Un parque abandonado a su suerte
El contraste de visibilidad en la zona de juegos
Jaime, Víctor y Luis, tres amigos de entre doce y trece años, están sentados en un banco del parque José Luis Sampedro, situado entre las calles Galileo y Blasco de Garay. Con ellos hay un balón de fútbol, pero la atención del trío está centrada en sus respectivos teléfonos móviles. Son las siete de la tarde y ya ha anochecido. La pelota ha pasado a un segundo plano tras el ocaso porque en la zona de juegos del parque sólo hay oscuridad; ninguna farola la ilumina.
La falta de luz es la principal queja de los vecinos de la zona. Así llevan varios años; algunos ni recuerdan ya cómo era el recinto totalmente iluminado. De los más de 2600 metros cuadrados de superficie que cuenta el parque, sólo hay dos pasillos pequeños con adoquines iluminados.
«Antes hemos estado jugando al fútbol con otros tres niños, pero cuando ha anochecido hemos tenido que parar», cuenta Víctor. A pesar de que incluso llegaron a utilizar la luz de sus teléfonos en forma de linterna para seguir jugando, se vieron forzados a dar por terminado el encuentro. La falta de luz eléctrica hizo que el partido fuera de «alto riesgo» para su integridad física. Los tres amigos, ante las circunstancias, decidieron terminar jugando con sus móviles al Pokémon Go.
Algunos de los padres que suelen acompañar a sus hijos al parque también denuncian la inseguridad que crea la falta de iluminación y la inmovilidad del Ayuntamiento para solucionar la situación. «Hasta que no pase una desgracia no van a solucionar nada», comenta uno de ellos.
El recinto conecta, por medio de una rampa, la calle Galileo con la de Blasco de Garay, donde hay un centro de mayores. Algunas de las personas que se dan cita en dicho centro acortan su trayecto por el parque durante el día. Pero el recorrido de vuelta es distinto cuando anochece; deciden rodear la manzana que separa ambas calles porque consideran peligroso, a su avanzada edad, caminar por una rampa que apenas tiene visibilidad.
La rampa que conecta con el centro de mayores
La causa del abandono del mantenimiento del parque no es clara. Sin embargo, todo podría apuntar al gran número de intercambios de drogas que se producían en la zona. Pero algunos de los vecinos no ven congruente esta explicación. «Sin visión, es más fácil para los camellos pasarse la droga», espetan. Aun así, fuentes de la policía local aseguran que ya no hay tráfico de estupefacientes en el recinto desde hace al menos dos años.
El área canina y la basura, otros motivos de quejas
Los vecinos de la zona no sólo se indignan por la escasez de luz. Muchos de ellos comentan que el parque está, desde hace unos años a esta parte, siendo cada vez más descuidado por parte de los operarios públicos.
Al recinto se acercan personas para sacar de paseo a su perro. El parque tiene habilitado un cerco para éstos, pero poca gente lo utiliza debido a su deterioro. De hecho, el cartel que anuncia dicha área apenas es legible. Javier, un joven que saca a pasear a su perro por la zona, explica que el área para los perros es «ridícula». Cuenta que casi nadie utiliza el área canina porque «es muy estrecha» para la cantidad de gente que se congrega para sacar a sus mascotas. Además, en su caso, que es dueño de un perro de pequeño tamaño, la zona es «inefectiva» porque «mi perro puede salirse a través de los huecos de las vallas que la rodea».
Para Javier, el hecho de que no haya luz en la zona de juegos es otro de los motivos por el que casi nadie utiliza el área destinada a los canes. «Al no haber casi ningún niño por la noche, preferimos que nuestras mascotas tengan mayor libertad».
La zona canina, que tampoco está alumbrada, está situada junto a una estructura que, rodeada por unos setos a los lados, forma un pasillo. La frondosidad de las plantas provoca incomodidad al pasar, ya que el pasillo se hace muy estrecho. Muchos vecinos cuestionan la utilidad de esta estructura, la cual, además, imposibilita que el área para perros pueda agrandarse.
Los vecinos también se quejan del área canina
En menor medida, la recogida de basura es también otro punto de queja. El parque cuenta con cinco papeleras para depositar la basura, pero éstas están llenas con frecuencia. Tal es así, que el ayuntamiento enganchó una bolsa de basura en una parte de la valla donde están los columpios a modo de papelera improvisada. La inconsistencia en su recogida ofrece en ocasiones estampas poco presentables. «En verano el tema de la basura es peor, hay mayor concentración y el olor es insoportable», cuenta Ana, una señora que suele bajar al parque para pasear a sus tres perros.
Para poder encontrar una solución, los vecinos han formulado quejas en la sede que el Ayuntamiento dispone en Cuatro Caminos, pero de momento no han obtenido los frutos esperados. Cuentan que les exigen recoger un número de firmas determinado. Sin embargo, para la policía local si no ha habido solución aún es por «la desidia de los vecinos» a la hora de movilizarse. La policía añade además que el Ayuntamiento cuenta con un servicio de Atención al Ciudadano durante las 24 horas del día por teléfono (010) donde se dan parte de las incidencias que pasan en la ciudad.