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El folclore del Cristo de Medinaceli

Fieles tocan los pies del Cristo de Medinaceli. Foto Ernesto Agudo
Fieles tocan los pies del Cristo de Medinaceli. Foto Ernesto Agudo

Cientos de miles de personas se congregaron el viernes uno de marzo para besarle los pies al Cristo de Medinaceli y pedirle tres deseos. Aunque para que se cumplan las peticiones no hace falta esperar ocho horas de cola, ni acudir a espectaculares eventos con conocidos políticos. La imagen no es menos importante que los cofrades que se encargan de su cuidado, aquellos que pocos conocen.

La entrevista se realiza dentro de la Basílica de Jesús de Medinaceli, en una habitación apartada, situada a mano izquierda del altar principal. La iglesia es lúgubre, la habitación está llena de luz. Parece un archivo enorme que cuenta con más de 300 años de historia. Tiene la huella de cada libro, de cada acta firmada y sellada, de cada ficha, de imágenes capturadas en fotografías hechas con carretes, de cuadros del Cristo y obsequios que otras cofradías agregadas han traído a la Archicofradía Primaria de la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medinaceli, conocida como la Archicofradía de Jesús de Medinaceli.

El ViceHermano Mayor, Ricardo Manuel Torrijos López-Cordón, abre la puerta del archivo y sala de reunión. Tiene barba negra, viste con pantalón de traje azul marino, chaqueta del mismo color y zapatos negros de piel. Se adentra en lo que parece una oficina, a su lado está Benjamín Echevarría, Padre Director, lleva hábito marrón, el tradicional en la Orden de los Capuchinos. Pese a que los dos son cofrades y están en la Junta de Gobierno, Manuel es laico e informático y Benjamín religioso.

«Solo dos miembros de los doce de la junta de gobierno son religiosos: el Padre Director y el Hermano Mayor», cuenta Manuel. Una archicofradía es una congregación o hermandad de devotos. Cada una tiene su junta de gobierno con número variable, «se llaman archicofradías porque agregan cofradías de otras partes de España», explica Manuel con expresión afable.  Suelen ser las congregaciones más antiguas.

Un fiel entra en la basílica el domingo después del viernes primero de marzo. Foto: I.M.B
Un fiel entra en la basílica el domingo después del viernes primero de marzo. Foto: I.M.B

Si algo destaca en la basílica es su Cristo. «Le llaman El Señor de Madrid», dice el Padre Mayor. El pasado viernes uno de marzo, como cada viernes primero de marzo, cientos de miles de personas hicieron cola en la puerta de la iglesia para besar los pies a la imagen y pedirle tres deseos. Todos los años La Casa Real acude a la manifestación religiosa. Pero este año no ha sido fácil para la Monarquía. Doña Sofía hizo acto de presencia aunque no estaba programado en su agenda. «La gente no viene por la Casa Real, creo que es al revés», matiza el Padre Mayor. Los dos tuvieron la oportunidad de conversar en persona con la Reina. Benjamín la define como una mujer muy cercana; Manuel fue la primera vez que la conoció. Le gustó su interés por la fundación de su archicofradía y que le preguntara cuánto tiempo llevaban trabajando, «una persona muy agradable».

Durante al entrevista, se debate la idea de si algunos políticos aprovechan la tradición religiosa para hacer campaña, ya que Ana Botella, alcaldesa de Madrid, también esperó para pedir sus deseos. «Sería al contrario», matiza Manuel mientras se ríe: «Vivimos en una época en la que ser cristiano no está bien visto». Sobre las estampitas y otros obsequios que se vendieron y se siguen comerciando en la puerta de la iglesia, el Padre Director comenta que en los lugares de mucho culto «hay ese tipo de negocios».

