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Serrano con Maldonado: la esquina en la que surgió el tranvía madrileño

Autor: Jaime Sánchez Moreno

«La empresa del tram-vía de Madrid tiene mucho gusto en anunciar que desde el 1º de junio en adelante se pondrán a la disposición del distinguido público madrileño los coches de dicha empresa, para llevar pasajeros del barrio de Salamanca a la Puerta del Sol, y viceversa». Así proclamaba La Correspondencia la inauguración de uno de los primeros tranvías de España el 31 de mayo de 1871. Estos eran de «tracción de sangre», es decir, llevados por animales, mulas en este caso (el eléctrico no surgiría hasta 1898).  

En la calle Serrano, esquina con Maldonado, se gestó este acontecimiento trascendental en la historia del transporte urbano. Donde hoy se encuentra San Francisco de Borja, antes hubo una estación de tranvías. Paseando por esta iglesia jesuita, frente a la embajada de Estados Unidos y cerca de la antigua sede de ABC, probablemente muy pocos sospecharían que este lugar fue un gran recinto de cocheras en el pasado. Además, en los años 70 del siglo XIX, este punto de Serrano era la periferia de la capital, ya que el distrito de Salamanca estaba construyéndose en ese momento.

La estación de tranvía de Serrano

 

Ya en enero de 1871, en un anuncio en la Gaceta de los Caminos de Hierro se informaba que el Tramvía de Madrid «está dispuesto a recibir proposiciones para la entrega en la estación del tramvia, en la calle de Serrano, de 100.000 ladrillos cuadrados, bien quemados y de buena forma». Curiosamente, la calle Maldonado recibe su nombre en un pleno municipal celebrado en abril de ese año de esta manera: «Para la 7ª igual a las dos anteriores que pasa por entre las manzanas 216 y la Estación del tramway urbano». En la inauguración del primer trayecto de la capital, un ingeniero llegó a decir que José de Salamanca (más conocido como el marqués de Salamanca) regaló los terrenos donde se establecieron las cocheras. Más allá de la veracidad de esta versión, se sabe que fueron facilitados o alquilados.

La parroquia de San Francisco de Borja, en el lugar donde se encontraba la estación             Maya Balanyá

  

Ese 31 de mayo, histórico a lo que transportes se refiere, terminó con una celebración en Lhardy, mítico restaurante de la Carrera de San Jerónimo. En contraste con aquella jornada, el 1 de junio, cuando el tranvía se abrió al público, estuvo marcado por altercados violentos. Según cuenta El Imparcial, grupos de curiosos recibían con silbidos a los carruajes, promoviendo «un gran escándalo, en que no faltaron puñaladas y bastonazos, con acompañamiento de gritos y pedradas. Ante un escándalo tan inexplicable como repugnante, la empresa del tran-vía dispuso suspender la circulación de los coches, y, a las ocho de la noche, gran número de personas aguardaban inútilmente su paso por el tránsito que tiene fijado». Tras estos sucesos, el día siguiente se caracterizó por la ausencia de manifestaciones contra el ferrocarril urbano. La empresa concesionaria, William Morris & Company, suspendió los viajes. ¿Por qué? «Tal vez por falta de caballerías… ¡Bah! ¡Habiendo en Madrid tantos animales!», planteaba con ironía el mismo periódico. Así fueron los orígenes del tranvía madrileño, que circuló por última vez en 1972.

Mapa de Madrid de finales del siglo XIX  IGN
Mapa actual de Madrid                                                                IGN

 

Casi 150 años más tarde, muchos solo destacan de Serrano sus tiendas de lujo. Pero la calle más cara de España también puede presumir por ser pionera en acoger un medio de transporte que conectó mundos dispares dentro de la ciudad.  

 

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