Jesús Maraña: «No han rodado las suficientes cabezas a raíz de las filtraciones de Wikileaks»
Por Raquel Fernández-Novoa y Bruno Pardo Porto
El actual director editorial de Infolibre revolucionó la manera de hacer periodismo político en la transición cuando dirigía la transgresora Interviú. Es emblema del periodismo crítico en España y fue además testigo del cambio de era hacia el entorno digital. Participó en el XVIII Congreso de Huesca moderando el debate «Periodismo político en la era digital», tras la ponencia reserva un rato para dar a este medio algunas clave sobre el pasado y el presente del periodismo político.
Tras la victoria del Brexit y la llegada de Trump a la Casa Blanca, ¿cree que hay una realidad que hemos ignorado los medios?
Es evidente que los resultados de algunos referéndums y de algunas citas electorales, concretamente la norteamericana, han demostrado una vez más -porque yo creo que este fenómeno viene de más lejos- la lentitud con la que desde los medios y los propios periodistas percibimos lo que está pasando.
¿A qué cree que se debe?
Tardamos mucho en reaccionar. Tardan más las instituciones pero es verdad que los periodistas deberíamos estar ya muchos más atentos, con el oído más alto y viendo que las cosas que transcurren por debajo de los radares son reales. No son ficticias ni minoritarias.
Se está produciendo en distintos países, en distintas culturas. Tiene que ver con la revolución digital. Hay una reacción generalizada de la gente respecto a las instituciones, respecto a los gobiernos, respecto a lo que consideran que no defiende suficientemente sus intereses. Y nosotros estamos ahí también, aunque un poco perdidos todavía. Estamos en un laboratorio, en una evolución permanente, intentando captar y contar lo que está pasando.
¿Alguna vez ha tenido que renunciar a sus principios en el entorno digital?
En mi caso ha sido al revés. Estuve tantos años saltando de un medio a otro, de un grupo a otro (tengo una media de 7 años en cada empresa), pero siempre con empresas detrás. Sin embargo, yo he evolucionado no para llegar a un puesto más alto en un grupo sino para apuntarme a aventuras que me han ido dando cada vez más libertad. Y he funcionado, creo, de una forma mucho más coherente cada vez con lo que pienso y creo que debe ser el periodismo.
¿Cómo nace Infolibre?
Éramos un grupo de periodistas que nos vimos en la calle. Analizamos lo que estaba pasando en los medios, la realidad digital, lo que se estaba haciendo fuera de España y dijimos «hay una oportunidad para hacer periodismo como nosotros creemos que se tiene que hacer». Utilizamos las herramientas digitales y dependemos exclusivamente de los lectores, no de grandes empresas ni grandes bancos. Por eso digo que, en este sentido, yo he evolucionado cada vez a una mayor libertad. Eso sí ganando cinco veces menos que hace unos años, igual que en los demás sectores.
¿Qué opina de las últimas filtraciones de Wikileaks? ¿Cree que es correcto volcar esos datos sin una labor periodística detrás?
La labor periodística tiene que producirse ahora. Y no se trata de estar de acuerdo o no: es algo que existe. Hay gente que desde dentro de las instituciones decide en un momento dado que debe cumplir una obligación ciudadana y filtrar datos que considera de interés público. A partir de ahí es donde hay que hacer periodismo. No siempre hemos tratado bien las filtraciones, no las hemos comunicado correctamente.
¿A qué se refiere?
Hablo de cuando conocimos grabaciones que afectaban a jueces, dirigentes políticos, policías, diplomáticos de distintos países… O también de los casos de espionajes a la población directamente, de forma aleatoria. No han rodado suficientes cabezas a raíz de todo esto. Esto ha sido así porque, entre otras cosas, se ha aportado la información de una manera que saturaba al lector. No daba tiempo suficiente a jerarquizarla y a valorarla.
¿Cómo valora el periodismo político en el entorno digital?
Para mí la clave está en si somos capaces o no de utilizar las herramientas digitales para mejorar el periodismo. Yo creo que es posible y conveniente. No debemos atascarnos en la melancolía. Todo el mundo tiene acceso y derecho a opinar, a informar, a usar las mismas herramientas de las que disponemos nosotros. Debemos reubicar y revisar nuestra función como periodistas. Tenemos que pensar cómo debemos ejercerla para mantener lo que yo creo que sí que sigue siendo válido: la necesidad de un buen periodismo para sostener la democracia. No hay democracia higiénica sin un periodismo sano, independiente, libre y crítico.
¿Qué opina de los plasmas en las ruedas de prensa y de la imposibilidad de preguntar?
Siempre he defendido que no hay que acudir a esas falsas ruedas de prensa. De hecho, puse en marcha una iniciativa en Twitter con otros compañeros y colegas como Juanra Lucas o Antón Losada: era un hashthag que decía #sinpreguntasnohaycobertura. Los periodistas no estamos para grabar a gente que hace comunicados. Para eso tienen otras vías, otras herramientas. Los periodistas tenemos que estar para preguntar, para cuestionar, para repreguntar. Para descubrir si alguien está diciendo mentiras a la gente. Y eso no se puede hacer en esas ruedas de prensa.
¿Qué podemos hacer los profesionales ante esta situación?
Es muy difícil poner a todos los medios de acuerdo para que no asistan a estas convocatorias. Afortunadamente creo que la inercia está llevando a que cada vez sea más vergonzante para quien lo convoca. Yo aspiro a ningún político convoque actos de ese tipo.
Ich habe Hodenkrebs, traue mich aber nicht zum Arzt weil es mir peinlich ist. Was soll ich tun. Bitte um antwort