Roberto Herrscher: «El evangelista San Marcos era un periodista narrativo»
Si tras ser soldado en la Guerra de Malvinas, Roberto Herrscher (Buenos Aires, 1962) no se volvió loco es porque se convirtió en periodista. Al menos así lo asegura él, aunque para muchos «locura» y «periodismo» puedan ser sinónimos. Escritor, periodista y profesor universitario, Herrscher se formó en las aulas de la Universidad de Columbia y enfrentándose a periodistas de diarios como el Times, The Sun o Chicago Tribune.
«Tenía 19 años cuando periodistas anglosajones se pusieron en contacto conmigo», recuerda. Entonces, había fundado con otros excombatientes un grupo contrario a la guerra y al servicio militar obligatorio. «Me di cuenta de que ellos ya sabían lo que querían contar, solo necesitaban las declaraciones», dice. Por ello, Herrscher decidió contar su propia historia en el suplemento Sí del diario Clarín. «No es una buena forma de empezar a escribir hacerlo sobre uno mismo», aclara, pero esa experiencia le sirvió «para no olvidar cómo era estar del otro lado, y no ser como los periodistas que me entrevistaron a mí».
Al contar su historia, en Herrscher nació no sólo la vocación periodística, sino también la de enseñar a los demás. Sin embargo, al enfrentarse a sus alumnos del máster de periodismo que imparte en la Universidad de Barcelona se da cuenta de que cada vez es más difícil enseñar en este oficio. Las lecciones se convierten en mezclas de viejos valores que llevaron al periodismo libre a ser uno de los soportes de la Democracia, sumados a los cambios que está sufriendo la profesión. «Es difícil saber si enseñas a ser periodista en los medios tal y como son o en cómo deberían ser», bromea.
Entre el A-B-C del periodismo, Herrscher intenta enseñar honestidad a sus alumnos, respetando entre otras cosas los entrecomillados. «No se puede ser perfectos, pero sí sabemos cuándo somos honestos», señala. Para este curtido periodista, que entre otras publicaciones ha escrito en los diarios argentinos Clarín y Página 12, los jóvenes tienen una ventaja para el periodismo que viene: el dominio de las herramientas digitales, aunque sin caer en ser meros técnicos. Por eso, intenta enseñarles «la mirada del periodista», esto es el gusto por la palabra cuando se trata de escribir y el gusto por la imagen cuando se realiza un vídeo.
Pero sin duda, las mejores lecciones provienen de sus propias vivencias. Especialmente, de su vuelta a la vida tras la Guerra de las Malvinas. «Me metí en Buenos Aires y vi que otros tenían peor situación que la mía. Contar la historia de los demás te ayuda a salir de tu drama», confiesa. Ahora, Herrscher puede acercarse a aquel episodio trágico con distancia. «Es un gran error que un periodista que lo es por un problema personal, como es mi caso, convierta ese problema en su causa», asegura, «te acabas convirtiendo en un propagandista».
La cara y la cruz del periodismo digital
A Roberto Herrscher hay cosas del periodismo actual que no le gustan. Por ejemplo, la obsesión por la rapidez. «Cuando nos obligan a ser los primeros, llegamos a un grado de no elaboración de la noticia en el que perdemos la profesionalidad», denuncia. Unas prisas que tampoco son amigas del periodismo narrativo que tanto le apasiona.
«En los diarios no hay espacio, ni tiempo ni dinero para historias personales», lamenta. Pero la crónica no depende solo de la estructura de los medios. También del público. «Se necesita gente que quiera leer 40 páginas de un tema para entenderlo, que lean grandes crónicas que cambien su vida», señala. Sin esconderse, deja entrever su pena por el cambio de la relación entre lectores y periodistas: «Ellos esperan poca cosa de nosotros y nosotros de ellos».
