.
[twitter_follow username=»@dnebreda_» language=»es»]
Pingback: Cementeras, última estación de la basura | Portal de las Culturas