Trincheras olvidadas de la Guerra Civil
En el sur de Madrid, la ruta del Higueral convida a los amante del aire libre a un paseo por la zona rural de la localidad de Pinto. Pero los amantes del senderismo, del running o del ciclismo se acaban topando con un camino que les hace retroceder en el tiempo a través de un viaje al pasado a los inicios de la Guerra Civil.
Búnkers y trincheras de la sangrienta Batalla del Jarama se esconden al otro lado de la Cañada Real Galiana. Aunque, este camino se puede iniciar desde otros pueblos, desde Pinto uno puede entender en avance de las tropas franquistas para derrotar a los republicanos.
Tanto atravesando el túnel que se encuentra al lado del Centro Comercial Plaza Éboli, como a través del polígono industrial Las Arenas de Pinto, llegas al Parque Regional del Sureste. Aunque la ruta del Higueral pertenece al término municipal, hay quien se aventura a hacer la ruta completa de las trincheras a lo largo de los pueblos que vivieron la Batalla del Jarama. La primera parada de esta ruta bélica, que uno encuentra partiendo desde esta localidad, es el yacimiento de los Yesares de la Vega Baja.
Miguel Ángel García, colaborador de la Voz de Pinto, ha realizado una investigación sobre los acontecimientos que se vivieron en Pinto y sus alrededores durante la Guerra Civil, la cual ha publicado en distintos artículos que componen los capítulos de la Batalla del Jarama.
La Batalla del Jarama en Pinto
El 2 de noviembre de 1936, la Guerra Civil tocó las puertas de Pinto. El Ejército Popular de la República acababa de conformarse para detener a las tropas franquistas, quienes 4 días antes habían intentado tomar Seseña. El ejército franquista venía curtido de su experiencia en las tierras africanas. Y aunque no fueron capaces de penetrar la Ciudad Universitaria de Madrid, Pinto no tenía la misma defensa.
Los regulares marroquíes y los legionarios iniciaron una ocupación que duraría dos años y medio. Así, convirtieron a esta localidad en escondite y campo de batalla de los combatientes que se disputaron Madrid.
En enero de 1937, el General Varela instaló un puesto de mando en la Torre de Éboli. Pero una mañana lluviosa, la falta visibilidad se tornó en desidia. Las tropas franquistas estaban preparadas para una ofensiva. Tanto tanques Panzer I, como unidades Tabores de Regulares de Ifni-Sáhara y de los Alhucemas esperaban órdenes. Y lo mismo hacían los republicanos, esperar que el Sargento Moreno les dijera como proceder. La 48ª Brigada Mixta no tuvo que sacar sus armas debido a que el frío impidió avanzar a su enemigo.
En el bando franquista, hombres y caballos se hundían en el fango, y la artillería se quedaba atascada en los campos. Y así, los republicanos siguieron esperando hasta la llegada de un mejor clima con el mes de febrero. Cuya tregua climatológica dio un respiro a ambos bandos.
Entre Pinto y Valdemoro, había concentrados más de 20.000 soldados. Y los franquistas planeaban cruzar el río Jarama para alcanzar Alcalá de Henares. La operación arrancó encabezada por el Comandante Eduardo Sáenz de Buruaga. La 48ª Brigada Mixta fue incapaz de frenar a la caballería, quienes llegaron hasta el viejo caserío de Gózquez. La infantería de la 23ª Brigada les cerró el acceso.
Los franquistas se quedaron apostados en unas ruinas usadas como trincheras mientras bombardeaban a su enemigo. Rápidamente colocaron la Bandera de la Falange de Marruecos en dicho caserón, mientras registraron y tomaron prisionero. Para el anochecer, el caserío en San Martín de la Vega, era de los falangistas.
Al caer la noche, un disparo resuena y un oficial cae muerto. Y lo mismo ocurre con otro soldado. Un francotirador no había sido capturado. Tras una larga búsqueda que llegó hasta la madrugada del día siguiente, encontraron en la buhardilla a un joven republicano. Los soldados le llamaron «el duende» antes de fusilarlo.
Comenzada ya la llamada, el Coronel Ricardo Rada decidió comenzar el avance desde Pinto. Los batallones de infanterías estaban acompañados de los 15 tanques que dirigía el Capitán José García. Con su paso, la guarnición republicana abandona el camino del Higueral, al igual que la 48ª Brigada Mixta retrocede cuando los franquistas llegan al camino de los Hornos. Los que escapan de Perales del Río se unen a las 19ª Brigada Mixta.
Los franquistas, arrollan a los republicanos con los tanques, y estos, se van retirando hasta el poblado de la Marañosa. La aviación bombardea a los republicanos dejando muchas vidas perdidas en el camino de Pinto a la Marañosa.
Al día siguiente, el Tercio de Requetés «El Alcázar», estableció un foco de resistencia entre voluntarios para batir las líneas republicanas con cañones fabricados en la alemania nazi para frenar a los tanques soviéticos que tenían los republicanos. «El Alcázar» se traslada a la Marañosa ante las bajas por los contraataques de los republicanos. Y son sustituidos por el Tercio calista «Cristo Rey», los cuales sufren un bombardeo.
Así, la Batalla del Jarama pasa una siguiente fase de exposiciones para finalizar el 27 de febrero de 1937. En un recordatorio de esta sangría quedó escrito un homenaje en la parroquia de San José que ante formaba parte del Hospital de Sangre de Pinto:
«La guerra es traición y odio, torpezas de generales ineptos, tortura y muerte, náusea y cansancio, y cuando todo ha terminado, lo único que quedan son nuevos desalientos y nuevos odios».