La insostenible situación de la Atención Primaria madrileña
La situación de la Sanidad Pública en la Comunidad de Madrid lleva en deterioro progresivo desde antes de la pandemia por la falta de inversión económica y RRHH
Dicen que la única batalla que se pierde es aquella que se abandona. Y los vecinos de Abrantes, en Carabanchel, lo saben a la perfección. Posicionado en el ránking de los barrios con menor renta per cápita de la capital, alrededor de doscientos vecinos llevan más de un año manifestándose de manera religiosa cada jueves a las seis y media de la tarde. Bajo el lema “Abrantes no se cierra”, salen a la calle en defensa de la sanidad pública y los recortes en Atención Primaria (AP). Desde la Asamblea Popular de Carabanchel (APC) reivindican personal sanitario suficiente y condiciones dignas; vuelta a la atención presencial de antes de la pandemia; y la reapertura de las urgencias de atención primaria (SUAP). El objetivo es claro: agitar el barrio para evitar que se les arrebate una conquista histórica de la talla de la Sanidad Pública.
Cuando la APC puso en marcha esta iniciativa a principios de septiembre de 2020, en el CS Abrantes no había facultativos. De un día para otro, se encontraron con un cartel en la entrada: “No hay médicos». Antes del inicio de la pandemia, el ambulatorio contaba con dieciséis facultativos en turnos de mañana y tarde. Ahora, solo se mantienen cinco médicos de mañana y tres de tarde. Una cifra que no hace sino recrudecer la saturación de un ambulatorio al que pertenece un área de salud de aproximadamente treinta mil personas. Precisamente son los centros de salud de las zonas más humildes de la capital los que se llevan la peor parte. Aún más tratándose de personas mayores y muchos de ellos con enfermedades crónicas. Largas colas de hora u hora y media hasta llegar al mostrador para ser atendidos evidencian la realidad a la que los vecinos llevan enfrentándose desde hace veintiún meses. “No hay cita. Tienes que bajar y decir que estás muy mal para que te atiendan”, cuenta un grupo de vecinas.
Los médicos, desbordados
A pesar de resolver aproximadamente el 90% de las necesidades patológicas de los ciudadanos, la situación de la AP en la Comunidad de Madrid lleva en deterioro progresivo desde hace años por la falta de inversión económica y recursos humanos. “La AP es la base y la columna vertebral del Sistema Nacional de Salud”, subraya María Justicia, presidenta del sector de atención primaria de AMYTS, para después añadir que “si cae uno, caemos todos” en clara referencia al desbordamiento de la atención hospitalaria.
Lo cierto es que la pandemia no ha provocado el desmantelamiento de la AP, únicamente ha puesto en evidencia todas sus carencias. El Sistema Madrileño de Salud (SMS) estaba ya muy debilitado por las medidas llevadas a cabo en los últimos años, con una AP infradotada de RRHH y ratios de personal facultativo muy alejados de los óptimos. Cada vez es más evidente el éxodo de médicos de AP hacia hospitales, otras comunidades autónomas e incluso fuera de España con motivo de los bajos salarios. “¿Por qué un pediatra de hospital cobra más que yo si tenemos la misma formación y mi único delito ha sido irme a AP, que es mi vocación?”, cuenta Gema García Ron, pediatra en el CS La Rivota (Alcorcón). Por no mencionar las bajas y jubilaciones: “Cuando un profesional se jubila, esa plaza desaparece y su cupo de pacientes se reparte entre el resto de los compañeros”, añade la pediatra.
Las agendas infinitas de pacientes componen la realidad diaria de estos profesionales: se ven obligados a atender a una media de sesenta y en la zona Sur de la capital, como el barrio de Abrantes, alcanzan los 80/90. “Nosotros lo llamamos ya `despachar pacientes´”, confiesa Justicia. Por su parte, a Gema García le preocupa que se le “pase alguna patología grave por atender corriendo a los niños”. Esto unido al concepto de “barra libre” de AP que tienen los ciudadanos repercute psicológicamente en los facultativos: “Tenemos a muchos médicos tomando ansiolíticos antes de ir a trabajar. No podemos más», señala el sindicato. En la misma línea opina la Doctora García Ron al confesar que “es una situación de hastío y desesperanza; de pensar que esto nunca se va a solucionar”.
