«La explotación y el subempleo están a la orden del día»
José Luis Trasobares pisa los 65 años y tiene un extenso recorrido en la prensa aragonesa. Según sus propias palabras lleva trabajando en la gráfica desde hace 50 años. En la actualidad ejerce la presidencia de la Asociación de Periodistas de Aragón y actúa como colaborador y asesor editorial de El Periódico de Aragón desde 2001.
Desde ese lugar, y como uno de los organizadores del XIX Congreso de Periodismo Digital en Huesca, el periodista charla con Madrilanea sobre la profesión en la era transmedia y sobre los desafíos que impone un nuevo paradigma de negocio para las generaciones venideras. Además, Trasobares hace referencia a las condiciones precarias de los profesionales de prensa en las redacciones actuales, a los comunicadores multifunción, y a la búsqueda indiscriminada de audiencias sobre la calidad del contenido informativo.
−¿Qué opina sobre el lenguaje transmedia al momento de presentar la información? ¿Cómo afrontan este desafío las redacciones modernas?
−No me cabe ninguna duda de que hoy en día el lenguaje transmedia es un hecho en la elaboración de las noticias, y que es muy difícil armar una información sobre soportes digitales de cualquier tipo sin introducir formatos diferentes. El lenguaje transmedia genera un nuevo estilo a la hora de narrar noticias, un mecanismo de interrelación. Pero ese trabajo se debería hacer mediante especialización en el uso de determinados recursos tecnológicos en pequeños equipos, y en consonancia con la especialización temática. Así te trabaja en The Washington Post o en el New York Times, pero lamentablemente aquí en España los periodistas tienen que hacer todo de manera simultánea y sobre temáticas variadas, sin llegar a especializarse en nada.
−Uno de los ejes principales del Congreso será el debate sobre las funciones del profesional de prensa en las redacciones actuales. ¿En qué consiste el concepto de «periodista orquesta»?
−Básicamente se trata de este nuevo profesional que trabaja de manera simultánea con diversos recursos, sobre diversos medios. Una persona que no solo redacta, sino que además hace las fotos, graba y hace vídeos, escribe para la web, tuitea, etc. La mayoría de las veces es un periodista subempleado, que se ve obligado a hacer cosas diversas sin demasiada especialización y aprendiendo sobre la marcha. Lo que nos interesa es poner en consideración que tipo de personas están haciendo periodismo digital y en qué condiciones, cómo se está trabajando en las redacciones atravesadas por el lenguaje transmedia. Un solo periodista puede hacer casi todo con un móvil, pero en la mayoría de los casos, ¿se les da preparación a los profesionales para hacer todo esto? Yo creo que no.
− ¿Por qué cree que una sola persona termina cumpliendo varias funciones a la vez?
− Porque los costes de las redacciones han bajado estrepitosamente y la explotación y el subempleo están a la orden del día. Muchos jóvenes están trabajando como falsos autónomos, produciendo materiales que seguramente van a la redacción. Y lo que se debería hacer con criterios de especialización, con buen conocimiento o mediante equipos, lo termina haciendo un solo periodista. Se hace lo que se puede.
− ¿Es un problema de adaptación tecnológica?
−El problema de fondo no es que la revolución tecnológica resulte problemática para el periodismo porque imponga otros lenguajes, otros instrumentos, otros formatos y soportes, el problema es que ha reventado el modelo de negocio. Los medios están en ruinas y por lo tanto los periodistas no están bien remunerados. Es importante destacar que los medios han perdido independencia, dependen de las instituciones que deberían controlar porque los ingresos por publicidad no permiten sobrevivir. Si bien aquí nadie ha dado con la fórmula mágica para recuperar el modelo de negocio, en el Congreso tendremos la oportunidad de escuchar a la gente de El Confidencial, eldiario.es, InfoLibre o a emprendedores independientes que están viviendo gracias a sus suscriptores o al crowdfunding.
− ¿Cuáles son las consecuencias de la debacle del modelo de negocio por publicidad?
− De un tiempo a esta parte el director de un periódico sabe que el diario va a estar en déficit. Parte de su trabajo es asegurarse que el contenido informativo se mantenga; no va a molestar a instituciones o a las personas a las que hay que acudir para sustentar el diario a pesar de las pérdidas: bancos, grandes compañías e instituciones públicas. Esto limita mucho el margen de acción, un diario no puede agraviar a un gran cliente, no se puede hablar mal de los bancos, de gobiernos, empresas privadas o entidades, porque son los que están financiando el periódico. ¿Entonces con quién se mete uno? Ese es el problema. Se ve más en la prensa escrita, pero también sucede en radio y televisión.
¿La función del director también ha cambiado?
Las estructuras internas de los periódicos han cambiado por completo. Antes, el director era un personaje central en los diarios, era capaz de inmiscuirse en todas las actividades propias de la empresa, tenía la última palabra en muchas cosas; tenía poder de decisión. El negocio se financiaba a través de la publicidad y de los quioscos. Todo esto se ha modificado, ha desaparecido, el director del diario solo decide en la redacción, sobre los contenidos, pero su figura se ha visto desbordada por gerentes, por directores comerciales que tienen más importancia que él. En definitiva, ha sido relegado a un papel secundario.
