Que te den los «diablos azules»
Cuando pensaron en el nombre del bar, surgieron algunos que ya no son capaces de recordar. En Perú, de donde son dos de las socias –Jimena Coronado y Lena Demartini– decir que te den los «diablos azules» es lo que se dice cuando «te emborrachas tanto que pasas por todos los estados: exaltación de la amistad, te peleas, lloras… Todo, eso es que te ha dado los diablos azules», cuenta Demartini.
Todos coincidían en que era bonito y, además, poético porque «los diablos son rojos, no azules», comentó entonces Joaquín Sabina, pareja de Jimena. Estaba claro que se podía jugar con el nombre. Las dos peruanas tenían sus reticencias en lo que acabaría siendo sinónimo de poesía en las calles de Madrid porque contaban con el prejuicio de saber lo que significaba.
«Pensamos que nadie lo iba a entender, ¡mejor! Que nadie lo entienda. A Pilar Martínez –la tercera socia– le encantaba, le parecía genial, una idea fantástica. Y Jimena y yo, que éramos las peruanas, éramos más escépticas. No inventamos nada, la frase estaba hecha y ya que es un bar y lo vamos a tener ahí de borracheras pues…».
Más de un poema ha homenajeado al bar, a su labor literaria y a su nombre, aunque Pilar Martínez no duda en que «una de las cosas más bonitas que han pasado en el local ha sido escuchar la canción que nos hizo Carlos Salem».
Hoy en Madrid un bar azul
que tiene el corazón colorado
donde Caronte cambia el bono-bus
por un sueño que lo lleve al otro lado.
Hay en Madrid un bar añil
donde Frida taconea bulerías.
una cerveza te devuelve el mes de abril
y hay aquelarre casi todos los días.
Hay en Madrid un bar de color cielo
donde el poeta se vuelve bucanero
las penas te las sirven con dos hielos
y Ángel González hace de camarero.
Búscame en ese bar color cobalto
bebiéndome los besos extraviados
que los ángeles pierden con sobresalto
cuando los diablos nos ponemos morados.