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El miedo de empleados y clientes de los supermercados por el coronavirus

 

Supermercado Casa Elías, en la calle Ferraz Foto: Noemi Nacemento

Resulta inmensamente extraño salir a la calle estos días, especialmente si se trata de hacer la compra en el supermercado. Una ciudad tan consumida como Madrid, donde las calles engullidas por la prisa y lo efímero, ahora desiertas, nos evocan a un pasado que pareciera similar al vivido en Chernobyl.

Unos guantes blancos de látex y una mascarilla verde me abren paso a un aparente caos procedente de otra época, o al menos, a una aún no vivida hasta ahora. Una puerta automática y al otro lado del mostrador una persona protegida con esta vestimenta tan dispar es lo más humano que podemos encontrarnos estas semanas en las solitarias calles de nuestro vecindario.

España en cuarentena

El «estado de alarma» decretado este sábado por el Gobierno para lograr frenar la crisis del coronavirus ha limitado el movimiento de los ciudadanos en todo el país y solo se puede circular en las vías de uso público en algunas excepciones como para ir a comprar bienes de primera necesidad a tiendas de alimentación o a la farmacia.

Entre las principales medidas que han adoptado la mayoría de las cadenas de supermercados para evitar aglomeraciones como las registradas la semana pasada es realizar controles de entrada de compradores. Evitar colas, guardando un metro de distancia de seguridad entre clientes y reducir el horario de apertura hasta las 20 horas, pudiendo variar en función de las circunstancias. Además, debido a el caos formado por el gran número de clientes que reciben a diario, no admitirán devoluciones y tampoco tendrán servicio a domicilio por razones de seguridad.

Clientes con mascarillas y guantes en el supermercado Casa Elías                       Foto: Noemi Nacemento

«Hay que guardar la calma»

A diario nos muestran en la televisión vídeos e imágenes de supermercados, especialmente del misterio vivido con el papel higiénico, un producto «estrella» hoy. Prácticamente es una aventura conseguirlo en estas semanas tan caóticas. Algunos han preferido utilizar el humor ante esta situación y se han realizado millones de memes sobre este producto.

En las desiertas calles de Martín de los Heros y Ferraz, en el madrileño barrio Argüelles, está el supermercado Casa Elías. un cajero, Hugo Vega, nos dice al pagar: «Parece increíble que la mayor preocupación de los clientes sea el papel higiénico, incluso más que la comida. Es que no lo entiendo, la gente piensa que se va a acabar y se vuelven locos», declara entre risas.

«Esto está siendo un caos, la gente te mira raro, como si estuviésemos infectados, aunque reconozco que nosotros hacemos lo mismo, porque estar todo el día aquí con esta situación es bastante duro», insiste Vega.

El cajero afirma que estas semanas están siendo especialmente difíciles, la gente está muy alterada y nerviosa y, ya son muchas las reclamaciones recibidas por parte de clientes, fruto probablemente en mayor medida de una injusticia alimentada por el mero caos que estamos viviendo. A pesar de ello, el Gobierno para tranquilizar a la sociedad ha garantizado el abastecimiento, los supermercados no van a quedarse vacíos.

Abastecimiento seguro

Reclama Hugo Vega a todas las personas un poco de paciencia a la hora de interactuar en sociedad, a la hora de ejercer nuestro papel tanto en calidad de cliente como de comprador. Están siendo unos momentos de estrés y difíciles para todos, pero hace un llamamiento a todas las personas. Si cada uno contribuye con su granito de arena, con amabilidad y utilizando protecciones de seguridad, quizás se pueda hacer más leve la jornada de trabajo de estas personas, que nos están ayudando a llenar nuestras neveras. Además, nos asegura que hay que «intentar guardar la calma» y «unirnos como sociedad, haciéndonos la vida un poco más amable». En base a esto ya han comenzado a establecer reglas de distribución de productos, no más de cuatro unidades por persona, para que de este modo no falten stocks para otros.

«A estas alturas no es extraño encontrarse a una persona con gafas de bucear, o incluso ancianos con bolsas transparentes en la cabeza. Por aquí ya han pasado, algunos jóvenes para hacer la broma y otros porque realmente creen que así van protegidos. Es una locura esto que estamos viviendo. Señoras peleándose por el papel higiénico», continúa narrando. No hay duda, los empleados de los supermercados están pasando por una situación delicada, pues además de exponer la salud en sus respectivos puestos de trabajo, la carga de tareas actualmente es mucho más elevada y la gente está especialmente susceptible.

Además, algunos comités de CCOO han luchado estos días solicitando a varias empresas de alimentación la posibilidad de que los trabajadores puedan realizar compras en sus propias tiendas de manera excepcional durante el «estado de alarma», algo que hasta ahora en muchos estaba prohibido y a lo que las empresas ha dado el visto bueno dada la situación para evitar la exposición de la salud de los mismos.

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