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De la Cañada Real a la ciudad: la «mudanza» de la heroína

Un hombre que porta una bolsa con heroína en Madrid
Un hombre que porta una bolsa con heroína en Madrid – ABC

Era 5 de septiembre de 1980 en Vallecas (Madrid). Un joven, identificado por las siglas F. A. R., fue hallado muerto en el cuarto de baño de su casa. A su lado, una jeringuilla ensangrentada. La heroína había acabado con él, como con tantos otros adictos en aquella década. Hoy, la «dama blanca», uno de sus tantos apodos, vuelve a sembrar el terror en las calles. Porque nunca se fue, sino que solo estaba oculta en el asentamiento ilegal de la Cañada Real.

Este poblado chabolista está considerado como uno de los mayores puntos de venta y consumo de heroína de Europa. Allí acuden, e incluso viven, los drogodependientes a recibir metadona por el día y colocarse por las noches. Sin embargo, el negocio se está empezando a «mudar» ante el desmantelamiento de la Cañada. Los traficantes son conscientes de que este gueto tiene fecha de caducidad, por lo que algunos están optando por trasladarse directamente a diferentes barrios de Madrid.

Fuentes policiales confirman a Madrilánea este movimiento hacia zonas como Vallecas, Villaverde y Carabanchel, donde proliferan sin control los llamados «narcopisos». Llegan de la Cañada Real directamente a «okupar» pisos deshabitados donde traficar con drogas. «Han aumentado los “narcopisos”. Hay contabilizados 33 pisos “okupados” que son de bancos y fondos de inversión que no se interesan» en recuperar esas viviendas, relata Jorge Nacarino, presidente de la Asociación de Vecinos Puente de Vallecas.

Este problema también se encuentra en Villaverde, donde la droga, y especialmente la heroína, han situado el distrito en el foco: «La gente se siente menos segura. Hay más robos, “okupan” viviendas deshabitadas… Hay que rehabilitar a estas personas que sufren la adicción», destacan desde la Asociación de Vecinos La Unidad.

14/11/2017 Madrid, Manifestacion de vecinos de Vallecas contra la droga y la prostitución que abundan en el barrio Isabel Permuy ARCHDC
Manifestación de vecinos de Vallecas contra la droga y la prostitución que abundan en el barrio  –  Isabel Permuy

La actuación policial

Los «narcopisos» están adquiriendo una nueva dimensión en la ciudad ante el aumento del consumo especialmente cuando cae la noche. La actividad policial en la zona sur y este de Madrid se ha incrementado en los últimos meses a causa del regreso de la heroína. Sin embargo, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado poco pueden hacer para detener la invasión de los traficantes. Fuentes policiales relatan que realizan registros, detenciones e incautaciones de heroína habitualmente para frenar la venta y el consumo. Solo en Puente de Vallecas, la Policía ha desarticulado desde 2015 más de 70 puntos de distribución y consumo de estupefacientes, según ha informado la Delegación del Gobierno en Madrid.

Pese a todo, la situación todavía no se asemeja a la vivida hace tres décadas, cuando deambulaban por la ciudad los llamados «zombis» de la heroína. Nacarino reconoce que «vuelven a verse drogadictos» por las calles, pero que «no es igual» que hace años. En cambio, sí constata la«degradación» del barrio donde se encuentra su asociación, Vallecas. Desde la Plataforma Vecinal San Blas-Simancas, Agustina Serrano, su presidenta, apunta a la misma línea que se da en otras zonas igualmente castigadas: «Hay un repunte en el consumo de heroína. Se ve alguna jeringuilla», afirma, mientras confirma que todavía la situación en la zona no ha llegado a los niveles de los años 80.

Una de las razones por las que estos barrios no han degenerado, en aspecto al menos, hasta lo vivido hace décadas está en la forma de consumo del «caballo». Fuentes policiales, médicas y sociales cuentan que las jeringuillas están desapareciendo de las calles. Ahora es costumbre entre los dependientes de esta droga consumirla inhalada para evitar enfermedades como el VIH.

«El problema es que esta droga ahora está más barata. Pensábamos que estaba ya fuera de circulación, pero estamos esperanzados», afirma Serrano. Con esa esperanza se refiere al respaldo que les brinda el Ayuntamiento, especialmente la junta de distrito de San Blas para paliar el problema. Y esto mismo ocurre en Vallecas, quizás la zona con mayor incidencia en el consumo y tráfico de heroína. Allí la implicación no es solo institucional sino también vecinal. El pasado 15 de noviembre alrededor de un millar de personas se manifestaron, entre otras cosas, contra la «dama blanca» y sus consecuencias en las calles.

Una de las incautaciones de heroína llevadas a cabo en Madrid - Ernesto Agudo
Una de las incautaciones de heroína llevadas a cabo en Madrid – Ernesto Agudo

Datos de adictos en Madrid

Las fuentes consultadas por este periódico revelan tanto que algunos traficantes de heroína, entre otras sustancias, se están instalando en barrios obreros de Madrid, como que el consumo experimenta un crecimiento difícil de controlar. Aun así, calcular el número de adictos al «caballo» resulta prácticamente imposible ya que muchos de ellos no acuden a centros de desintoxicación, ni públicos ni privados.

Las cifras que manejan en Madridsalud, dependiente del Ayuntamiento de Madrid, muestran que no han aumentado las personas en tratamiento en sus 10 centros de adicciones. En 2016, tan solo se sumaron 181 nuevos casos al registro de personas en seguimiento, lo que evidencia que cada año acuden menos adictos a tratarse (en 2015 fueron 233 y en 2014, 202). Además, año a año van descendiendo los drogodependientes de la «dama blanca» presentes en centros de desintoxicación: se ha pasado de 2.734 a 2.588 personas, de las cuales 2.155 recibían metadona el año anterior.

Julia Moya, médico del Instituto de Adicciones, confirma estos datos, igual que Mercedes Rodríguez, directora general de Proyecto Hombre Madrid. Ambas coinciden en que los datos de adictos tratados en centros se mantienen estables en el tiempo. De hecho, revelan un dato que contrasta con la situación actual: quienes deciden solicitar ayuda no son drogodependientes nuevos, sino viejos conocidos de la heroína que ya se drogaban hace décadas.

Sin embargo, el perfil del heroinómano es complicado de definir. La Memoria Anual de 2016 de Madridsalud revela que más del 70 por ciento son hombres con un pasado ligado a la heroína. Pero este documento solo se refiere a los que acuden a tratamiento. En las calles puede haber muchos más. Marginados, señalados, por un problema que ya no es único de la Cañada Real.

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