El desafío de mantener el romance con lo digital sin descuidar lo tradicional
Por Guadalupe Piñeiro Michel y Noelia Soage
«El formato televisivo ha entendido que el lenguaje está en las redes, que no es el suyo. Eso implica que se adapta a lo digital o se muere». Esta fue la visión que planteó la periodista de Telecinco, Sonsoles Ónega, durante la mesa redonda que cerró ayer la primera jornada de la decimoctava edición del Congreso de Periodismo Digital. Además, rápidamente añadió que el «el futuro del periodismo de la televisión está en lo digital. Los ingresos vienen por ahí».
La televisión está cambiando. Ya son muy pocos los que se sientan a ver un programa en directo. Lo diferido le ha comido el terreno. Cómo ha evolucionado la televisión en los últimos tiempos fue el tema central de la charla «La tele también se hace 2.0», en la que también participaron el reportero televisivo Luis Márquez y María Cheda, quien trabaja para los informativos de Antena 3 en Galicia. Además, junto a ellos, moderó la mesa el periodista de Cuatro, Alberto Gómez.
Interacciones en directo (200.000 tweets en directo al día en España), la utilización del móvil para ver la televisión y los cambios en la audiencia debido al impulso de las nuevas tecnologías fueron algunos de los temas centrales que trataron durante la mesa redonda estos cuatro periodistas de larga trayectoria en la información televisiva. De hecho, se refirieron a datos de la audiencia en diferido como, por ejemplo, con el debate entre Albert Rivera y Pablo Iglesias, el cual tuvo 700.000 espectadores en diferido.
«Ya no veo ningún programa a su hora. Solo los informativos, que son el programa por excelencia. Además, este seguirá siendo una cita diaria que nos hemos acostumbrado a usar, pero el resto de la parrilla en streaming u otras plataformas de los medios de comunicación», destacó Márquez. A lo que Ónega añadió que este formato «es el único que sigue juntando a la gente y fidelizando audiencia».
Por este motivo, el desafío para los periodistas es mantener el «romance con lo digital», pero sin descuidar lo tradicional. «Hay que tener en cuenta a la televisión digital y a esta nueva audiencia, pero manteniendo los antiguos formatos porque todavía hay personas que no han llegado a esta nueva era», subraya Ónega. A esto, Cheda, puntualizó que hoy en día todo es televisión a la carta. «Hemos dejado de llevar portafolio y un móvil. Ahora nuestras armas son dos: un móvil personal y otro de empresa. Y al final de mes siempre pides más gigas».
Del mando al móvil
Otras cuestiones derivadas de la adaptación del periodismo al nuevo mundo digital, en el que los espectadores ya no solo ven las noticias en una televisión, sino también en sus móviles o en sus tablets. «El mando a distancia convive con estos pequeños dispositivos. Lo mismo que se ve en la pantalla grande, hoy se ve a la vez en la pequeña», destacó Ónega. Asimismo, sus compañera de mesa se refirieron a un nuevo género televisivo en el que «trabajas con el micrófono en una mano y el móvil en la otra».
Todos los periodistas han interiorizado que el Twitter ya forma parte de su trabajo. Es más, tal y como aseguró la periodista de Telecinco, «es un matrimonio de conveniencia entre el medio y el profesional que funciona bastante bien, con separación de bienes, eso sí». Aunque parece que usar esta red social se ha convertido en una auténtica obsesión, tiene un fin mucho mayor, el de la promoción. «Al final es nuestro trabajo, nos gusta que nos vean y que la gente lo valore de un modo u otro. Por ejemplo, antes de que vayamos a emitir un vídeo, lo cebamos en todos los sitios que podemos para usarlo a modo promocional», indicó Cheda.
Sin embargo, Luis Márquez aseguró que en el Twitter, en muchos casos, «se adulteran los resultados y se miden cosas que no son reales». En el caso del trending topic, «te das cuenta de que comienzas a pedir a todos tus compañeros de trabajo, a tus familiares y amigos que utilicen en hashtag de tu cadena, y finalmente es falso y un postureo».
Los profesionales del periodismo se han tenido que adaptar a esta nueva forma de trabajar, algo que «es evidente que nos ha complicado la vida», aclaró Ónega con el asentimiento de sus compañeros de mesa. Debido a esto, la mesa redonda finalizó con una pregunta abierta a interpretación: ¿hasta qué punto los periodistas se han convertido en esclavos de las redes sociales?
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