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Trombosis: «La redistribución de las vacunas que tenemos sería una solución»

Una enfermera prepara la administración de la vacuna de AstraZeneca (Foto: EFE)

 

La aparición de casos de trombosis tras la inoculación de algunas vacunas contra el Covid-19 ha puesto de manifiesto el temor de parte de la población ante la vacunación. Este efecto adverso, poco frecuente según los expertos, afecta sobre todo a las mujeres jóvenes menores de 55 años. Pero, ¿qué es un trombo? ¿Por qué se produce? ¿Hay alguna solución? Madrilánea traslada estas cuestiones al   presidente de la Sociedad Española de Medicina Interna de Madrid y Castilla La Mancha, el doctor Manuel Méndez.

-¿Qué es un trombo y por qué se da?

Un trombo es un coágulo de sangre que se produce dentro de un vaso sanguíneo. Habitualmente se origina por la activación de factores de coagulación y de plaquetas, los causantes de lo que denominamos coágulo. Por un lado, están las plaquetas que se agregan y, por otro, están todos los factores de coagulación que acaban haciendo una especie de malla de red que envuelve esas plaquetas. Eso es lo que produce el trombo, que puede llegar a cerrar un vaso sanguíneo e impedir la circulación.

-¿Cuál es la principal causa de estos trombos asociados a las vacunas?

Habitualmente, los trombos se producen por un daño en el vaso sanguíneo, lo que ocasiona una reacción plaquetaria. En el caso de las vacunas, se produce una reacción inflamatoria, con la creación de anticuerpos, que daña las plaquetas. Esto es lo que podría desencadenar en un trombo.

Es un mecanismo parecido a la bajada de plaquetas que ocurre cuando utilizamos algunos fármacos anticoagulantes como las heparinas, que ocasionan también un mecanismo autoinmune de generación de anticuerpos que puede desencadenar la producción de trombos.

-¿Qué grupo tiene más posibilidades de sufrirlos?

En las mujeres jóvenes los fenómenos autoinmunes son más frecuentes. Es decir, la generación de anticuerpos frente a fármacos o frente a agentes infecciosos pueden ser más habituales. 

Se está viendo que las vacunas que están elaboradas con adenovirus (AstraZeneca o Janssen) son las que más desencadenan este tipo de efectos adversos. En algunas pacientes pueden llegar a producir un consumo de plaquetas; baja el número de estas en sangre y pueden surgir trombos en diferentes partes del organismo. 

-¿Es una reacción poco probable?

La reacción es muy poco frecuente. Sí que es verdad que puede afectar a personas que son relativamente jóvenes y, en algunos casos, las trombosis pueden ser potencialmente mortales. Aunque es mucho más beneficioso vacunarse que no hacerlo. La infección por Covid tiene mayor mortalidad que la que tienen las complicaciones que se asocian a la vacuna. Sobre todo en los pacientes más mayores, donde el riesgo de complicaciones graves por coronavirus es mucho mayor que el hecho de emplear las vacunas en ellos. 

-¿Es más probable sufrir un trombo por Covid, en los casos más graves, que el riesgo de sufrirlo al vacunarse?

Sí. El riesgo de sufrir un trombo es mucho más elevado en una infección por Covid que el que existe al administrar la dosis de la vacuna. En la infección por coronavirus se ha visto que la frecuencia de trombosis aumenta considerablemente, sobretodo cuando se produce una reacción inflamatoria importante o cuando se tiene que encamar a los pacientes al ser hospitalizados. La vacunas están previniendo que los enfermos con infección por Covid tengan una enfermedad grave, que indirectamente va a prevenir que los pacientes tengan que ser hospitalizados, limitando así los casos de trombos.

-¿Debería tener la gente miedo a vacunarse por estas cifras de trombosis?

El riesgo, a nivel poblacional, es muy bajo. De hecho, la reacción es mucho más baja en aquellos colectivos que más mortalidad tienen por Covid; es decir, en los pacientes más mayores, por encima de 50-60 años. En los colectivos más jóvenes y a nivel individual, el evento puede ser grave. Pero si analizas el número de ingresos y de complicaciones por Covid sigue siendo beneficioso vacunar a la gente a nivel poblacional.

-El problema se magnificaría cuando se empiece a vacunar a gente más joven, ¿no? 

Sí. En mujeres más jóvenes (por debajo de los 30 años) donde a lo mejor el riesgo de infección grave por Covid es más bajo; sería conveniente ser prudente. Aunque el riesgo de acabar en la UVI por coronavirus a esta edad tampoco es algo raro, como hemos ido viendo.

Emplear vacunas que no hayan descrito estos efectos secundarios en la población más joven posiblemente sea lo más prudente. Los organismos como la EMEA o la FDA analizan la seguridad de las vacunas. En el caso de Janssen, han indicado que se debe seguir vacunando a los pacientes. En relación a estos efectos adverso raros, aveces es difícil encontrar una relación causa-efecto con la vacuna. Por ello, es conveniente seguir vacunando a las personas para poder controlar la pandemia

La solución estaría en la redistribución de las vacunas. Por ejemplo, las vacunas que están compuestas de RNA en vez de adenovirus se deberían poner a los pacientes más jóvenes. Las vacunas con adenovirus probablemente se puedan utilizar perfectamente en pacientes más mayores.

-Entonces, ¿la solución sería clasificar las vacunas en función de los efectos que produzcan?

Sí, yo creo que sí. La redistribución de las vacunas que tenemos sería una solución, pero siempre sin dejar de vacunar a la población, porque si no, la pandemia no se va a poder controlar. Vamos a tardar mucho más tiempo y se va ralentizar la inmunidad de rebaño que necesitamos para prevenir la infección. Se estima que esa inmunidad debe estar por encima del 70%. Si hay un colectivo de gente que no se vacuna, el virus puede circular entre ellos (hay portadores asintomáticos) e ir proliferando e introduciendo nuevas variantes. Si el número de pacientes infectados sigue siendo muy elevado, el virus mutará y generará nuevas variantes, que pueden tener mayor capacidad de contagio y pueden ser más mortíferas. Sabiendo esto, es conveniente vacunar a la población para prevenir también que el virus no se transmita de unas personas a otras y no cambie su material genético. 

-¿Qué le diría a este grupo de personas que están dejando de acudir a la vacunación por miedo?

El riesgo ahora mismo de trombosis es mucho más bajo que el beneficio de vacunarse. Al final tenemos que pensar todos, más que en el riesgo individual, en la responsabilidad colectiva que tenemos para controlar la pandemia. El riesgo individual es muy bajo y el control de la pandemia es necesario;  hay que animar a que los pacientes se vayan vacunando. Cuanto más rápido vacunemos a la población, más fácil vamos a poder controlar la infección. Hay que dejar que las autoridades vayan redistribuyendo las vacunas según el grado de seguridad que tengan en unos colectivos y en otros. Esto puede ser lo más seguro. 

Por ello, si el ciudadano tiene indicado vacunarse, este no debe negarse. Las administraciones y los sistemas sanitarios se encargarán de ponerle la vacuna más adecuada y más segura. Hay que animar a toda la población a que se vacune.

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