Sin embargo, no todo está perdido. Herrscher encuentra en el mundo digital un pequeño oasis para el periodismo narrativo. El compartir el castellano con más de 20 países provoca que los lectores no sean sólo de una ciudad, permitiendo que personas de Chile, Perú o México puedan leer cualquier historia. «La crónica da contexto y logra enganchar a un lector extranjero», algo que no pasa con una noticia cualquiera «sobre la estrella nacional en televisión o un suceso que ocurrió ayer», insiste. Además, en internet se ofrece la posibilidad de «contar en largo», no hay espacio acotado para contar una historia. Incluso se pueden utilizar herramientas multimedia como fotografías, mapas interactivos o infografías que ayuden a entender el texto.
Internet puede ser el lugar ideal para la crónica, pero también para el periodismo libre. «Lo bueno de lo malo», como diría Herrscher, es que la cantidad de competencia de Internet impide cualquier acto de censura del poder. Aunque no impide la auto censura, «más peligrosa» para el autor argentino. «A veces, por miedo a perder el trabajo, los periodistas se vuelven más papistas que el Papa», critica, lo que según él muestra una falta de «creer en nosotros mismos».
La Teoría de los Cuatro Evangelistas
En el año 2000, Roberto Herrscher desarrolló por primera vez su Teoría de los Cuatro Evangelistas, basada en los textos de San Mateo, San Lucas, San Juan y San Marcos. Los cuatro evangelistas contaron la misma historia, pero con cuatro comienzos diferentes que demostraban cuatro formas diferentes de pensar. «Cuatro vías básicas para contar una historia real en profundidad» que pueden extrapolarse al mundo del periodismo, señala el autor.
El primero, San Mateo, es el abogado. Construye su argumento paso a paso, para demostrar que la historia que va a contar, la legitimación de Jesús como Mesías, es justa. Y lo hace utilizando el linaje de José, enumerando los nombres para demostrar que desciende del rey David.
1:1 Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.
1:2 Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos
Después, es el turno de San Lucas, el historiador. «Es lo más parecido a una tesis doctoral», bromea Herrscher. El santo cuenta una historia completa, llenando todos los huecos». Por eso, cuenta la historia del ángel que anuncia a Zacarías que tendrá un hijo: Juan. Cuenta los antecedentes de la historia y todos los detalles, y además anuncia que tiene un método, que es contar la historia de principio a fin.
1.1 Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros,
1.2 tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra…
En tercer lugar, se encuentra San Juan, el poeta. En su caso, no quiere convencer a nadie ni contar la historia desde el principio. Para él, «se trata de una religión de retórica, no de hechos», dándole especial importancia a la palabra.
1:1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
1:2 Este era en el principio con Dios.
Por último, está San Marcos, el periodista narrativo. «Cuenta los hechos reales de forma literaria y empieza a mitad de la historia», explica Herrscher. El periodista compara a San Marcos con Tom Wolfe, quien en su definición del Nuevo Periodismo incluía que la primera escena debía atrapar al lector por preguntas, sin contarlo todo.
San Marcos explica que Juan vestía pelo de camello y comía langosta. «No dice “era pobre y comía mal”, sino que utiliza los detalles», puntualiza. Una mejor forma de recordar los detalles.
1 1 Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios.
2 Como está escrito en el libro del profeta Isaías: Mira, yo envío a mi mensajero delante de ti para prepararte el camino.
3 Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos,
4 así se presentó Juan el Bautista en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados.
Según Herrscher, de San Mateo heredaron su estilo los periodistas de investigación como Bob Woodward y Carl Bernstein con el Caso Watergate; de San Lucas los biógrafos como Jon Lee Anderson; de San Juan periodistas-poetas como James Agee y de San Marcos nombres como George Orwell y Ryszard Kapuściński, quienes introducían al lector en la historia a través de la descripción y viviendo las historias en primera persona.
¿Y Roberto Herrscher? «Yo me identifico con San Marcos», sentencia. Porque a él, como al evangelista, le apasiona «la buena historia, no la historia completa».