Una ventana al espacio interior
En un presente marcado por la estridente alarma del móvil, el flujo incesante de tareas y los escritorios repletos de anotaciones en post-it, el concepto de los “no pensamientos” resulta incomprensible. Hasta la extraordinaria Eleven necesita aislarse del mundo para potenciar sus recursos y ver más allá de lo evidente lo y tangible en la serie Stranger Things. Para ello construye lo que se conoce como cabina de aislamiento sensorial, un tanque de agua con una proporción de más del 40% de sal en la que nunca llegas a sumergirte.
Este concepto despertó la curiosidad del escenógrafo cinematográfico David Murcia, que abrió en 2013 el primer flotarium de Madrid en Las Tablas. Los cinco años de vida de su experimento emprendedor han consolidado su negocio cuyo vector común es la sal. Los tanques de flotación y las cabinas de haloterapia fueron el punto de partida de este espacio introspectivo dedicado relajación y al bienestar. Su implicación es tal que ha creado nuevas experiencias en el entorno de sus tratamientos, incluso es el fabricante de sus propios tanques. Estos añaden a la actividad de flotar -de por sí sugerente- elementos como la cromoterapia y la musicoterapia “Podemos presumir de tener unas cabinas 100% españolas. Lo que busqué añadiendo estos elementos fue ofrecer a los clientes sesiones personalizadas en función de su estado de ánimo y sus necesidades”, explica. Además ha registrado un nuevo concepto: el haloyoga, una optimización de la terapia que se consigue “creando una atmósfera salina”, se utiliza sal del Himalaya, muy recomendable para limpiar las vías respiratorias.
Flotexperience es un oasis de paz con elementos orientales y un susurro de chill out que rompe totalmente con su entorno: “por deformación profesional me imaginé y cree entornos donde tanto el ambiente como la luz tuvieran tanta importancia como la terapia que se realizaría en ellos”, explica David.
Los tratamientos de flotación son individuales, los tanques de estilo minimalista están situados en el centro de una sala espaciosa que contiene todo lo necesario para conseguir una experiencia plena. Al abrir la puerta el protagonismo lo obtiene la intensa luz azul que emana de dentro del tanque y te permite situarte en el espacio y envolverte en una cálida atmósfera de paz.
La temperatura del agua es la misma que la habitual en el cuerpo humano y ayuda a la comunión con la extraña materia de la que formas parte al conseguir la posición horizontal. Lo habitual es que el agua cubra los oídos pero no llegue a la boca ni a los ojos, tras apagar la luz el silencio se apodera del espacio. Resulta inquietante percatarse de que nunca llegamos a escuchar a qué suena el silencio. Sus notas las marca el palpitar del corazón, el aire de los pulmones y el ruido de los propios pensamientos, la percusión más intensa de todas, de la que no somos conscientes hasta que nos aislamos sensorialmente.
Cada individuo tiene una manera de llegar al estado de relajación, concentrarse en el ejercicio de respirar suele ser una de las más sencillas. Es inusual recordar el momento en el que se pierde la noción del tiempo y el espacio porque nunca disfrutamos de la sensación de ingravidez “no sabes si te has ido o no” es una impresión recurrente en los relatos de quienes lo han probado.
Calcular el centro de gravedad del cuerpo para ejecutar un sinfín de operaciones sin perder la estabilidad es una de las cargas que elimina al ser humano la actividad de flotar. El alivio de ese peso es uno más de los factores que consiguen la liviandad necesaria para dejar de sentir el propio cuerpo. La sensación más parecida es la de la vigilia, en la que permaneces en un estado de semisomnolencia en el que somos conscientes de nuestro propio subconsciente. Hay tantas formas de experimentarlo como individuos y momentos, la sensación de girar suavemente sobre uno mismo en una eterna espiral recuerda a una experiencia psicodélica. La relajación muscular en ocasiones provoca pequeños espasmos, como no sientes tu cuerpo la sensación es parecida a la de hacer rafting, es muy extraño, una navegación en el que en vez de ser el tripulante eres una embarcación que se deja llevar por el flujo de las aguas.
Uno de los lugares comunes que evocan quienes lo han experimentado es “la sensación volver al útero materno” la calidez y la inconsciencia son elementos clave. Otro de los paralelismos es una evasión como la del LSD, en un capítulo de la conocida serie “Los Simpson”, Homer y Lisa lo representan de esta manera en una escena muy visual. David indica que tiene que ser “lo más parecido a morir”.
Homer and Lisa try floating for the first time. (Sensory Deprivation Tank) from Kenneth Ried on Vimeo.
La realidad vuelve de puntillas, tal y como se fue, sin que llegues a ser consciente de cómo. El sonido de una pequeña cascada consigue que la vuelta a la realidad no sea traumática, a los pies de la cámara una toalla que te envuelve como un suspiro.
Recomiendan una larga ducha como transición entre los dos estados, después de una hora parcialmente sumergida llama la atención que la piel no esté arrugada. El efecto lo consiguen las sales de Epson, que se encuentran de forma natural en las zonas termales y está recomendada para el uso en este tipo de tratamientos porque son suaves, no irritan y suavizan y tonifican la piel, al contrario de la sal marina.
Los beneficios van más allá de la metafísica narrada, las sesiones aumentan el flujo sanguíneo reduciendo el colesterol, liberan endorfinas, tonifican la piel y estimula la sincronización entre ambos hemisferios mejorando la concentración. También se notan los beneficios nivel óseo y muscular. De hecho se utiliza para optimizar el rendimiento de los deportistas ya que también acelera los procesos de recuperación física. En Estados Unidos y Canadá acudir a los flotarios es una experiencia presente en la cotidianidad de las personas desde los años 70.
Y los pies de nuevo hacen fuerza sobre la tierra, pero con una particularidad, durante la última hora han estado por ninguna otra parte y el peso interno es mucho más ligero.