¿Cómo viven los supermercados la emergencia en Vallecas?
Desde el primer día del estado emergencia, quizás incluso desde que se cerraron los colegios y universidades en Madrid, se han visto en redes sociales las fotos de los supermercados vacíos. Poco a poco nos hemos acostumbrado a verlos, tanto dentro como fuera de España, pero unos días después parece ser que empiezan a adaptarse a la contingencia.
Los mercados y abastos han empezado a tomar medidas. Recordemos que el presidente de Mercadona, Juan Roig Alonso, ya había asegurado que el abastecimiento no sería un problema. Pero sumado a eso han tratado de mantener a la gente distanciada dentro de los establecimientos. Guardias de seguridad reparten guantes de plástico, esos que se usan usualmente para recoger frutas y verduras, y en el suelo, cerca de la caja, está marcado el espacio que deben tener entre ellos los clientes que estén en las filas.
«Venimos adaptándonos poco a poco», me cuenta una de las cajeras en el Mercadona del establecimiento de Vallecas, que incide, mientras guardo los productos, en que los problemas son en la mañana: «La gente se lleva todo antes del mediodía, si quieres algo específico tienes que venir temprano, en la tarde solo tienes lo que queda». En el súper donde trabaja ese día se llevaron enlatados y congelados, el papel higiénico -que se ha vuelto un artículo de lujo- e curiosamente también está a medio vaciar la zona de licores. «Hay que ser felices», dice entre risas la misma cajera, mientras me apresuro en mi regreso. Otros locales dentro del mercado municipal de Puente Vallecas están cerrados, cumpliendo horarios reducidos o esperando el permiso para abrir.
Tan llamativo como las medidas de los mercados son las maneras de la gente de cuidarse. Se pueden ver personas con atuendos de lo más particulares. Si bien en redes se pueden conseguir algunas imágenes excesivas, nada como verlas en vivo. No solo es el tapabocas sino que a ese accesorio necesario se le agregan guantes clínicos, capuchas e incluso capuchas impermeables dentro del establecimiento. Muchos se cubren el rostro con la camisa y la mayoría hace lo posible por mantener la distancia aún mientras hace las compras. Ya a las cinco de la tarde la mayoría está buscando algún producto específico para completar su nevera, después de todo no hay suficientes artículos en los estantes para llenar una nevera o una despensa.
Fuera de los supermercados no se ve la misma aglomeración de gente, lo que aminora los problemas de abastecimiento para ellos. En un abasto cercano al bulevar, se puede conseguir carne y verduras con mayor facilidad, así como patatas, refrescos y otros productos que no son de primera necesidad pero que pueden facilitar el día a día encerrados en casa; otro tiene una lona plástica en la puerta y atiende detrás de ella, para así evitar el contacto con los clientes. Parecen una opción viable y evitar así la aglomeración de las mañanas, aunque no tienen todos los productos que las grandes cadenas y, en ocasiones, pueden ser más caros.
Alrededor de los supermercados se pueden ver las calles más solas, aunque también más limpias, de lo usual. Los bulevares y las terrazas esperan mejores tiempos para recibir a la gente y los ancianos que suelen caminar por la zona solo aparecen si tienen un perro que pasear.
De momento ir al súper es la única salida de casa que tienen muchos, por lo que hacerlo de la forma más segura posible no parece exagerado. Nos esperan unas semanas complicadas a todos y ver cómo los mercados han ido estableciendo su manera de generar el distanciamiento social puede ser interesante para saber cómo enfrentar la pandemia a largo plazo.