Los estudiantes, hartos de los robos en la Ccinfo
Autores: Pablo Lodeiro / Álex Cascón
A la Facultad Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid acuden de forma diaria más de 7000 personas, entre alumnos y profesores. Los estudiantes asisten a las aulas, pero también comparten su tiempo en la cafetería para tomar un descanso, o incluso a la biblioteca para estudiar o alquilar un libro. ¿Quién puede pensar que en esos momentos puedes quedarte sin móvil o sin ordenador?
Alejandro acudió a la cafetería de la facultad para desayunar junto con un amigo. Dejó su mochila a los pies de las patas de la silla para «tener controladas sus pertenencias», ya que hay carteles informativos que alertan de posibles hurtos. «Al coger la mochila me di cuenta de que me faltaba algo. Lo peor de todo es que mi amigo estaba enfrente de mí, hablando conmigo y no se dio cuenta de nada», comenta este alumno de periodismo al que le robaron el ordenador.
Al contrario de lo que se puede pensar, no son alumnos los que realizan las sustracciones, sino que son personas organizadas que deambulan por la facultad para robar, sobre todo productos tecnológicos: «Esta gente que viene a robarnos sabe cómo hacerlo. Están organizados», relata Alejandro.
Algo parecido sufrió Macarena, pero en otra lugar del centro. La joven estaba estudiando en la biblioteca, y cuando se dio cuenta le faltaba el móvil: «Observé a una persona que no paraba de dar vueltas por la sala. Yo estaba sola y vino a la estantería detrás de mí para buscar libros. Se fue y me faltaba el móvil. No pensé que me estaría alguien robando en la biblioteca», comenta esta alumna de periodismo.
La siguiente noticia que tuvo Macarena de su móvil es que fue activado a casi 1000 kilómetros de distancia, en la ciudad marroquí de Sidi Slimane, como le notificó el fabricante de su smartphone. Esto evidencia de que no se trata de un robo puntual entre alumnos, ya que ocurren en diferentes puntos del recinto y los objetos robados suelen ser productos tecnológicos con valor en el mercado negro.
La frecuencia con la que ocurren estos robos es alta. «En lo que va de semana robaron seis ordenadores», asegura Alejandro. Un día antes este estudiante se enteró de que a varias chicas les habían sustraído varias pertenencias en la cafetería. «Desde la Facultad apuntaron mi número de teléfono y alertaron vía redes sociales sobre mi robo, pero se necesitan cámaras de seguridad».
En cuanto al robo de la biblioteca, Macarena opina que tiene que haber seguridad: «Los responsables me comentaron que ellos no podían controlar a la gente que sale o entra de la universidad, pero sí que sabían que entraba gente que no era de la facultad para robar. Poner vigilantes haría bajar la tasa de robos que hay», explica.
Un problema desde hace años
«Seguridad no hay ninguna, pero que yo recuerde nunca la hubo desde que fui alumno», relata David Álvarez, profesor de Ética y Estructura de la Información de Ccinfo. El docente piensa que es complicado que se vayan a erradicar los hurtos, aunque desde la gerencia y el equipo de canal «trabajan para poner barreras de acceso, por ejemplo en los parking de coches y en la biblioteca, para que solo pueda accederse con el carnet digital». A pesar de la insistencia de este medio por contar con el testimonio de la gerencia de la Facultad de Ciencias de la Información, no se obtuvo respuesta a las preguntas realizadas.
Por último, el profesor Álvarez analiza cuál es el punto débil de la cafetería, el lugar donde más robos hay del complejo. «Es el lugar propicio porque hay dos salidas, una que da a las clases y otra que da a la calle. No tengo tan claro que este sitio pudiera estar restringido solo a los alumnos, por ser público» expone el docente.