Alas de México en Madrid
El artista plástico mexicano Jorge Marín aterrizó en la avenida Paseo de la Reforma de Ciudad de México la escultura de bronce Alas de México y este año las hizo volar hacia el Parque Norte de la capital española.
La obra, que mide 10 metros de altura, fue donada por el Gobierno mexicano como símbolo de unión entre las dos capitales y como muestra de gratitud por el apoyo del pueblo español a los damnificados por los terremotos del 19 de septiembre de 1985 y 2017 en la Ciudad de México.
Las alas se instalaron de forma permanente para interactuar con la gente en el Parque Norte, localizado en la avenida Monforte de Lemos, barrio de La Paz, en el distrito de Fuencarral-El Pardo, cerca del Hospital de la Paz.
«Siento una enorme responsabilidad, porque cada vez que llego a otro país, mi obra siempre tiene una conexión directa con México», afirma el artista.
Alas de México no está completa por sí misma, se concluye cuando la gente la porta, se fotografía e interactúa con ella, ya que se nutre país al que ha llegado.
«Me gusta mucho saber que mi obra tiene convivencia con públicos diversos, ya que, ya que estoy convencido que el intercambio cultural enriquece a las sociedades y muestra que la expresión artística va más allá de culturas e ideologías. Es un honor pero gran responsabilidad representar a mi país», asegura el mexicano.
Alas de México es una escultura viajera,desde su primera sede en México en el 2010 ha acumulado miles de kilómetros por el mundo. Ha sido instalada de forma definitiva en Quebec, Singapur, Berlín, Los Ángeles, Nagoya, Tel Aviv, San Antonio, Costa Rica y Denver.
Marín, nacido en México en 1963, es un reconocido escultor con más de 25 años de trayectoria artística. Su labor le ha permitido promover la reflexión acerca de la sociedad por medio de sus esculturas, que van desde la miniatura hasta la escultura monumental, de seres alados, cuerpos o animales.
«La escultura, a diferencia de la pintura y fotografía, por ejemplo, puede disfrutarse del volumen de la misma, es más fácil que conviva en espacios públicos, que pueda ser observada a 360 grados, tocarla, abrazarla y tener una experiencia de acercamiento y conexión con ella mucho mayor. Puede tender puentes de diálogo», dice Marin.
El artista trabaja con iconografías como las alas, pues asegura que son «un elemento que ha sido tomado por la humanidad como representación de la unión entre lo animal y humano, pero también representa una de las fantasías y obsesiones más grandes de la misma: la libertad. Una figura alada es una victoria».
De la misma forma, Marín hace referencias animales como los pájaros y trabaja con máscaras porque «permiten imaginar que es lo que hay debajo de ellas, tienes la posibilidad de que quien la observe pueda terminar la obra y construir una historia, pues el anonimato nos puede causar mucha inquietud en cualquier circunstancia».
Por esta razón el escultor apuesta por esculturas como una obra pública y trasladarlas fuera de México para obtener diferentes lecturas de sus piezas.
«Me gusta preguntar al espectador que es lo que ve, que sentimiento le causa, y es muy interesante como la misma obra les puede causar un sentimiento totalmente opuesto a dos personas o ver algo totalmente distinto, pues a veces depende de las creencias, convicciones, cultura, estado de ánimo o incluso la iluminación o ángulo en que la observas, por ello es que digo que una escultura se reconstruye en cada momento».
Nuevo Embajador de la UNICEF
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) nombró a Marín como embajador del organismo en México el pasado martes 10 de diciembre. Esta decisión fue tomada en reconocimiento a la labor que ha realizado a favor de los derechos de niñas, niños y adolescentes migrantes.
El fallo se suma a vocación social de la Fundación Jorge Marín, que se creó para preservar, proteger y difundir la obra del escultor y, al mismo tiempo, realizar propuestas de índole social a través de talleres de creación artística llamados Compañero de Viaje.
Desde el 2018 la Unicef y el escultor mexicano, por medio de la fundación, brindan apoyo psicosocial a través de talleres didácticos a la población infantil y adolescente que por algún motivo ha salido de su lugar de origen.
«Desde la Fundación Jorge Marín realizamos proyectos sociales que involucran el arte como medio para invitar a la reflexión, la interacción y con ello contribuir a reestructurar el tejido social. El objetivo de la Fundación es acercar a la gente al ámbito cultural, haciendo énfasis en la participación social, la apropiación de espacios públicos y la creación de espacios de reflexión a través de proyectos».
Los talleres, inspirados en Alas de México, buscan atender uno de los temas coyunturales que han sido el centro de atención de organizaciones no gubernamentales y medios de comunicación: la migración infantil.
Compañeros de Viaje impulsa a la comunidad infantil y a los adolescentes a confeccionar un muñeco de tela con alas en el que plasman sus vivencias. Esta actividad tiene como misión fortalecer los sentimientos de seguridad y pertenencia que frecuentemente disminuyen o se pierden durante los procesos migratorios.
Durante el desarrollo de este taller se ha buscado hacer una aportación para que los niños y jóvenes comprendan que, aun estando lejos de su lugar de origen y de su familia, la esencia de cada persona está en cada uno, en su historia y en los lazos que crean con las demás personas, y no únicamente en el hecho de mantenerse en un mismo lugar geográfico.
Muy cool y todo, pero no responde la pregunta principal: ¿esas alas sirven para que vueles de regreso?
Por parte de la autora es impresionante que sus notas sean para representar a México en España y además es muy interesante saber el origen de lo que nos rodea en la ciudad de Madrid
Marín es un artista referencial en México; que alegría que su vuelo alcance España. Bien por la promoción de la cultura mexicana en Europa!