Una tubería de gas sin soterrar pone en peligro a los vecinos del barrio de Batán
Casi un centenar de niños y sus acompañantes pasan a diario a escasos centímetros de una tubería de gas sin soterrar en el barrio de Lucero. Quedó al descubierto en junio de 2018 tras una obra que realizaron los vecinos del número 22 de la calle Villasandino. «Como alguien le dé una patada y salga una fuga, vuela toda la manzana porque la cámara de gas está abajo», afirma Cándida Campiña, presidenta de la Asociación de Vecinos de Casa de Campo y Batán.
Además de la del gas, sobresale otra tubería de agua potable que pertenece a Canal de Isabel II e impide que se pueda esconder el saliente. «En la normativa del canal se especifica que no se puede tapar y debe de estar enterrada a 1,5 metros; antes de hacerlo hay que sanearla y arreglarla porque se filtra agua al edificio cercano», señala Campiña.
Desde la comunidad de vecinos se pusieron en contacto con Canal de Isabel II, pero les dijeron que debían arreglarlo por su cuenta. Fue entonces cuando la asociación llevó a la Junta de Distrito el problema para reclamar la responsabilidad de la administración. Todos los grupos políticos apoyaron la proposición en el pleno; sin embargo, todo sigue igual. El presupuesto para la obra varía entre los 6.000 y los 11.000 euros, una cantidad «inasumible», según la presidenta.
«Aunque el canal es el máximo responsable, hay un problema de competencias que nadie asume. Las tres administraciones implicadas se pasan la pelota unas a otras y ninguna lo soluciona», explica Campiña.
El terreno no es propiedad del Ayuntamiento de Madrid, pero sí puede tramitar un expediente de disciplina urbanística para descubrir al responsable y obligarle a que asuma la obra. «Los servicios técnicos inspeccionarán la zona y verán a quién hay que requerir el restablecimiento de la legalidad urbanística. De la misma manera que se les exigió una ITE (Inspección Técnica de Edificios) por la humedad, se les puede ordenar que entierren la tubería», sostiene Guillermo Martínez, asesor del concejal del distrito Carlos Sánchez Mato.
Otra de las opciones con las que cuentan los vecinos es esperar a que el Ayuntamiento haga un plan especial para arreglarlo, pero esto puede tardar años. «Nosotros no tenemos interlocución directa con la comunidad autónoma», aclara Martínez. En última instancia, la comunidad de propietarios puede abrir un litigio entre ellos y el canal.
Según el Canal de Isabel II, ellos no han dicho que no vayan a hacerse cargo de la reparación. «Desconocíamos que se había realizado esta obra y que se había quedado al descubierto la tubería. Ya hemos dado instrucciones para renovarla», afirman.
El paso no solo da acceso al colegio. De no existir, los vecinos tendrían que recorrer un camino mucho más largo para llegar al metro de Batán. En la zona hay un trasiego constante de personas que, a pesar del desnivel, pasan por allí cada hora.
«Por aquí ya se han caído dos personas, una de ellas está en el hospital. Menos mal que todavía no ha pasado nadie con problemas de visión, corriendo o de noche. ¿Cómo van a pensar que ahí hay un escalón de metro y medio?», se pregunta un vecino del barrio que prefiere no revelar su identidad.
Para una mayor seguridad, la comunidad de propietarios puso una valla que constantemente retiran los vecinos porque se niegan a dar la vuelta a toda la manzana. Reivindican que es un paso natural que han defendido siempre. De hecho, el Ayuntamiento puso una barandilla hace doce años para evitar accidentes debido al desnivel y la escasez de anchura del paso.