El cuarto poder en Almirante 23
Todo negocio familiar tiene una historia que contar. La tienda Almirante 23, ubicada en la calle del mismo nombre, no es una excepción. Las paredes de su almacén narran 93 años de historia a partir de las páginas del periódico ABC.
La colección tiene archivos desde junio de 1903 hasta 1995 y está organizada por décadas en las estanterías. Silvia de la Torre, es quien actualmente regenta el local. La administradora capitanea un negocio familiar de renta antigua, que ya va por la tercera generación. Almirante 23 lo fundó su abuelo Agustín en 1967 como un local especializado en la venta de cuadros, muebles y piezas de arte. Fue su hijo Ángel quien decidió dar un nuevo giro para que fuese más dinámica y abierta al público. Ahora se ha convertido en una tienda para coleccionistas donde pueden encontrarse postales (más de 3 millones), carteles, muñecas o incluso documentos que datan del siglo XVII.
En el entorno de Silvia, es común que los negocios sean traspasados de padres a hijos, pues «al fin y al cabo siempre vas a fiarte más de tu propia familia que de un extraño». Afirma que lo que más le sedujo para continuar Almirante 23 era no saber lo que le depararía un día de trabajo. Desde pequeñita fue poco a poco «entrándole el gusanillo de la tienda» al ayudar a su padre a envolver cajas cuando Silvia terminaba el colegio.
Pero no solo hay ejemplares del centenario periódico, fundado por Don Torcuato Luca de Tena en 1903. Tebeos, revistas como Blanco y Negro, y periódicos como El País forman parte de los más de 10.000 ejemplares de medios impresos que poseen.
La colección es tan grande que ni la propia Silvia sabe cuántos ejemplares tiene. Un material tan grande es difícil de organizar y clasificar. «Hace un año estuve un mes para reestructurarlo todo de nuevo. Si no lo organizas, es como si no lo tuvieras», afirma Silvia. Confiesa que dispone de tanto material que constantemente descubre de nuevo cosas que no recordaba tener. Suele concentrar la tarea de clasificación durante los meses de verano cuando hay menos actividad en Almirante 23.
Desde hace 30 años, Silvia ha obtenido su colección a partir de la gente que se acercaba a que le pusiesen un precio por sus ejemplares y venderlos en la tienda. Afirma que normalmente suelen ser particulares que van al local, porque la gente lo suele tener en casa, como herencia de sus bisabuelos o abuelos que decidieron conservarlos.«Una vez hubo un señor que había tenido los ABC toda la vida desde los 70 y me trajo cinco cajas de cartón de periódico».
Un periódico de los años 50 en adelante suele estar valorado en unos tres euros, pero los «superantiguos» llegan hasta los 20 por ejemplar. Silvia comenta que no los cotiza mucho porque se venden muy despacio y necesita de una fecha especial para ser atractivos, como la fecha de un cumpleaños. «De 30 diarios vendes uno y puede tardar un año», añade.
El principal reclamo para su venta es servir de ambientación en series o películas. Los jefes de decoración o regidores son quienes más demandan periódicos que luego aparecerán en series como «Cuéntame cómo Pasó» o «El Secreto de Puente Viejo». «Es un recurso facilísimo que te lo pidan para ambientar cualquier tipo de película. Por ejemplo una peluquería tiene que tener algún periódico o revista de la época».
«Tocar» el pasado
La magnitud de la colección empieza a vislumbrarse en cuanto los ejemplares se sacan poco a poco de sus cajas de Panrico, cedidas por una panadería de al lado. El vértigo y respeto máximo aparece cuando se palpan las páginas del número más antiguo que se conserva, publicado el 23 de junio de 1903. El pulso se vuelve tembloroso ante el miedo de dañar material impreso con más de un siglo de antigüedad. Los primeros pasos de la publicidad, y los grandes acontecimientos de la época, como el proyecto de remodelación de la Gran Vía se suceden entre sus páginas. Detalles de gran interés se agolpan en la portada. En uno de sus espacio se invita al profesional o aficionado de la fotografía a que aporte su material al periódico sobre «algún asunto de interés y de palpitante actualidad».
Con el paso de las décadas, los textos poco a poco perderían su absoluto protagonismo para conformar un dúo imparable junto a la fotografía. Las secciones se harían cada vez más nítidas, el formato cercano siempre a la revista se mantendría, al igual que la apuesta por la imagen única como portada.
El negocio de la familia De la Torre continúa en pie tras más de 40 años. Habrá días buenos y malos, pero de momento cada mañana Almirante 23 mantiene sus puertas abiertas para futuros clientes. Entre las paredes de su almacén se hallan incontables periódicos que, a través de sus redactores, han narrado la historia del presente durante el siglo XX.