Reporterismo

Bodas de plata en la galería Fúcares Madrid

Pieza de la obra «Agua Salobre» del artista José María Guijarro. Por Galería Fúcares

El matrimonio de Norberto Dotor con su galería es un cocktail de amor y conveniencia. Amor hacia lo que para él es una filosofía, y no una tienda. Conveniencia para los lenguajes contemporáneos en general y el circuito madrileño en particular, que atesoran un esposo empeñado en buscar la frescura sin temer al fracaso. Fúcares Madrid celebra su 25 aniversario el próximo 30 de enero.

Dotor abrió su primera galería en Almagro (Ciudad Real) cuando tenía 25 años. «Era un inconsciente», dice sacudiendo la cabeza. Sus inicios fueron difíciles. Cultivó su grano en un campo árido para las nuevas formas de expresión, una región con una política cultural «retrógrada e inoperante», pero siguió adelante. Ahora ronda los 60 y puede decir que lleva décadas viviendo de las vanguardias, que no se ha perdido una sola edición de ARCO (y ya van 30) y que «descubrió» a un desconocido Miquel Barceló en los años 80.

En 1987 se trasladó a Madrid para entrar en contacto con nuevas tendencias y llegar a un público más amplio. Se instaló en Conde de Xiquena. No fue casual, fue una declaración de intenciones, una sorpresiva entrada en el círculo de galeristas de la capital. A un par de calles de distancia ya se encontraban por aquel entonces las exposiciones de Oliva Arauna (1985) y Juana de Aizpuru (1983).

Norberto habla de «espacios conceptuales», más que de galerías. El matiz esconde una distancia notable. El primero se eleva sobre el segundo – un escenario tangible de blanco y parqué – y alcanza una dimensión cuya amplitud y dirección dependerá de cada artista, de cada visitante. El manchego asegura que su programa expositivo es «arriesgado, pero coherente en su conjunto». Fúcares trabaja con los fotógrafos Bleda y Rosa, Candida Höfer, el autor multidisciplinar Andrei Roiter, Jaime Pitarch, Jacobo Castellano o Rubén Ramos Balsa, amén de otros colaboradores. Las obras son «la consecuencia de su manera de estar en el mundo», explica Norberto. Esa «manera de estar» y observar el entorno los convierte en cronistas de su tiempo, arquitectos de memoria colectiva.

Aceptación del arte

«La galería enseña una obra de manera ordenada», apunta Dotor, «intentando que el conjunto resulte lo más pedagógico posible». No obstante, las posibilidades del arte contemporáneo no se entienden en un país en el que la cultura no está normalizada: «En España hay que explicar el arte, lamentablemente». En nuestro país abunda lo que él llama «La gran mentira del arte», «esa actitud prosaica y aburrida del que sólo ve la superficie y la relaciona con cosas cotidianas sin trascendencia».

Norberto no cree que el espectador no instruido sea el culpable de esta situación, sino la víctima. Su tesis no es nueva. La sociedad, a través de una educación deficiente y una programación televisiva endogámica, «no da acceso a la comprensión de los códigos del arte», explica. «El fútbol también tiene su propio lenguaje, y la gente lo aprende», declara molesto.

ARCO

Dotor es crítico con lo que él considera una deriva sensacionalista de ARCO. «Se ha convertido en un lugar donde verse, ver y exhibirse», señala. Un encuentro de profesionales transformado en espectáculo, un escaparate humano en el que el arte «ya no es el protagonista al cien por cien». Norberto afirma que algunos galeristas promueven conscientemente la espectacularización de la cita, «dando lugar a otro tipo de feria, la de mi pueblo, la de las casetas, la que más ruido hace». «El arte no es así. El arte es silencioso».

[box border=»full»]Galería Fúcares Madrid. Calle conde de Xiquena, 12 1º Izq. Horario: Lunes de 16:30 a 20:30, Martes a Viernes, de 11:00 a 14:00 y de 16:30 a 20:30. Sábados, de 11:00 a 14:00. Teléfono: 913197402. www.fucares.com[/box]

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