Cuatro distritos de Madrid exigen el cierre de Valdemingómez
Al menos 4.500 vecinos de cuatro distritos del sur de Madrid (Vicálvaro, Vallecas, Getafe y Rivas Vaciamadrid) junto a 23 organizaciones sociales, exigen la clausura inmediata del Parque Tecnológico de Valdemingómez. Insisten en que el funcionamiento de la planta representa un «grave peligro para la población».
Una reclamación, que tiene más de 17 años y que se mantiene por la sospecha de que muchos de los problemas de salud registrados en comunidades cercanas a la incineradora como enfermedades respiratorias, cardiovasculares y cáncer son causadas por los gases tóxicos que emanan del complejo.
Javier Navascués, en representación de la Alianza Incineradora de Valdemingómez No, explica que desde la inauguración de la urbanización Rivas en el año 82, los habitantes han sido partícipes de una serie de desmejoras en su salud. Asimismo, afirma que en el año 2008, la similitud en los informes médicos de 36 pacientes y la relación de estos con sus direcciones de habitación encendió las alarmas. 15 mujeres y 21 hombres fueron diagnosticados –en su mayoría- con cáncer; 15 de ellos murieron poco tiempo después de su diagnostico.
La lista registró nueve casos de cáncer de pulmón, cinco de próstata y cuatro de mama así como otros no especificados en número como: cáncer de colon, páncreas, piel, vejiga, útero, vaginal, lengua, cerebro, leucemia, linfoma y fibromialgia.
En aquel año, las víctimas, junto a organizaciones vecinales y ecologistas, denunciaron al exdirector general de Evaluación Ambiental de la Comunidad de Madrid, José Trigueros Rodrigo, por renovar el permiso de funcionamiento de la planta sin haber realizado un estudio de impacto ambiental. «Los gobiernos están en la obligación de hacer un estudio y ninguno lo ha hecho», afirma Navascués. Y añade que de hacerse «podría descubrirse que están matando a la gente y que se están saltando los límites».
En 2012, un grupo de investigadores del Centro Nacional de Epidemiologia del Instituto de Salud Carlos III de Madrid, realizó un estudio que relaciona las muertes por cáncer con las emisiones de las incineradoras. Asimismo, existen otros estudios que lo certifican, como el de la Escuela de Salud Pública de la Universidad del Valle, ubicada en Cali, Colombia.
Cerca de Valdemingómez, entre cuatro y doce kilómetros de distancia, se encuentran barrios y urbanizaciones como Rivas, Villa de Vallecas, Ensanche de Vallecas, Getafe y Vicálvaro. Sin embargo, Navascués destaca que «no son los únicos afectados» ya que debido al régimen de vientos «la polución puede llegar a extenderse más allá de la Comunidad de Madrid».
Por su parte, Gabriel Parrondo, vecino de Perales del Río, agrega que: todos los madrileños están envenenados. Buena prueba de ello, según apunta, es que la cercanía de la planta con Mercamadrid está provocando que algunos alimentos se intoxiquen.
«Un olor repugnante»
La emisión de malos olores es otro problema persistente en las zonas cercanas a Valdemingómez. Francisco Gutiérrez y Lorena Da Silva, habitantes del Ensanche de Vallecas, se quejan de la imposibilidad de respirar aire fresco: «Ni cerrando las ventanas escapamos del olor, es repugnante». Ambos señalan a su vez que es a las 6.00 o a las 22.00 cuando el hedor se vuelve más fuerte.
La actuación del Ayuntamiento, y también de la Concejalía de Medio Ambiente, han respaldado a los vecinos. Según varios informes y análisis presentados a Madrilánea, «los malos olores se han controlado constantemente». Sin embargo, se expone que las características de la planta de compostaje y su proceso de combustión son «difíciles de controlar». «Desde el 2009 se vigilan e inspeccionan las emisiones. Se han colocado nuevos filtros para absorber los olores pero sigue siendo inútil», comenta una fuente gubernamental, que a su vez remarca que los humos emitidos desde Valdemingómez «son inofensivos».
En 2015 el Ayuntamiento realizó un estudio en el que se detallaba la magnitud del problema de pestilencia. Al mismo tiempo, el Consistorio presentó un plan para atacar «los puntos malolientes», sobre todo depuradoras y vertederos ilegales. Otra de las soluciones que se ha planteado es cambiar la modalidad de reciclaje. No obstante, Navascués se queja de que esto «está muy lejos de lograrse».
La alianza, exhorta a las autoridades a que en conjunto y antes del año 2020, se logre el cierre definitivo de la planta y que no se renueven los contratos con empresas como Urbaser, -gestora actual de la incineradora de Valdemingómez- debido a que podría suponer otros 25 años más de servicios «contaminantes» de la planta.