Cabellos de plata en los apartamentos de Retiro
Alfredo Vallejo, octogenario, vio hace unos años cómo sus bienes fueron embargados por el banco por culpa de la estafa de su socio. Él y su mujer, ya jubilados y con más de sesenta y cinco años, perdieron hasta la casa de campo. Ana Alarcón, de 75 años, también dijo adiós a su hogar por el impago de las deudas contraídas por su marido. Los asistentes sociales de sus respectivos barrios les consiguieron una plaza en los apartamentos para mayores en la calle José Martínez Velasco número 22, ubicados en el distrito de Retiro. Viven allí desde entonces.
Ana, Alfredo y su mujer ocupan tres plazas dentro de las treinta y dos disponibles en los veinticinco apartamentos en Retiro. La oferta se extiende también al distrito Centro, con sesenta y ocho posibles en los cuarenta y un apartamentos de la zona. Estas viviendas se caracterizan por permitir la total autonomía de sus inquilinos en su vida diaria, además de ofrecer asistencia las veinticuatro horas a cargo de un trabajador social y auxiliares de geriatría.
Alfredo, está «encantado en todos los sentidos» desde que obtuvo plaza para él y su esposa hace dos años . Una de las particularidades de estos alojamientos es la total libertad para incorporar los muebles que uno desee. «Al llegar me dijeron: podéis traer y quitar lo que queráis». Valora la constante atención del personal: «Si a las 12 del siguiente día no hemos bajado la calle, te llaman y te preguntan si estás bien».
Otra de las facilidades es que pueden abandonar la vivienda durante cuarenta y cinco días máximo al año y tienen a su disposición el servicio de lavandería y diferentes actividades, como excursiones, organizadas en el centro. Hay un programa de todas ellas que se plantea en enero y se lleva a cabo durante todo el año.
La subdirectora general de Mayores del Ayuntamiento de Madrid, Ana Buñuel, define estos apartamentos del distrito de Retiro como «residencias para personas válidas». A diferencia de otros centros, estos están destinados a personas que puedan manejarse de manera autónoma pero que «tienen algunos problemas sociales y no disponen de otra vivienda». Por el contrario, las residencias de mayores están pensadas para ancianos que tienen un deterioro físico y cognitivo importante.
Retiro, con 118.743 habitantes, es el tercer distrito más envejecido de la ciudad según datos estadísticos (revisados a 1 de enero de 2014) del Ayuntamiento de Madrid. Concretamente, el 24,11% de su población tiene más de 65 años; 9.853 octogenarios. El primero puesto lo ocupa Moratalaz con el 25%, seguido de La Latina (24,91%).
El Ayuntamiento tiene otros dos tipos de equipamientos para mayores no residenciales: los Centros de Día y los Centros Municipales de Mayores. Los primeros, 101 en todo Madrid, son equipamientos sociosanitarios destinados a personas de la tercera edad con algunos problemas físicos o mentales como alzhéimer. Los Centros Municipales de Mayores, ochenta y nueve en total, ofrecen por su parte actividades de ocio y tiempo libre como aulas de informática y talleres de actividades.
Uno de los requisitos es tener cumplidos los sesenta y cinco años (en caso de cónyuges por lo menos sesenta), ser autónomo, no tener ninguna enfermedad de tipo contagiosa y sin acceso a un hogar estable. Luego tienen que abonar una cantidad variable según la pensión. «Si es un apartamento individual, la máxima aportación es 330,67 euros, si es doble 264,13», afirma la subdirectora. Siempre se busca que sea entre un veinte y un veinticinco por ciento de su renta personal per cápita (se tienen en cuenta todos los ingresos que pueda tener la persona).
Restricciones
El servicio tiene una serie de condiciones especiales. Una de ellos es que si bien los inquilinos pueden recibir en la casa a sus amigos y familiares, previa firma al entrar, ninguno puede quedarse a dormir. Ana Alarcón, 75 años, es una antigua «cantautora de circos y variedades» que fue conocida en su época con el nombre artístico de «Ana La caracola», se queja al respecto: «Tengo tres hijos pero no se puede quedar a dormir ni ellos ni nadie.» Su casa está salpicada de retratos de su marido y su familia, así como carteles en blanco y negro de finales de los sesenta que reflejan su pasado como domadora de escenarios. Uno de ellos es la Plaza de Toros de la Maestranza de Sevilla. Lleva entre ocho y nueve años en su apartamento y lamenta que no la dejen tener ningún «animalito» como un perro o un gato.
Respecto a estas limitaciones, la directora del centro integrado donde está el centro de día y los apartamentos, Elena Chávez, indica que «esto es un centro público donde tenemos que velar porque estén protegidos al ser una población vulnerable (…) no puede pernoctar nadie». Además recuerda que los centros de apartamentos son una concesión del ayuntamiento a una empresa privada, Serviger.«Al final es una concesión, no un alquiler. No puede disfrutar de los recursos alguien de fuera», asegura.
Para solicitar una plaza, se debe acudir al centro de servicios sociales más cercana de casa, treinta y seis en el municipio de Madrid. También se puede acudir a la web de madrid.es o llamando al 010 donde te informarán rápidamente cuál es tu centro más cercano, al que se puede solicitar cita previa. Una vez que se opte a una plaza, un trabajador social, por medio de un baremo y un sistema de puntos, situará en una escala al solicitante de una plaza. Las vacantes se producen cuando un mayor fallece o bien sufre un proceso de deterioro tan importante que es necesario alojarlo en una residencia, circunstancia que se comprometen a cumplir con su firma al ocupar la plaza.
Las instalaciones pensadas para la tercera edad serán reforzadas en los próximos meses. La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, anunció el pasado mes de enero, la construcción en el Barrio de La Estrella de un Centro Municipal de Mayores por importe de 1.100.100 millones de euros y la apertura en el mes de mayo de dos Centros de Día: el Nicanor Barroso (Moratalaz) y el de Fátima de Madrid en Puente de Vallecas. La existencia de este tipo de servicios ha sido fundamental para mayores como «Ana La caracola» y Alfredo: «Para nosotros esto ha sido el gordo de la lotería. Una suerte porque con mi jubilación, controlándonos, nos da lo suficiente», señala.
Muchas historias se cruzan entre las paredes de los apartamentos del distrito de Retiro. Una salida para muchos mayores que carecen de casa pero que mantienen la suficiente fortaleza física y mental para vivir de manera autónoma y construirse un nuevo hogar.
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