El ViceHermano Mayor (izd) y el Padre Director (decha) durante la entrevista. Foto: I.M.B
El ViceHermano Mayor (izd) y el Padre Director (decha) durante la entrevista. Foto: I.M.B

El Cristo y los deseos

En el Éxodo 20:1-17 está escrito, dentro de los Diez Mandamientos: «No te inclinarás» ante imágenes «ni las honrarás». El Padre Director dice que el Éxodo forma parte del Antiguo Testamento y que por tanto «no es cristiano». Matiza que el libro sagrado es anterior a Jesús y que algunos textos, como el citado, representan más a la religión judía que a la cristiana. «Los judíos tenían claro que no podían representar a Dios». Al preguntarle su opinión sobre que los fieles imploren deseos al Cristo dice que es «parte de su manifestación de la fe, y que las imágenes han sido un motivo para rezar y pedir».

El ViceHermano Mayor relata que hace nueve años tuvo un problema de cáncer. El día que se lo diagnosticaron se acercó a la basílica. Le confesó al Cristo que le habían dado cuatro meses. Le pidió «que así fuera», «de esto hace nueve años y se me puede ver lo bien que me encuentro», bromea. Durante el proceso de quimioterapia se puso varias veces delante de la imagen porque le transmitía «paz» y equilibrio. «Cuando crees en algo de verdad consigues paz para seguir luchando». A raíz de su enfermedad ingresó en la archicofradía. Pasó de un cargo a otro hasta que hace dos meses hubo elecciones y llegó a la candidatura de ViceHermano Mayor.

El Cristo representa mucho para él porque consigue darle «estabilidad» y «equilibrio mental», aunque se mantiene crítico y dice: «No voy a hablar de milagros». Cree que es «farándula». El reconocimiento de un milagro en la religión católica cristiana solo lo puede otorgar la autoridad jerárquica de la iglesia, y no cualquier miembro. Para aprobarlo tiene que haber una investigación rigurosa en la que intervienen expertos en la disciplina a tratar, tales como: médicos, científicos o teólogos.

Después de relatar su testimonio el Padre Mayor, Benjamín, comenta que por más que ha rebuscado en los libros no hay ninguna razón que explique por qué la celebración es el primer viernes de marzo. Ni por qué se piden tres deseos. Ni por qué solo se concede uno. «Se besa el viernes porque es considerado el día penitencial y porque los viernes de Cuaresma venía más gente». Manuel concuerda con Benjamín y comenta, de nuevo bromeando, que los deseos, solo los que «pides con fe te los concede», porque si se cumplieran los tres “el Cristo tendría que estar preparando BMWs”, vuelve a reírse.

Vendedores en la puerta de la basílica. Foto: I.M.B
Vendedores en la puerta de la basílica. Foto: I.M.B

Cofrades voluntarios

Cuando la conversación se acaba, dentro del archivo o sala de reunión de la junta de gobierno, los dos suben al primer piso para realizar una fotografía junto a la imagen. Mientras recorren las escaleras Benjamín dice: «¡Ay!.., qué me piso el hábito», con una mueca de complicidad.

Al salir de la basílica, Manuel menciona que los doce cofrades de la junta de gobierno de la archicofradía son voluntarios. También especifica que tienen dos asesores. No son escogidos por sufragio universal, como el resto de los integrantes, sino que los eligen los componentes de la junta. Sus nombres y cargos no aparecen en su página web. Uno de ellos refuerza la secretaría, y el otro el equipo económico, dentro del que forma parte el cofrade tesorero que se encarga de llevar la contabilidad y administrar las donaciones de los fieles.

“Los únicos ingresos que tenemos son los de las cuotas de los cofrades (10 euros al año) y los de las donaciones. Por ejemplo, si una señora hace una aportación de 50 euros para comprar «flores al Cristo el Domingo de Ramos». También especifica que la Fraternidad de los Capuchinos colabora en algunos gastos, pero deja claro que todo el trabajo de los voluntarios es altruista. Una historia desconocida dentro de una tradición histórica. Al preguntarle cuál es el deseo que le hace al Cristo responde: “Yo ya no le puedo pedir más”.

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