«La Atención Primaria está maltratada. Es una situación de hastío y desesperanza; de pensar que esto nunca se va a solucionar», Gema García Ron, pediatra en el CS La Rivota (Alcorcón)
El «Plan Ayuso II»
En opinión de AMYTS, los principales obstáculos vienen de arriba, de las Consejerías de Hacienda y Sanidad: “Nuestro peor enemigo es Fernández-Lasquetty”. Consideran que les tienen “absolutamente abandonados” porque buscan “hundirles” y “desmantelar totalmente la sanidad pública”. Ponen como ejemplo el primer plan de mejora de la AP, que el ejecutivo de Ayuso prometió poner en marcha a raíz de la huelga indefinida de facultativos en septiembre de 2020 y que “se cargaron de la noche a la mañana”.
El pasado miércoles 6 de octubre el gobierno autonómico anunciaba las claves del segundo “Plan Integral de Mejora de la Atención Primaria”, una inversión de 200 millones de euros de aquí al año 2023. De ellos, 120 serán destinados a la mejora de infraestructuras y solo 77 a RRHH de todas las categorías profesionales, no solo médicos. Pese a la promesa de Sanidad de crear 1.222 plazas en AP, esta cifra de nuevos contratados no va a lograr suplir la tasa de reposición de personal. La Comunidad de Madrid tiene un déficit de facultativos del 24% de médicos, un total de 1.130 a fecha de octubre de 2021 (el total es de 5.217). A ello hay que añadir que, en los próximos cinco años, un total de 3.086 profesionales entrarán en edad de jubilación, según datos del SERMAS. Otra de las medidas consiste en un incremento salarial de hasta 700 euros para los médicos, los cuales podrán optar a él cumpliendo una serie de requisitos de alta penosidad.
La letra pequeña de los presupuestos
Dejando de lado el “Plan Ayuso II”, es de suma relevancia observar el gasto en inversión sanitaria de la Comunidad de Madrid, demoledor en términos de AP. Para ello, es necesario realizar una comparativa entre los años 2019 y 2022, ya que tener en cuenta el periodo 2020/21 no sería válido debido al impacto de la pandemia.
En 2019, la partida de los PPGG de la Comunidad de Madrid destinados a Sanidad fue de 8.091 millones de euros. Los programados para 2022, de 8.784 millones. Un dato que supone un incremento en la partida de sanidad de 693 millones o del 8,6%. Sin embargo, el gasto sanitario consolidado o real de en 2019 fue de 8.962 millones (estaban presupuestados 8.091 millones) y el 3,7% sobre el PIB, es decir, 1.340 euros/habitante (tan solo el 11,2% fue destinado a la AP). Por tanto, la inversión en Sanidad de la Comunidad de Madrid para este año 2022 es menor que el gasto real de 2019 (47 millones menos).
En materia de AP para el año 2022, el incremento de presupuesto será del 3,9% (alrededor de 2.055 millones de euros), el menor de los diferentes niveles asistenciales. Para 2019, estaban presupuestados 1.979 millones, pero el gasto consolidado fue de 2.193 (un 11,2% del gasto total de Sanidad). Es decir, el presupuesto de AP para 2022 es un 6,3% menor (178 millones menos) que en 2019.
Pese a que el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, defendiera en la presentación del proyecto que la reforma de la AP es “fundamental” y “una necesidad a nivel de todo el sistema de salud”, el incremento previsto de aquí al año 2023 no llega a cubrir todas las necesidades y sobre todo cuando las adversidades de la pandemia han puesto en evidencia las carencias del SMS. Las organizaciones sindicales, decepcionadas, tachan al “Plan Ayuso II” de ser “otra mentira más” del ejecutivo madrileño. Mientras tanto, la Comunidad de Madrid va a seguir relegada a los últimos puestos en relación a la inversión respecto al PIB, la penúltima teniendo en cuenta el gasto por habitante, lejos de la media de la media española de inversión en AP y aún más del 25% recomendado por la OMS. En suma, Madrid lleva años siendo una de las comunidades autónomas que menos apuesta por la inversión en Sanidad pública y, en concreto, en AP.
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