El club de boxeo sin narices rotas
«Es una reacción básica del ser humano: si ves a dos haciendo footing, ni les miras. Ahora, si hay dos pegándose una paliza, te quedas mirando. Es un espectáculo lamentable, pero te quedas mirando», comenta emocionado César Barbosa, uno de los directores de Fightland, el gimnasio de boxeo –solo de este deporte– con más socios de España.

Tras el cristal del número 20 de la calle General Álvarez de Castro, una chica joven, rubia, de unos 30 años y 1’60 centímetros, golpea un saco. Da saltos en el sitio, alternando las rodillas; izquierda-derecha y, en tempos controlados, puñetazo izquierdo, puñetazo derecho. Alrededor de ella, otra chica y un par de hombres golpean también sus sacos, mientras otros dos se saludan antes de entrar al tatami. Al pasar por delante de Fightland, una pareja para unos segundos frente al ventanal.
En 2014, Barbosa y José Luis Serrano dejaron sus trabajos en una banca catalana para realizar el proyecto que tenían ya estudiado. «Nos íbamos a ver en la calle, con 48 años éramos de difícil recolocación, y solo sabíamos hacer dos cosas: dar préstamos y dar puñetazos», explica uno de los fundadores. Ambos son también entrenadores de Fightland, que tiene hoy alrededor de 1600 socios desde que se instalara hace dos años en Chamberí.
El boxeo es, según César Barbosa, uno de los deportes «más seguidos» del mundo por televisión. No en España, «desgraciadamente», donde está prohibido su emisión en franja horaria diurna; pero sí en otros países. El empresario pone de ejemplo la pelea de hace unos meses entre Pacquiao y Mayweather, en la que cada uno de ellos ganó más dinero esa noche, por una pelea de 40 minutos, que Cristiano Ronaldo en un año de entrenamientos y partidos. «Eso es el boxeo en el mundo», concluye.

Periodistas, abogados, médicos, presentadores tv, actores, actrices… «y también al carnicero de la esquina». Por este gym han pasado hasta entrenadores y preparadores físicos del Real Madrid, que iban allí antes de ir a entrenar a Valdebebas. «Hacían nuestro entrenamiento y salían agotados», asegura Serrano.
José Luis Serrano tiene la nariz chata; ha sido boxeador profesional (su socio no pasa por alto el detalle: «¡No te creas que esa nariz se consigue así como así!»), por ello entiende que los gimnasios clásicos, los que se dedican a boxeadores y profesionales, «se centren en un chaval que va a disputar un campeonato de España o de Europa» y presten menos atención al resto de clientes. «Alguien que no se dedique al boxeo se puede ver “obligado” a guantear, a hacer de sparring (a pelear contra un boxeador profesional para ayudarle a entrenarse). Hay casos de gente que entra a un gym, que lo único que quiere es ponerse en forma y aprender a boxear, y sale a la semana o al mes con la nariz rota».
Descarga de adrenalina
Si, según los directores de Fightland, en un gimnasio de boxeo «normal» solo un 5% de los clientes son chicas; en este «club de la lucha» hay casi un 45%. El «secreto» de Fightland es, según Barbosa, que allí «la gente se divierte». Hacer deporte, añade, es para muchos «algo que cuesta», pero cuando se convierte en algo divertido es diferente. «La primera vez que te vendas las manos y te pones los guantes, te entran ganas de invadir Polonia», bromea entre risas el empresario madrileño.
«A algunos se lo veo en la cara, que están desahogándose con alguien por cómo de fuerte le arrean al saco», José Luis Serrano
El exboxeador profesional (Serrano) es, según su socio, «purista, tradicional, fanático» de este deporte. Por ello, en el club se practica –y se enseña– el boxeo a través de ejercicios HIIT (high intensity interval training, es decir, entrenamiento por intervalos de alta intensidad) en los que se trabaja todo el cuerpo.

Serrano explica que, además, incluyen ejercicios de otras disciplinas deportivas compatibles con el boxeo, como el crossfit (entrenamiento que encadena movimientos de diferentes disciplinas al mismo tiempo, como la halterofilia, el atletismo o la gimnasia). «Cogemos la parte que nos gusta del crossfit, por ejemplo, pasamos de la halterofilia, no nos gusta y además es lesiva», matiza.
Deporte de moda
Estos socios advierten que, aunque el boxeo ahora «está de moda», la oferta de gimnasios de boxeos en España «sigue siendo la misma que hace 30 años». En cuanto a los gimnasios generalistas (en los que hay spinning, máquinas, yoga, etc.), Barbosa asegura que lo que estos ofrecen como «boxeo» es cardiobox, coreografía, fitness… en definitiva, «un baile».
En junio, estos dos madrileños abrirán un nuevo Fightland en Azca (Paseo de la Castellana), mucho más grande que el de Chamberí. Incluso tienen proyectos para empezar fuera de Madrid y de España.
Alrededor de 250 personas al día pasan por las instalaciones de este pequeño gym. Al final de una de las clases de la mañana –Fightland tiene 13 horas de boxeo diario–, un grupo de diez personas deja de golpear los sacos. Están todos empapados en sudor, se huele desde la puerta. José Luis Serrano, mirándoles, sentencia: «Al día siguiente les dolerá todo el cuerpo, pero volverán a por más».

