Hortaleza

Un barrio de Reyes y rebeldes

Imagen de un parquímetro junto a plazas vacías. Por A. Aragón

La baronesa Thyssen se ha encadenado. Quiere defender sus derechos. Clama por una injusticia ante las miradas de la gente. Pero no está atada a un árbol del Paseo del Prado, sino a un parquímetro de Hortaleza. Y no se llama Carmen Cervera sino que es una mujer del barrio disfrazada. Es sólo una de las muchas imágenes que han dejado las acciones vecinales de un barrio dispuesto a defenderse.

«Fueron un par de años con manifestaciones casi semanales, y nunca con menos de 500 o 600 personas», precisa Emilia, una de las principales encargadas en la organización de aquellas protestas. Normalmente se encarga de los servicios de asistencia a personas mayores, pero en aquella ocasión también sintió la necesidad de involucrarse. «Nos levantamos un día y nos encontramos con los parquímetros. Nos reunimos una vez con Gallardón y tres con Pedro Calvo. Dijeron que fue por petición de los vecinos, pero aún hoy no han sabido decirnos quién», lamenta.

Calvo, entonces concejal de Seguridad de la Comunidad, amplió en 2006 el Servicio de Establecimiento Regulado más allá de la M-30 a barrios periféricos de Madrid. Los vecinos coinciden en que la zona no tenía problemas de aparcamiento y que las medidas eran injustificadas. Algunas incluso mal tomadas, como los parquímetros que obligaban a pagar por estacionar el coche al ir al ambulatorio. Muchos amanecían empaquetados y envueltos con un lazo «para regalárselos a Gallardón». «Algunas señoras mayores salían de noche para pintar de blanco las rayas verdes», relata un vecino. Y al final, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid les dio la razón.

«Llegamos a tener 38 y hoy sólo quedan nueve. Quitaron todos los de las rayas azules, que además dejan de funcionar a las siete de la tarde. Ni sirven ni son necesarios aquí», sentencia Emilia.

La visita de Sus Majestades

Como en buena parte de la capital, Hortaleza vio crecer el movimiento vecinal en la década de los sesenta. Esta presión forzó la legalización de las asociaciones, aunque tuvo que luchar para asentarse. De ese esfuerzo nació una de las tradiciones del barrio que aún hoy se mantiene: la cabalgata de los Reyes Magos.

«Empezó en 1979 como una forma de dar visibilidad a las asociaciones de vecinos. Había agrupaciones de amas de casa o de padres de familia, pero ahora querían que los vecinos se dieran cuenta de que había gente que luchaba por sus derechos, recuerda Borja, hoy miembro de la asociación La Unión de Hortaleza. «Se pedía que pusieran institutos o que asfaltaran las calles, porque esto todavía era un barrizal», precisa.

El barrio seguía pareciendo un pueblo. Sirva de ejemplo la cabalgata, donde quienes todavía conservaban ganado prestaban sus burros para que montaran Sus Majestades. Casi tres décadas más tarde, en 2008, era el cristalero quien prestaba su camión. ¿Qué había pasado?

Desde que se creara en 1982, la Junta Municipal colaboraba con los vecinos en la organización del evento, sobre todo en cuestiones de seguridad y movilidad. Los jóvenes del barrio elegían la temática y ayudaban en la construcción de las carrozas. «Se repartían vales de dinero con los que comprar los materiales en las tiendas de la zona, con lo que incluso revertía en el comercio del distrito», explica Borja.

Así fue hasta que en 2008 la Junta privatizó la cabalgata. El recorrido dejaría de pasar por las zonas más humildes para hacerlo alrededor del centro comercial. La temática vendría impuesta y los más pequeños no colaborarían en los preparativos. «Las asociaciones nos rebelamos. No nos dio tiempo a organizar nada espectacular porque nos enteramos poco antes. Nos tuvimos que montar en el camión que nos prestó el cristalero del barrio, pero era una manera de recuperar la cabalgata, que no era de la Junto sino nuestra».

Durante cuatro años, Hortaleza ha visto a los Reyes Magos por partida doble, hasta que el pasado mes de diciembre el Ayuntamiento eliminó el presupuesto para cabalgatas vecinales. El 5 de enero Sus Majestades visitaron el barrio. Iban en la cabalgata alternativa, la de toda la vida, y montados en un vehículo prestado. Porque si Hortaleza conserva su esencia es gracias a sus vecinos.

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