Centro

Una noche mágica y una resaca merengue

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Conmemorar la victoria española tras la ocupación francesa y rendir honor a Fernando VII. Esta es la razón por la cual se erigió un monumento a modo de arco triunfal a finales del siglo XIX en la ribera del Río Manzanares. Conocida hoy como Puerta de Toledo, esta construcción ubicada sobre una glorieta da nombre a la “ronda de Toledo”, ubicada en la calle del mismo nombre que comunica el sur de la ciudad con la Plaza Mayor.

Una cuesta marca el camino desde la Ronda hasta la emblemática plaza. A la una de la mañana de un martes no se ve mucha gente en la calle, salvo por los aficionados que regresan a sus casas con alguna o varias copas de más según el caso, después de celebrar una noche mágica de Champions en la que el Real Madrid ha conseguido el pase a la final que se jugará el 24 de mayo en Lisboa. Con camisetas y bufandas blancas, bajan una decena de madridistas eufóricos gritando «¡¡ale Real Madrid ale!!». En una de las pocas terrazas que quedan abiertas a estas horas, una pareja de guiris les ve pasar con una mezcla de asombro y gracia. Una vez se han alejado, el silencio se apodera de la calle, hasta que lo interrumpe la bocina de un coche cuyo conductor grita ¡Que viva el Madrid! al único transeúnte que camina hacia el centro. Sólo al pasar por el Teatro la Latina se ven coches y gente que sale de alguna obra, posiblemente ignorando la gesta lograda por el equipo merengue. La calle se llena de comercios típicos y edificios castizos a medida que se acerca la Plaza Mayor. Entrando por el Arco de Cofreros, la Plaza muestra una cara poco conocida, prácticamente vacía y con algunos camareros terminando de limpiar las mesas en las que momentos antes, tortillas, chorizo, vinos y cervezas, eran degustados por comensales que aprovechaban la oportunidad de disfrutar de la gastronomía española en uno de los sitios más representativos de la capital.

La Calle Mayor es el último tramo hasta llegar a la Puerta del Sol. En ella varios manteros recogen la mercancía que intentaban vender durante el día y se marchan por la calle Montera. Con cara de perdidos, unos turistas argentinos preguntan por el mercado de San Miguel y algunos taxistas comentan cómo ha ido la jornada. Allí, el kilómetro cero había indicado el origen de las carreteras radiales y el camino a casa a todo aquel que pasaba ante él.

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