Rivas-Vaciamadrid instala dos compostadoras comunitarias
El Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid ha instalado dos centros de compostaje comunitario, a principios de este mes de diciembre. Están ubicados en el barrio de La Luna —calle Manuela Malasaña— y en la avenida José Hierro, esquina con María Zambrano. Se calcula que hasta cuarenta familias pueden acceder a cada uno de estos centros.
Más de la mitad de los españoles considera que el cambio climático es la principal amenaza del mundo. Así lo demuestra una encuesta realizada por el Real Instituto Elcano, publicada el pasado mes de septiembre. Además, la pregunta era de respuesta espontánea, sin que se les dieran opciones predefinidas que escoger. Se calcula que casi el 50% de los residuos que generamos son materia orgánica. Dedicarlo al compostaje es una buena manera de reducir la cantidad generada.
La población se moviliza, sobre todo los más jóvenes. Miles de personas participaron en la marcha por el clima del pasado 6 de diciembre. Y las administraciones públicas se hacen eco de esta preocupación. Rivas-Vaciamadrid es una de las ciudades con mayor concienciación acerca de la necesidad de sacar provecho a los propios residuos: de los 1.986 recipientes ecológicos que hay en la Comunidad de Madrid, la ciudad tiene 1.013, según los datos facilitados por el propio ayuntamiento. Es decir, uno de cada 24 domicilios ripenses contribuye diariamente a la reducción de residuos de una manera ecológica.
Bacterias, hongos y lombrices
El compostaje es un proceso mediante el cuál se descomponen los residuos orgánicos para obtener un producto fertilizante y regenerador del suelo de alta calidad denominado compost. Para ello, se recurren a organismos, como bacterias u hongos, y a animales detritívoros, como lombrices o escarabajos. A lo largo de la historia, se ha venido utilizando este proceso: los agricultores reunían sus desperdicios orgánicos para transformarlos en abono para sus tierras. Compostar es imitar el proceso que se produce de forma natural en el suelo de un bosque, pero más rápido y controlado.
El fertilizante obtenido es de alto valor nutritivo: nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio, calcio y hierro; todos ellos requeridos para la vida de las plantas. Además, evita el uso de sustancias químicas, que suelen traer aparejados problemas para la población.
Se denomina comunitario cuando se realiza en un espacio público o es accesible para diversos usuarios que lo utilicen concertadamente. Se practica en escuelas, jardines, entre los vecinos de un bloque de viviendas que comparten espacios comunitarios, etc.
Un proceso sencillo, pero costoso
El proceso al que se somete el usuario es sencillo, aunque requiere esfuerzo. En primer lugar, hay que separar en casa los restos orgánicos y clasificarlos en función de si aportan carbón o nitrógeno. Las cáscaras de huevo, restos de frutos secos, hojas o servilletas de papel entrarían en la primera categoría. La segunda se compone de restos de comida en general: carne, pescado, fruta, verduras, arroz, pasta, posos de café e infusiones. Esta separación es importante, porque los restos que aportan carbón —que se denominan «marrón» en el cartel informativo situado junto a los contenedores— se sitúa en la parte inferior. Estos residuos están secos, por lo que situándolos abajo permiten que el aire circule hacia arriba. El propio ayuntamiento es el que se encarga de ir regando periódicamente, ya que el agua es imprescindible para los organismos y animales que realizan la actividad compostadora.
El fertilizante y compost resultante es empleado por el ayuntamiento para sus parques y jardines. Rivas-Vaciamadrid siempre ha estado muy comprometido con el cuidado del medio ambiente. Catorce centros educativos disponen de un compostador propio donde los alumnos depositan sus restos orgánicos. Asimismo, el ayuntamiento también ofrece un servicio de compostaje comunitario en el centro Chico Mendes. El particular puede llevar sus residuos orgánicos para obtener su propio compost, que son anotados, para después llevarse la misma cantidad en compost.
En los últimos años se están desarrollando nuevas tecnologías que permiten el aprovechamiento de los residuos orgánicos. Por ejemplo, los biodigestores, que, con un proceso parecido, se obtiene gas apto para su uso como combustible. Se calcula que los residuos orgánicos generados por una familia pueden producir el gas necesario para esa familia.
Los vecinos que quieran contribuir a este proceso tienen que inscribirse enviando un correo electrónico a la Concejalía de Transición Ecológica, a la dirección mambiente@rivasciudad.es, incluyendo sus datos personales (nombre y apellidos, NIF, dirección, teléfono y correo electrónico).