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La actualidad del Santiago Bernabéu: «una zona muerta»

Foto: Realmadrid.com

Distintos vecinos de Chamartín han compartido su tiempo con Madrilánea para contarnos la repercusión  de unas obras de dimensiones cuasi bíblicas. El coloso está en plena transformación y los que observan desde abajo, cómo no, opinan.

Desde que se reanudara La Liga el pasado ocho de junio, a la hostelería y al pequeño comercio aledaño al Bernabéu le han arrebatado el elemento que convertía en excelente su ubicación: los días de partido. La segunda ola de la pandemia arrasa a su paso como un tsunami y está agravando enormemente una situación que ya era delicada.  «Debajo de mi casa está el restaurante Viejo Chamartín, un punto de reunión bastante concurrido de aficionados en los días de partido. Ahora mismo está prácticamente vacío»,  nos comenta José Ignacio, un empresario y abonado del Real Madrid.  Además, lo que era —y volverá a ser— la joya del barrio, se ha convertido en lugar incluso molesto. «No apetece tomarse una cerveza al lado de una obra», nos responde con prisa una viandante. El motivo que llenaba los negocios cada diez días es hoy, cuando más aprieta la soga, un problema.

Para el ciudadano de Chamartín, la obra del Bernabéu es como sumar una piedrecita a una mochila llena de arena. La hace un poco más pesada y está un poco más cerca de ceder.  En este contexto, cobra sentido el testimonio de Claudia: «evito pasar por el Bernabéu, es una zona muerta». Esta estudiante de arquitectura no solo se refiere al polvo y el ruido que despierta la obra —que convierte el lugar en un sitio incómodo— sino que mira hacia el futuro y califica la reforma de muy necesaria:  «El Bernabéu generaba mucho ambiente en los días de partido, pero no tenía mucha más vida y utilidad fuera de ellos». Se siente optimista con la transformación del estadio en un centro multifuncional que «llenará de vida al barrio». Además, como profesional declara: «los alrededores del estadio estaban algo descuidados y necesitaban una amplia reforma urbana».

Otro de los sectores directamente perjudicados por la obra es el inmobiliario. María Eugenia lleva meses buscando una vivienda en las inmediaciones del estadio y nos confiesa: «los pisos de alrededor no se están alquilando, incluso algunos han bajado de precio. Con la compra pasa lo mismo». Pero esta situación es perecedera. Según el propio Real Madrid, la previsión es que el estadio esté completamente acabado para el verano de 2022, un espacio temporal relativamente corto para unas obras de tal calibre. De hecho,  La ausencia de partidos es el caldo de cultivo perfecto para que la obra acorte los plazos de manera considerable. Y lo cierto es que están avanzando a un ritmo vertiginoso. Como podemos comprobar en el siguiente video, publicado por el Real Madrid en su canal de Youtube el pasado veintinueve de octubre. En él podemos observar la construcción de la ansiada cubierta del estadio. Dientes largos para los madridistas. 

Estado de ánimo: Presente y futuro

Por naturaleza, el ser humano es reacio al cambio. Esta situación se agudiza si el cambio es obligado. El ciudadano de a pie no tiene nada que decidir sobre las obras del Bernabéu, pero sí se ve afectado directamente. Sin embargo, no se respira un clima de indignación efervescente en la calle. Impera un taciturno estado de cansancio y resignación frente a una luz al final del tunel que aún se ve lejana.  

Los próximos meses aguardarán acontecimientos impactantes, desconocidos y,  posiblemente, históricos. Pero sabemos con seguridad que el Bernabéu despertará pronto de este letargo y será entonces aún más espectacular si cabe. Será un templo de otro siglo entregado a la tecnología de una nueva era. Eso sí, el Madrid debe volver lo antes posible a competir en el estadio de Concha Espina, por favor. En las inmediaciones del estadio, un aficionado nos comenta: «no nos podemos permitir celebrar otro título de Liga en un campito de Segunda División B». 

Cualquier tiempo pasado fue mejor, al menos para aficionados, trabajadores y vecinos de Chamartín. Pero el futuro Santiago Bernabéu brillará y hará brillar a un barrio que no se entiende sin el estadio del Real Madrid. Desde Madrilánea les deseamos todo lo mejor.

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