Coronavirus, el extraño aliado del mercado de San Pascual
El rumor del agua que mana de una fuente con forma de media luna en la pequeña plaza de la calle de Esteban Mora indica la entrada al mercado de San Pascual en el distrito de Ciudad Lineal. En 1965 abrió sus puertas y, desde entonces, abastece al mismo barrio que le da nombre y a su vecino, el de la Concepción. Tras su remodelación en 2014, todos los puestos locales se encuentran ubicados en la planta baja, mientras que en la parte superior se sitúa un supermercado.
Al entrar, un cartel en la pared, junto a un dispensador de gel hidroalcohólico, muestra la disposición de los puestos locales de este mercado de abastos o, más bien, los que hay, pero también los que en su día hubo. Al recorrer el lugar, los pasillos del fondo parecen abandonados por la cantidad de tiendas que se encuentran cerradas. Todos los comerciantes coindicen en que este tipo de negocio tradicional lleva muchos años sufriendo la pérdida de clientes; la pandemia no es la culpable de esta triste estampa.
José Julián Quintana, gerente del mercado, aclara que no ha cerrado ningún puesto a causa del coronavirus. Incluso, abrió uno nuevo hace una semana. Explica que durante el periodo inicial de confinamiento las ventas subieron considerablemente y luego se han ido estabilizando.
El personal que está al frente de estas paradas explica que, efectivamente, el coronavirus no ha mermado sus ventas. En algunos casos, las ha incrementado como apunta Félix, empleado de la Pescadería Virgilio: «Estamos vendiendo más, porque la gente no va a los bares y come en su casa». Juan Carlos, otro de los dependientes, comenta además que ellos tienen servicio a domicilio desde 1988, por lo que sus clientes les conocen y ahora les hacen todavía más encargos por teléfono debido al Covid-19.
En esta misma línea se sitúa la carnicería de Manuel Morales, donde afirman que venden más que antes de la pandemia. Manuel explica que para incentivar las compras han puesto más ofertas. Misma estrategia que han seguido en el Herbolario Doemi, ampliando esas ofertas también a los pedidos online. Marisol, empleada del negocio, explica que no se han visto tampoco afectados por el coronavirus: «El coronavirus no le ha afectado al negocio a nivel general porque hemos sido un bien de primera necesidad, por lo que hemos estado abriendo y hemos tenido una venta normal, como siempre. De hecho, han venido más clientes».
Frutería Hnos. Cordon y Frutería Hnos. González, dos puestos familiares que han pasado de padres a hijos, indican que venden «más o menos lo mismo» que antes de la pandemia. Igual que apunta Eduardo, dueño de la Panadería Hernández Rivas: «Ni me han subido, ni me han bajado las ventas; sigo estando más o menos al mismo nivel».
En la otra cara de la moneda se sitúan la Carnicería Manuel y Roberto y la Charcutería Zapardiel, que hablan de una disminución de las ventas a raíz de la tercera ola. «Hasta ahora se ha ido vendiendo bien, con normalidad, pero ahora ya empieza a bajar un poquito el tema», comenta Roberto, «Estamos intentando renovarnos para ir atrayendo gente: haciendo preparados, publicidad, nos hemos metido en Facebook, en Internet… Y ahora a esperar a ver cómo va evolucionando la cosa».
¿Por qué los vecinos del barrio compran en el mercado de San Pascual?
Los vecinos del barrio son muy fieles a este mercado y todos aquellos que han hablado con Madrilánea han manifestado que siempre compran allí, tanto antes de la pandemia como ahora. Vecinas más mayores como Victoria y Mari Luz destacan el trato tan cercano de los comerciantes y la calidad de sus productos.
Enrique, también de la zona, frecuenta más estos puestos locales desde que hay coronavirus: «Ahora es un momento para estar en colaboración con los que apuestan también por un negocio más pequeño, pero también de trato más cercano». Este mismo argumento es el que da Irene, clienta habitual del mercado: el apoyo al comercio local. Asimismo, el hecho de que haya menos gente que en una gran superficie le resulta más cómodo por el tema del Covid-19. Además, le gusta más el producto que venden: «Tienen más variedad y más fresco, porque cada día van a Mercamadrid a por él».
Javier, por su parte, hace alusión al teletrabajo: «Al estar teletrabajando como más en casa y se incrementa el número de veces que vengo, pero los hábitos son más o menos los mismos». Sandra, otra vecina de esta zona, piensa que la gente de este barrio es mucho de comprar en el mercado tradicional porque, en general, «es gente mayor y es una clientela muy fiel».