Fundación Humana: «Nos afecta que nos comparen con una secta»
Humana, Fundación Pueblo para Pueblo celebra su 30 aniversario el próximo año. Es la entidad más grande de España en reutilización textil, colaborando además en proyectos de cooperación para el desarrollo en África y América Latina. A pesar de ello, se enfrenta a numerosas críticas y comentarios, basados en su origen, los países del norte de Europa, por la fuerte vinculación de éstos con sectas.
Actualmente, cuentan con 21 tiendas en la ciudad de Madrid. Cada mes firman más contratos con Ayuntamientos y empresas privadas para que la fundación siga creciendo.
Rubén González, responsable de comunicación de Humana, respondió a todas las acusaciones que recibe la entidad, así como la relación con los clientes y los empleados, la desvinculación colaborativa con el Ayuntamiento de Madrid, además de una breve introducción acerca de quiénes son, el fin social que tiene la ropa que reutilizan y los proyectos de cooperación que están llevando a cabo.
El origen de Humana reside en los países nórdicos, concretamente en Dinamarca, bajo el nombre de Tvind.
El origen de la fundación radica en el norte de Europa. En los años 70, un grupo de personas se concienció de la ayuda a los demás, formando un movimiento que ha ido creciendo con el paso de los años. A raíz de eso, se crearon asociaciones como la nuestra.
Dicha organización danesa está acusada de ser una secta… ¿Qué relación guarda Humana con ésta actualmente?
Somos conscientes de donde esta nuestro origen pero actualmente no existe ninguna vinculación. Estamos muy orgullosos de quiénes somos y de lo que hacemos. Somos una entidad española independiente, que nació en Cataluña y no hay más.
Y en cuanto a las acusaciones hacia la entidad…
Solo podemos decir que es falso. Somos conscientes de que esta en internet, de que somos controvertidos por nuestro origen pero, para nada, somos una secta. No entramos ni salimos en esas acusaciones, somos una entidad muy transparente. Tenemos cuentas públicas, contamos con fondos de la comisión europea… Nos apoyan casi dos millones de personas al año con sus colaboraciones.
¿Os afectan las críticas?
Claro que nos afectan las críticas, mentiría si dijese lo contrario. En cierta manera daña nuestra reputación y se ven afectada nuestras relaciones con nuestros colaboradores.
No creo que exista ninguna organización perfecta, ni siquiera nosotros podemos llegar a serlo, siempre hay algo que se nos escapa o a dónde no podemos llegar. Siempre va a haber opiniones de todos los gustos y tipos.
Desde hace más de un año, el Ayuntamiento de Madrid dejó de colaborar con vosotros. ¿A qué se debió esto?
Hace cuatro años, el Ayuntamiento de Madrid sacó a concurso la gestión de textil en la ciudad. Nosotros nos presentamos y la ganamos. Esa concesión duró un poco más de dos años, pero terminó. Volvió a salir un concurso, nos presentamos y desgraciadamente no ganamos.
Por ello, tuvimos que retirar unos 130 contenedores que estaban en Madrid en suelo público y los únicos que permanecen son aquellos con los cuales tenemos contratos con empresas y particulares privados que nos permiten tener un contenedor en su territorio, como son gasolineras, iglesias u otras instituciones.
¿Qué cambió para que, en esta última ocasión, la perdieseis?
Anteriormente, el Ayuntamiento priorizaba cuestiones como el fin social de las entidades que se presentasen. Pero en el concurso posterior priorizó cuestiones como el pago de una aportación económica, inasumible para nosotros, porque defendemos el fin social de la ropa usada.
Ahora es una empresa privada, externa a Humana, la que se encarga de esa gestión textil y nosotros no tenemos nada que ver con ella.
¿Tuvo consecuencias negativas para vosotros?
Es un hecho que empezamos a recibir menos ropa de Madrid, no hay que negarlo pero gracias a los socios privados, hemos podido seguir. También, por la percepción que va creciendo en la sociedad.
