El temor de recibir el ‘ultimo mensaje’ de un ser querido ante la guerra
La joven ucraniana que vive las atrocidades de la invasión rusa lejos de casa y busca apoyar a su país con un centro de donaciones en Madrid
Su nombre es Viktoriya Shepilo, Tori para sus amigos, una joven ucraniana que lleva casi 5 años viviendo en Madrid, dejó su ciudad natal hace más de 13 años para formarse en el extranjero, primero en California, EE.UU y posteriormente Madrid, la ciudad donde es feliz y se plantea un futuro.
Tori es una de los 23.356 ucranianos que residen en Madrid y viven la guerra lejos de casa. El dolor de ver a su país, a su ciudad y a su gente caer a pedazos por los bombardeos y ataques causados por la invasión rusa es inmenso, declara: “Las primeras noches de la guerra fueron muy fuertes, me reunía con mis amigos ucranianos y hacíamos turnos para dormir y estar pendientes de las últimas noticias sobre la guerra”. El conflicto armado y la seguridad de sus seres queridos está en su mente las 24 horas del día, los 7 días de la semana, llevar su vida normal ha sido algo muy difícil y ha afectado a su salud, menciona: “He perdido 5 kilos debido al estrés, me despierto para ver las noticias sobre las muertes y ataques, también me voy a dormir leyendo las noticias, corro a mi celular cada vez que suena, no me quiero perder ese ‘último mensaje’ de mis seres queridos que están en casa”.
Era consciente de la historia y del roce político entre Rusia y Ucrania, pero confiesa que nunca se imaginó, ni ella ni sus seres cercanos, que el presidente ruso Vladímir Putin desataría una guerra contra Ucrania; hasta aquella madrugada del 24 de febrero en la que realmente sucedió: “Yo creo que Putin tiene su propia realidad en la que solo vive él y cree que Ucrania no debería existir y ser independiente; él piensa que debemos pertenecer a Rusia y por ello justifica su ‘operación militar’, señala Tori.
Aunque hace tiempo que no vive en Ucrania, su familia y amigos están allá, menciona: “Mi madre se fue del país después de la primera semana de guerra, pero el resto de mis seres queridos siguen ahí y se niegan a dejar su tierra natal”. La mayoría de sus familiares y amigos están en Kiev o en las ciudades cercanas. Su padre, sus amigos y familiares varones no pueden abandonar el país debido a la ley marcial, una imposición de estado militar que establece que ningún hombre entre 18 y 60 años puede salir del país, así que ellos de alguna forma u otra han decidido ayudar y contribuir a la defensa de Ucrania: “Mi padre, que es abogado, está ayudando al ejército local construyendo obstáculos caseros para frenar los vehículos del enemigo con el fin de proteger su vecindario. Mi mejor amigo dejó su negocio y se unió voluntariamente a un batallón especial. Una amiga convirtió la cadena de restaurantes de su familia en una estación de elaboración de alimentos en la cual prepara y entrega 20 mil comidas todos los días al ejército, hospitales, orfanatos y a ciudadanos”, estas son solo algunas de las historias que Tori compartió con el equipo de Madrilánea, pero así como su papá y sus mejores amigos, tiene muchos conocidos más a los que les ha cambiado la vida a partir de la guerra. La joven añade, “todos están participando para intentar terminar con la guerra, es increíble ver a mi nación tan unida y valiente”.
Ella desde Madrid está contribuyendo y ayudando a su país en un centro de donación, donde se recolectan y empacan víveres para enviarlos, con ayuda de la embajada de Ucrania, a las ciudades del país y a Polonia: “Me siento más en paz y me siento útil ahora que soy parte del centro de donaciones. Estoy aquí todos los días después del trabajo y los fines de semana completos, con pequeños descansos para unirme a las protestas contra la guerra. Actualmente estamos estableciendo una organización oficial para también poder recaudar dinero y apoyar a los refugiados que ya están en Madrid”, toda ayuda por muy pequeña que sea tiene algún impacto en la causa. “Ha sido increíble ver cuántas personas están aportando recursos, además de su tiempo. La mayoría de los voluntarios son ucranianos y rusos, también hemos recibido muchas donaciones de españoles y extranjeros, así como de hospitales y tiendas”, menciona con ánimo.
La preocupación por cómo puede terminar la guerra y el futuro de Ucrania son cuestiones que mantienen a Tori en un estado de angustia y miedo, “las atrocidades que están sucediendo por la guerra, son absolutamente horribles. Creo que el presidente ruso no se encuentra en un correcto estado mental, tiene una realidad retorcida y esta influye en la colectividad de toda Rusia”. Sin embargo, señala que después de tres semanas de guerra, para ella y sus cercanos, ha sido un poco más fácil (no menos doloroso) afrontar la situación: “Vemos que Ucrania está respondiendo bastante bien y siente la ayuda humanitaria, militar y económica que proviene de la comunidad internacional”, esto último la mantiene con esperanza y fuerza para seguir afrontando y apoyando a su país ante este conflicto. Es así como se vive la guerra lejos de casa.
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Salud
scarlet anderson