Una ciudad con muy malos humos
Madrid luce boina. Esta gorra redonda y chata, aunque no es una costumbre castiza, es parte de la vestimenta de la capital desde hace unos años. Esta moda, que no ha sido importada de las grandes capitales europeas, se ha instalado en los pueblos aledaños del área metropolitana.
Coslada sigue esta moderna tradición, aunque esta no es motivo de orgullo. Según el último informe de Ecologistas en Acción, la ciudad es, junto a Leganés, la más contaminada de la Comunidad de Madrid. La contaminación del aire ha generado una nube de humo perpetua sobre los madrileños. Esta ciudad del Corredor del Henares volvió a superar durante el año 2012 los límites legales para la protección de la salud. «El alcance real del problema no lo podemos conocer del todo porque trabajamos con los datos de la red oficial y nos tenemos que fiar», señala Juan García Vicente, experto del área de contaminación del aire de Ecologistas en Acción.
Los malos humos llegaron a la ciudad por su proximidad a la capital, su cercanía al recién bautizado aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas y por la implantación de su centro logístico, el quinto más grande de Europa. Los datos recogidos por la red de medición de la contaminación atmosférica de la Comunidad de Madrid reflejan que, durante 2012, en Coslada se superaron los valores límite legales establecidos no sólo por la Unión Europea sino también los recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En el aire de las ciudades se encuentran elementos perjudiciales como el dióxido de nitrógeno (NO2) o partículas metálicas que, si bien dentro de los parámetros permitidos no «serían un peligro grave, están alcanzando unos niveles preocupantes», comenta el ecologista. Coslada registró 44 miligramos por metro cúbico de NO2, superando en cuatro puntos la recomendación de la OMS. Las partículas metálicas en suspensión del tipo PM10, «capaces de penetrar en las vías respiratorias», rebasaron en 5 puntos lo aconsejable, al registrar 25 miligramos por metro cúbico.
Podrían evitarse 1.699 muertes
Según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud, en el año 2012 cerca de siete millones de personas en todo el mundo murieron como consecuencia de la exposición a la contaminación atmosférica. «En España son unas 16.000 y, en la Comunidad de Madrid, entre 2.000 y 3.000», resalta Juan García Vicente. La contaminación atmosférica incide en la aparición y el agravamiento de enfermedades respiratorias –neumonía, bronquitis, etc.– y puede llegar a originar cáncer de pulmón.
El estudio Air Pollution and Health: A European Information System publicado en la revista Air Qual Atmos Health, analizó los daños de la polución en 26 ciudades europeas . El análisis concluye que en Madrid podrían evitarse 1.699 muertes prematuras cada año si se redujera la media diaria anual de PM10 a 20 microgramos por metro cúbico.
Factores de la contaminación
El dióxido de nitrógeno es un gas generado, principalmente, por el tráfico rodado. «En Coslada tenemos el Centro de Transportes pero la cercanía con Barajas, básicamente, es lo que más influye en el alto nivel de polución», señalan desde el Ayuntamiento de la localidad. Sólo durante el pasado mes de febrero despegaron y aterrizaron en Barajas día casi 3.000 aviones de media al día, según reflejan las estadísticas de AENA. Además, no es sólo la polución del aeropuerto la que afecta al municipio del Corredor del Henares. «Esto es un factor importante, pero el 70 u 80 por ciento de la contaminación se produce por el tráfico rodado», asegura García Vicente.
El problema de Madrid, comenta el ecologista, es que las administraciones, «a pesar de hacer un esfuerzo bastante considerable por solucionar el problema, se quedan cortas». La nueva estrategia de la Comunidad de Madrid consiste en renovar la flota de taxis por modelos híbridos, una regulación para que los vehículos eficientes circulen por el carril Bus-Vao, y un compromiso para que el 25 por ciento de los autobuses interurbanos sean limpios. «El problema que tiene el Ayuntamiento de Coslada es que, al ser un municipio de menos de 100.000 habitantes, no puede poner en marcha iniciativas alternativas a las de la Comunidad», aseguran desde el Consistorio cosladeño.
«Se tiene que hacer un plan más agresivo», advierte García Vicente. «Hamburgo se ha propuesto eliminar todo el tráfico del centro urbano para el año 2030, excepto para los vehículos de servicios como policía o ambulancia». En realidad, como añade el experto sobre contaminación de Ecologistas en Acción, desde la Administración se argumenta que una limitación del tráfico limita la economía, pero lo que hace falta es un «plan de movilidad más sostenible, como la promoción del uso de la bicicleta como se ha hecho en Barcelona, Sevilla o Zaragoza».
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Otra localidad con malos humos
No toda la polución de las ciudades colindantes a Madrid se produce por el tráfico de coches, camiones e, incluso, de los aviones. Según la Asociación de Vecinos de Morata de Tajuña, la incineración de residuos que se lleva a cabo en la Cementera Portland-Valderrivas –la más grande de Europa– situada dentro de su término municipal, no sólo perjudica a la calidad del aire, sino que pone en «serio peligro la salud de sus habitantes», explica Lorenzo Mora, presidente de la asociación.
El estudio de la Fundación BBVA Atlas de mortalidad en municipios y unidades censales de España, ya en el año 2004 indicaba que las mujeres de Morata son un 301, 61 por ciento más propensas a sufrir enfermedades crónicas de las vías respiratorias y, los hombres, un 116,64 por ciento. «En unos años veremos las consecuencias de las toxinas de la quema de neumáticos y de otros materiales que se viene dando desde septiembre de 2013 en esta cementera», sentencia Mora.
Por su lado, la Comunidad de Madrid realizó un informe de impacto medioambiental para medir la cantidad de C02 y de dioxinas y toxinas emitidas al medio ambiente. Aunque no ha sido posible el contacto con ningún responsable de la cementera para este reportaje, el concejal de medio ambiente de Morata de Tajuña, Pablo de Oteo, asegura que «han manejado desde el primer momento informes medioambientales que avalan que los residuos que se incineran en la cementera no son peligrosos».
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