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Mal y tarde: así se enteraron profesores y alumnos de la huelga estudiantil contra el machismo

Estudiantes en la boca de metro de Ciudad Universitaria. Foto: José María Barroso
Estudiantes en la boca de metro de Ciudad Universitaria (Madrid). Foto: José María Barroso

Autores: María Lozano y Óscar Rus

«¡Fuera el machismo de nuestras aulas!». Con esta consigna los alumnos de institutos –Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional– y universidades fueron llamados a la huelga estudiantil convocada a nivel nacional este miércoles 14 de noviembre por Libres y Combativas, la plataforma feminista del Sindicato de Estudiantes.

En la Escuela Superior de Hostelería y Turismo de Madrid, de aproximadamente 1.200 alumnos, tan solo 154 –de turno de mañana– se han ausentado oficialmente, según Cristina, administrativa del propio centro. Ella misma se enteró el día anterior, pues había que «anular las reservas de comedor». Su hija, alumna de 1º de la ESO sí ha acudido a clase. «No se ha enterado mucha gente de esta huelga porque no la han comunicado», comenta.

«No se ha hecho nada, al menos que yo sepa», declara Aitana, una estudiante de 20 años que cursa Publicidad en la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Esta joven supo de la huelga estudiantil este mismo martes: «Lo vi en Instagram y mi hermano, que está estudiando Bachillerato, me dijo que en el instituto la gente no iba a ir a clase». Ella cree que esta movilización «habrá tenido más «boom» en el instituto» porque ahí cobra más sentido una asignatura de educación sexual inclusiva –una de las principales reivindicaciones de Libres y Combativas– y además les afecta más la LOMCE, la conocida «Ley Wert» que este Sindicato de Estudiantes quiere derogar.

Un docente del IES Ortega y Gasset opina que ha habido «desinformación» en torno a esta huelga. «Otras veces los chavales llevan una semana dando la paliza, pero esta vez no ha sido así», señala. En este centro, tan solo han secundado la huelga alumnos de 4º de la ESO y Bachillerato. El profesor achaca este desinterés al carácter feminista de la reivindicación: «Si fuera contra el propio sistema educativo, los chavales se verían más involucrados. El feminismo lo ven como algo más lejano». Esto contrasta, según el docente, con la «impresionante implicación de las chicas de Bachillerato» el pasado 8 de marzo que «empapelaron el centro» con carteles.

[Así cubrió Madrilánea la huelga estudiantil del 14-N contra el machismo]

Alumnos de primero de Bachillerato del Ortega y Gasset reconocen que «un par de compañeras iban a ir a la manifestación», pero ellos aprovechan «para irse a su casa» tras un examen. Estos jóvenes también se enteraron ayer de la convocatoria cuyas reivindicaciones sí apoyan. Aunque actualmente reciben charlas sobre machismo por profesionales externos, consideran que se dan con muy poca frecuencia. Además, «nos ponen el típico powerpoint de siempre de «los micromachismos en los anuncios». A nosotros nos interesa a fondo», reprocha una de las estudiantes. Esta adolescente recuerda que hace unos años, en la asignatura de Educación Física, les separaron por género: ellos jugaban al fútbol y ellas bailaban.

Más allá de las charlas, los profesores también se involucran. «Estudiamos el sufragismo y los movimientos feministas», cuenta uno de los alumnos. «Este año en literatura teníamos que hacer un proyecto sobre autoras», comenta otra compañera.

En el instituto de secundaria Marqués de Suanzes, dos estudiantes de primero de Bachillerato aseguran que los 30 alumnos de su clase han faltado a seis de las siete horas lectivas: también tenían examen. Entre ellas comentan que ninguno de sus compañeros de segundo de bachillerato «han hecho acto de presencia». Sí han visto mayor afluencia en las clases de 3º y 4º de la ESO.

Machismo en las aulas

Algunos docentes varones son, sin embargo, objeto de crítica. Así lo corrobora Aitana, la estudiante de Publicidad, que cuenta como una de sus amigas «que tiene pechos exuberantes» recibía «favoritismos muy fuertes» por parte de un profesor de primero de carrera. También hacía comentarios «con cariño, muy paternalista». La joven recuerda otro caso del primer curso: ni ella ni la mayoría de sus compañeros acudieron a la asignatura de Historia «porque se basaba en leer libros que tenían un montón de comentarios machistas, homófobos y racistas».

«Nunca he vivido una experiencia de machismo, pero sí sé que hay algún profesor en nuestra facultad, que es muy antiguo y famoso por cómo se comporta con las alumnas. Pero es un caso extremo», comenta un estudiante de Biología de la UCM. El joven, de 24 años, sí ha visto alguna vez que un profesor haya sido «un poquito baboso, pero sin ser degradante». Según él, «donde más se nota la desigualdad es en los puestos de trabajo».

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