¿Cómo repercute esto en el funcionamiento diario de una empresa periodística?
Como no existen condiciones empresariales de rentabilidad, la presión por adquirir el mayor número de visitas en el sitio web y poder presumir de que tienes 70 millones de personas está desbordando todo lo demás. Pretendemos mostrarle a los anunciantes que llegamos a mucha gente, pero no necesariamente con un producto de calidad. Este es un tema central de debate en todos los congresos; no recuerdo ningún momento en que no se haya hablado de esto de manera obsesiva, de hacer periodismo de calidad, especializado, de investigación. Nunca como ahora se ha ido de forma descarnada hacia la rentabilidad y nunca se había hecho de manera tan puntual. Hay una fiebre por adquirir un gran número de visitas. Estamos en plena dispersión, corremos el riesgo de que sea la viralidad lo que mande. Los grandes medios en sus versiones digitales dan gran preponderancia a los SEO, especialistas en presentar las cosas para garantizar la viralidad por imágenes.
¿Es difícil hacer periodismo de calidad en esas condiciones?
Para hacer periodismo de calidad es necesario tener recursos. El buen contenido cuesta dinero y no es fácil de montar con redacciones pequeñas. Los medios tradicionales han reducido sus redacciones a la máxima expresión, han cogido a sus periodistas veteranos, los que tenían ya especialización, que eran capaces de entender las cosas y de contextualizarlas y los han prejubilado o sencillamente los han despedido en un ERE. La realidad es que no hay en estos momentos un solo diario en España que esté dando beneficios.
¿Cómo se está trabajando en estos días para salvar a la prensa? ¿Qué rol cumple la nueva generación de periodistas jóvenes?
En cada Congreso se trata de ir diagnosticando la situación y de buscar un tratamiento. Hay que escuchar todas las voces y buscar una salida. Las cosas deben hacerse de otra manera, el periodismo requiere de una serie de habilidades técnicas por parte de los profesionales pero también de condiciones que le permitan trabajar y hacer su tarea de manera adecuada. Yo tengo confianza en los nativos digitales, deben encontrar el camino y generar un periodismo para los nuevo tiempos. Pertenezco a una generación que transitó la transformación de los medios desde el franquismo hasta la democracia, reformas en los diseños, en las presentaciones, en los contenidos, criterios, etc., y fuimos capaces de hacerlo. Sin los medios de comunicación los periodistas no son nada. Yo creo que existe una excelente voluntad por parte de muchos profesionales jóvenes de cumplir con su cometido de una manera honesta, digna y responsable ante la ciudadanía y la opinión pública. Confió en que esto abra puertas a nuevas alternativas. Yo estoy seguro de que tendrá solución, tal vez no sea la que nosotros quisiéramos –porque yo creo que se va a estrechar mucho la práctica del periodismo, van a desaparecer muchos medios–, pero si no tuviera esperanzas no participaría de la organización de este tipo de congresos para discutir estas cosas.
¿Qué ofrece el Congreso de Periodismo de Huesca que no se encuentre en otro sitio? ¿Qué grado de legitimidad tiene en el mundo profesional en España?
No hay otro sitio serio en España donde se hable de todo esto desde la experiencia. Yo soy presidente de la Asociación de Periodistas de Aragón y por lo tanto soy miembro de la Asamblea General de la Federación de las Asociaciones de Periodistas, y tenemos muchos problemas para ponernos de acuerdo en la identificación de los problemas, porque la crisis es enorme. El Congreso de Huesca es un lugar donde yo he aprendido muchísimo, por ejemplo con lo de las redes sociales –en 2013 pensaba una cosa y ahora pienso totalmente distinto–. Respecto a la concepción que se tiene de este evento a nivel nacional, no hay periodista en España que no sepa que existe este Congreso, muchos han pasado por él. Su prestigio es indudable, son muchas ediciones. Sin embargo, algunas instituciones no se han dado por enteradas, a lo mejor porque se celebra en Huesca y no en Madrid, o porque lo hace una asociación de periodistas y no la asociación de editores o de medios.
Trasobares estudió periodismo en la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid e Historia en la Facultad de Letras de la Universidad de Zaragoza. Dio sus primero pasos como redactor de Heraldo de Aragón en 1975 –donde previamente había colaborado como meritorio− y con el correr del tiempo fue ocupando cargos jerárquicos. Durante la Transición fue redactor especializado en temas políticos y sindicales; después, jefe de la sección de Aragón y redactor jefe del Área Informativa, así como jefe de los informativos de Radio Heraldo. En 1988 es nombrado subdirector del diario aragonés y lleva adelante la gran modernización informativa y editorial del periódico. En la década de los noventa formó parte del Consejo de Dirección de Taller de Editores y la agencia informativa Colpisa.