A bordo del Tren de Arganda, el que pita más que anda
Madrid, año 1886, estación de Niño Jesús. Queda un minuto para las cinco de la tarde. Los últimos viajeros suben apresurados al tren, las familias se despiden y los amantes se dan el último beso. Mientras, se oye de fondo: «¡Pasajeros al tren!». Cinco de la tarde. El tren pone rumbo a su destino.
Hoy, esto es inimaginable, pero poco tiempo atrás, no. Se trata del Tren del Tajuña, o más conocido como el Tren de Arganda. Durante aproximadamente un siglo, este ferrocarril transportó principalmente mercancías, pero también numerosos pasajeros, desde Madrid capital hasta su última parada en un pequeño pueblo de Guadalajara. A este tren se le recuerda, según cuentan los entendidos, como: «El tren de Arganda que pita más que anda», porque era muy lento y pitaba mucho. Y de ahí el popular dicho.
Un poco de historia
La puesta en marcha de este tren se remonta a 1.881, cuando el ferrocarril de Madrid a Vaciamadrid comienza con las obras del que iba a ser un tren de mercancías con su última parada en Arganda del Rey para las canteras de la zona. Pero el 20 de julio de ese mismo año se produjo la concesión a la compañía del Ferrocarril de Madrid a Arganda. Empresa que inauguró el servicio el 30 de julio de 1886 e incorporó también el transporte de pasajeros.
Tras una mala gestión de esta compañía, fue una empresa belga la que se encargó de ampliar el recorrido del tren hasta su tramo más largo, Alocén, un pequeño municipio de la provincia de Guadalajara situado a 142 km. de Madrid.
Debido al auge de otros medios de transporte como los autobuses o el automóvil, hizo que el 1 de abril de 1.953 se pusiera fin al servicio de viajeros, centrándose únicamente en el transporte de mercancías, como el clinker calizo -que se usa para la construcción-. Este material lo transportaba prácticamente en exclusividad a la empresa Portland Valderribas, lo que produjo que en 1964 un cierre parcial dejando solo operativo el tramo entre las canteras de El Alto en Morata de Tajuña y la cementera de Vicálvaro.
Las demás líneas se fueron deshabilitando progresivamente, hasta que en 1999 la línea puso su fin definitivo al convertirse el tramo Vicálvaro-Arganda en soporte de la actual línea 9 del Metro de Madrid.
El Tren de Arganda llegó a transportar gran variedad de mercancías como áridos para cementeras, diversos materiales de construcción o productos hortícolas. Estos últimos principalmente para dar servicio a la azucarera de La Poveda, en Arganda del Rey.
Su paso por Moratalaz
El tramo más urbano del tren era el de Madrid-Arganda, donde se encuentra el barrio de Moratalaz. Su estación de partida era la de Niño Jesús, en el barrio de El Retiro, de donde salía hacia el barrio de la Estrella y llegaba a Moratalaz, para luego seguir con su recorrido hacia Vicálvaro, Rivas, Arganda, etc.
El ferrocarril estuvo operativo en el barrio de Moratalaz desde su inauguración hasta el 30 de septiembre de 1969, y hacía el siguiente recorrido: Una vez que salía de la Estrella, más o menos a la altura del Canoe, el tren cruzaba lo que hoy sería la M-30, y se adentraba en Moratalaz a la altura de la Media Legua.
Después, proseguía por Marroquina atravesando el Parque de la Cuña Verde y los Jardines de Dionisio Ridruejo.
Luego, continuaba por Pavones donde cruzaba el Parque Pavones Este, último punto antes de pasar a Valdebernardo, perteneciente ya al barrio de Vicálvaro. Este cambio de barrio lo hacía sorteando lo que hoy es la M-40.
Durante los años que estuvo operativo en el barrio, tanto Moratalaz como Vicálvaro eran «extensos trigales y había un gran número de panificadoras» relata Juan Carcelén, de la Junta Directiva de la Asociación de Vecinos de Moratalaz, «Avance». Continúa explicando que el tren «iba a Arganda y volvía con ganadería, como ovejas y ganado». Asegura que el Tren de Arganda, en su ruta de regreso a la capital, «volvía con productos para la Villa de Madrid».
Restos del Tren de Arganda en el barrio
Actualmente, se mantienen algunos vestigios de lo que fuera aquel gran ferrocarril de mercancías. En concreto, en el barrio de Moratalaz se conservan varios restos en diferentes lugares: «En el Parque de la Cuña Verde queda el terraplén, en los Jardines de Dionisio Ridruejo un tramo de vía y a la altura de la calle Fuente Carrantona, una señal y una placa», señala Juan Carcelén. Además, en el Parque Pavones Este aún se puede visitar hoy en día un pequeño tramo de vía junto con unos bancos actuales a modo de un antiguo apeadero.
Impacto para Moratalaz
Las personas mayores de Moratalaz definen en una palabra el impacto que el tren tuvo en este barrio: «Total». Acorde con su testimonio: «Nos íbamos allí a verlo porque no habíamos visto un tren en la vida». Prosiguen que más de lo anecdótico, no supuso mayor impacto para Moratalaz, porque no tenía ninguna parada. Tan solo cruzaba el barrio.
Valor cultural y previsiones de futuro
Ahora, se está intentando preservar la memoria histórica del tren de Arganda mediante diferentes propuestas. En Vicálvaro han inaugurado un Museo del Ferrocarril y cada verano hacen recorridos turísticos en el tren hasta Rivas. Desde la Asociación de Vecinos de Moratalaz trasladan su deseo de «recuperar ese camino y continuar el sendero cicloturista que lo acompaña a partir de Vicálvaro, cerrando el camino paralelo a las vías hasta su origen en Madrid», expresa Juan Carcelén y añade que desde «Avance» quieren «poner un vagón en el Parque de la Cuña Verde que sirva como recuerdo y que dé cobijo a la futura Escuela de la Naturaleza».
Que buena historia!
Me encanta mucho. Gracias Paloma Ruiz!
Paloma te voy a hacer un regalo. Si el dato que te doy lo conoces, no es nada, pero si no, alucinaras. En 1956 Francisco Rovira Beleta dirige la película «El Expreso de Andalucía», a mi me parece muy buena, pero ciñéndonos al asunto, Vicente Parra, uno de los protagonistas vive en la calle de Antonio Arias, nº. 18, a lo largo de la película se ve en varias ocasiones el entorno a ese lugar, y hay imágenes a placer de las vías, y hangares del tren de Arganda.
Soy un rastreador aficionado de localizaciones de películas de Madrid, Hace unos días que andaba leyendo una guía » Madrid » de 1951, escrita por Juan Antonio Cabezas, y ahí mencionaba la estación del Niño Jesús, que no tenía ni idea de había existido, durante meses miré los alrededores de las vías de Atocha, Delicias, Príncipe Pio hasta llegar aquí.
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