David Gistau: «El estilo no se puede comer a la noticia o al reportaje»
A diferencia de otros invitados, David Gistau (Madrid, 1970), no arranca con un monólogo su visita al Máster ABC-UCM. Prefiere enfrentarse directamente a las preguntas de los alumnos. En pocos minutos, una gran cantidad de temas comienzan a desfilar por el filtro de sus respuestas, que son rápidas, profundas y seguras. Desde Umbral a su relación con Francia pasando por el boxeo, pocos asuntos escapan a sus intervenciones. En menos de dos horas, David Gistau elabora una decena de columnas habladas.
Estudió periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, pero su paso por un pequeño colegio francés llamado Saint-Exupéry condicionó su formación. Fundado por «unas pocas familias», entre las que se encontraba la suya, le otorgó al columnista una marca de agua. «Con los españoles era un niño extranjero, vivía entre dos culturas», explica. Según sus palabras, sin esta educación marcadamente francesa «no se entendería nada» de sus columnas.
Unos años más tarde (no tantos), el periodista escribe columnas de opinión en ABC. Una vez dijo que escribir en esta cabecera era como «jugar en Anfield», el mítico estadio de fútbol del Liverpool. Se refería al encanto que posee un lugar por el que han pasado los mejores, ya sean equipos de fútbol o escritores literarios. «En ABC hay una gigantesca estela literaria que hace del periódico un lugar único», afirma Gistau. Que el periódico fundado por Torcuato Luca de Tena haya conseguido atraer a los mejores escritores de España durante más de un siglo constituye, para él, su verdadero «patrimonio».
Gistau ha pasado por otros medios de comunicación relevantes. Fue en «El Mundo» donde conoció a un referente para el periodismo literario como Francisco Umbral. El columnista no habla de él como de un amigo o de un colega, sino más bien de «un pariente». Conoció al Umbral de «puertas para dentro, el de las reflexiones y las ideas». Llegó a establecer con el autor de «Mortal y rosa» una relación similar a la del «típico nieto que visita a su abuelo». «Conmigo se quitaba la pose de escritor e intentaba vivir a través de mí, me preguntaba temas personales», recuerda.
ESTILO Y OPINIÓN
La referencia a Umbral enlaza la charla con la concepción del género de opinión. Gistau defiende dos cosas: «escribir con naturalidad y no autocensurarte». Cree que el columnista no habla en nombre de un periódico, sino «por sí mismo», y confiesa que su forma de escribir «ha cambiado mucho» por una razón muy concreta: «me he hecho mayor». Además de ello, aboga por adaptar el estilo a cada escritura.
«Cuando escribes corto resuelves un folio con tres o cuatro latigazos de estilo, pero cuanto más largo sea el texto más debes depurarlo», afirma Gistau. Defiende que la idea es más importante que el sello personal, por lo que no hay que consentir que el estilo «se coma al reportaje o a la noticia».
La opinión es un género que le permite escribir «con términos más libres que los de los redactores», pero no pierde de vista otras facetas del periodismo. Para el columnista, es «muy importante conservar la faceta de reportero, aquel que se va de viaje y hace preguntas». Esta es una manera de «refrescar» la relación con la profesión. Al fin y al cabo, la opinión es, según sus palabras, «el género menos periodístico de todos». Lo importante es salir a la calle, conocer donde puede haber historias y encontrarlas.
De hecho, el periodista menciona dos de sus viajes como reflejo de esta faceta de reportero. El primero empezó en Afganistán y acabó en Argentina. Fue sobre todo en la primera parte, un intento fallido de matar el cliché del periodismo de guerra». En el plano personal resultó una «experiencia vital» que determinó su futuro.
Finalmente, el aprendizaje también trascendió a su carrera. En su último viaje, de nuevo a Argentina tras la muerte del fiscal Alberto Nisman, ha sido consciente de la importancia profesional que le aportó conocer el terreno: «Como reportero, se te puede ir el viaje en levantar contactos. Esta vez ya tenía las fuentes, el contexto y el conocimiento del país. Me sirvió mucho». Además, tras pasar por el país latinoamericano y observar cómo trabajan sus «politizados» medios de comunicación, el periodista ha llegado a la conclusión de que la columna de opinión de nuestro país es «muy española, muy de Larra».
FRANCÉS
Tras analizar el «acercamiento tangencial» que tuvo en sus columnas al fútbol y hablar de la reventa del próximo combate en Las Vegas entre Mayweather y Pacquiao (es fan del primero, solo dentro del ring), una pregunta provoca que Gistau regrese a sus orígenes.
Su madre es francesa y él conoce perfectamente la lengua. Se autodenomina francés, algo que se vuelve visible cuando habla del sueño que supuso la creación de la UE y que alemanes y franceses se dieran la mano después de un siglo matándose. Sin embargo, rechaza la tendencia del país vecino al «estatalismo» y le preocupa que el lepenismo destruya la unidad entre las naciones y la eliminación de fronteras que supuso el proyecto de unión. A pesar de ello, solo dedica buenas palabras a la buena educación francesa y el amor que profesan por el escritor, por la novela, por la literatura: «En Francia los escritores son estatuas que se mueven».
Las raíces de Gistau también salen a relucir cuando se trata la columna que escribió en francés en ABC el pasado nueve de enero, un día después del ataque terrorista contra la revista «Charlie Hebdo». «Estaba dedicada a mi madre, a mis amigos franceses. Quería hacer algo distinto». El escritor lamenta que muchos pudieran interpretarla como un gesto de petulancia.
David Gistau huye del tópico en sus últimas respuestas. De aquel que afirma que dos periodistas deben estar enfrentados únicamente porque los medios en los que trabajan lo están. Del que declara incompatibles el periodismo deportivo con lo intelectual y la buena prosa y de la teoría catastrofista que vaticina el fin de la literatura en los periódicos.
De hecho, cree que lo único que diferencia a un periódico de la radio o la televisión son las «exclusivas y la escritura». Por ello, hay que «salir al mundo y contar historias». Cree que periodistas como su amigo Manuel Jabois, al que considera el mejor reportero español, «van a salvar el oficio, porque mezclan estilo narrativo y actualidad» y concluye con una defensa del estilo propio de cada columna. Es algo que «no te va a dar nadie más».
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