Ojalá en un futuro la gente esté tan concienciada como ahora con el reciclaje de plástico con contenedores amarillos y pueda haber también un contenedor de ropa donde la gente deposite sus prendas de forma normal, sabiendo que están colaborando para un bien futuro.
Hay entrevistas de ex empleados que no tienen un buen recuerdo de su trabajo en las tiendas de Humana, incluso hablaban de la falta de higiene dentro de los establecimientos.
Somos una entidad grande con un gran número de empleados. El grueso de la plantilla pertenece a las tiendas, existiendo una rotación de empleados. Algunos se llevarán una buena impresión de nosotros y habrá otros que no hablarán bien. Hay personas a las que se les han tenido que despedir por razones profesionales, que obviamente no van a hablar bien de nosotros.
Hace 6 años decidimos cambiar la imagen de la fundación, modernizando las tiendas, con una imagen más fresca y viva. Sabemos que queda mucho por hacer, pero estamos muy orgullosos.
Ha comentado que más de dos millones de personas colaboran anualmente con Humana. ¿Cree que los clientes entran en las tiendas porque conocen el proyecto social?
El número de clientes que se acerca a nosotros por la consciencia social y medioambiental es cada vez mayor y esos son los clientes que nos interesan realmente. Aunque podemos dividirlos en cuatro grupos que son los que se acercan por la relación calidad-precio que tenemos; los que vienen por la conciencia medioambiental; por las prensas únicas o vintage que tenemos, o los que entran en las tiendas porque saben que con sus compras y donaciones están ayudando a la cooperación que estamos llevando a cabo.
30 años a favor de la sostenibilidad global
Humana, Fundación Pueblo para Pueblo nació en 1987 en l’aMetlla del Vallés (Barcelona). Desde entonces, se dedican a la protección del medio ambiente a través de la recuperación textil, así como proyectos de cooperación en África y América Latina. Todo esto es posible gracias a los fondos que generan por la venta de ropa usada en las tiendas que tienen por toda España.
De este modo, recogen ropa por todo el país, la clasifican y la venden para recaudar los fondos necesarios para llevar a cabo los proyectos de cooperación. Cuentan con 5.200 contenedores, que están al amparo de acuerdos con Ayuntamientos y empresas que ceden su espacio para la colocación de contenedores.
Todo este ciclo permite obtener los fondos para garantizar la sostenibilidad de la fundación, ya que son 500 personas trabajando en toda España. Y sobre todo para garantizar el desarrollo de los programas de cooperación, que es su núcleo principal de actividad.
Actualmente, los países que están recibiendo más ropa usada son Guinea-Bissau y Mozambique, pero el número de países con los que colaboran es superior. La búsqueda de fondos externos, de formulación y justifiacción de proyectos se lleva a cabo desde Madrid, desde la oficina de Partnership con la que cuenta Humana.
Las ONGD, como esta fundación, trabajan con organizaciones locales en terrerno para el desarrollo de los proyectos. Además de los fondos propios generados con la ropa usada, algunos proyecotes de Humana cuentan con financiaciones externas, como, por ejemplo, el de Guinea-Bissau que está cofinanciado por la Unión Europea.
Hoy en día, ante la necesidad de muchas personas en España, también apoyan proyectos sociales o bancos de alimentos, respondiendo así a la demanda de la sociedad española, a través de programas de sensibilización locales.
Fundación Humana trabaja a diario para que en la sociedad tenga una mayor conciencia sobre la importancia de dar una segunda vida a la ropa usada. Otras organizaciones como Cáritas u Oxfam ya trababajan, de forma similar, con este fin.
Para finalizar, González quiso dejar claro que «todo lo que nos mueve a los que trabajamos en Humana es conseguir tener un mundo más justo».
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Lo que está claro es que las condiciones laborales que ofrecéis en el primer mundo son muy parecidas a las del tercer mundo.
En vez al revés, que los del tercer mundo gracias a vosotros tengan una vida digna.