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El podcast según Pepe Rodríguez

Autores: Pablo Lodeiro y Pilar L. Arreaza

El periodismo avanza a velocidad de vértigo. El papel y su lenta combustión es solo el ejemplo principal de la necesidad de renovación que el profesional de la información debe adoptar. Hasta lo que parece perpetuo caduca. La inmediatez de transmitir es una de las pautas inamovibles pero, en muchas ocasiones, también ejerce de distorsionador si no se ejercitan buenas prácticas de corroboración.

Los nuevos formatos permiten ejercer un buen periodismo de una manera diferente, con la profundidad como algo regular y creando una rutina más sana para el periodista, donde se eliminan de la ecuación las tan temidas figuras del redactor jefe o del centelleante reloj. YouTube o el podcast han recogido en los últimos años una buena cantidad de periodistas que han realizado el trasvase desde los medios tradicionales como Sergio Andrés, Andrés Monje, Gonzalo Vázquez o el caso que nos ocupa, el de Pepe Rodríguez. En Asturias, le conocen como Pepe Brasín, porque «en los pueblos tira mucho el nombre de la casa», y su historia tiene tanto de vocación empírica como de adaptación al medio. Pepe es puro darwinismo periodístico.

«Soy la persona adecuada para el puesto»

Sin estudiar periodismo marcha desde su queridísima Cangas de Narcea hasta Oviedo, donde se presenta en la redacción de La Nueva España asegurando que «es la persona adecuada» para un puesto allí. Está una semana de prueba y como relata, «cuando nos quisimos dar cuenta llevábamos seis años y medio trabajando juntos». En ese tiempo escribe información comarcal donde, como cuenta el periodista, la profesión se le aparece de forma vocacional, pero por «trabajarlo».

Además, en sus ratos libres, escribe en un blog personal sobre su gran pasión, el deporte americano, que sería nuclear en el resto de su carrera profesional. Dicen que el periodista debe estar donde pasan las cosas, y las cosas, en España, pasan en Madrid. Brasín llega a la capital por «inconsciencia», donde colabora con El País y Cinco Días para «pagarse las cañas», pero pronto llega a sus oídos que el diario AS está montando una sección de NFL. Allí acaba dirigiendo el podcast Diario AS América, dedicado las competiciones norteamericanas, y que acaba como líder en escuchas de programas deportivos durante esos años. «Peleo mucho por mantenerlo», comenta, hasta el punto de preguntarse si aquello tiene un verdadero valor personal.

En la actualidad presenta, dirige y monopoliza todos los títulos inimaginables de su podcast personal Pepe Diario, un programa de tres horas aproximadamente donde analiza la actualidad del deporte a nivel global. Una primera parte dedicada al fútbol, una segunda polideportiva y un cierre «yanqui», centrado a la actualidad del otro lado del Atlántico. «El podcast es una evolución de la radio, no un sustitutivo y ambos son perfectamente compatibles», asegura el asturiano.

 

Pepe Rodríguez durante la grabación de su podcast – Pepe Rodríguez

 

El podcasting surge en 2004, cuando varios periodistas anglosajones y norteamericanos comienzan a eliminar la barrera temporal y emitir para la galería de forma prolongada en el tiempo. Pero Pepe Diario se inspira en los grandes programas deportivos, que cuentan con una gran tradición en el tratamiento de la información deportiva. No es extraño ver en la actualidad a jugadores de la NBA pasar por los micrófonos de los podcast de periodistas como Wojnarowsky (The Woj Pod). Pepe, de momento, se apoya en un gran número de periodistas especializados, con los que desarrolla una charla sobre los grandes temas del día.

«Los medios pagan una puta mierda. A la información accede todo el mundo y una buena pieza requiere un trabajo descomunal. No sale rentable», explica, ante este trasvase de los medios tradicionales a los nuevos. «En un proyecto como el mío tienes mucha libertad, no dependes de horarios. Predomina la opinión porque es lo que la gente quiere oír, algo que interactúe con ellos, que socialicen periodista y oyente», asegura.

Modelo de suscripción

Actualmente Pepe tiene 1.600 suscriptores, una cifra que varía dependiendo del mes, pero que cuenta con un núcleo duro de seguidores. Su programa, de larga duración, está dividido en los tres bloques mencionados anteriormente, para darle «lógica interna» al producto. «Lo hago pensando en el usuario, así es más digerible, y se puede acceder más fácilmente a la parte que quieres escuchar si no quieres escucharlo todo». Acceder a Pepe Diario cuesta 3 euros al mes. El modelo de suscripción, hacia el que ahora se están moviendo grandes medios tradicionales como El Mundo o El País, es una «deriva supernatural», según Brasín. «Nace internet y todo se vuelve gratuito. Ese modelo no es sostenible», afirma.

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