Moratalaz

Jugar en el Real Madrid y otros sueños de niño

Su familia, «humilde y de Moratalaz de toda la vida», lo ha dado todo por apoyar tanto a Abel Pastor como a sus dos hermanos en el fútbol. «No se pierden ni un partido», comenta el joven madrileño. Por eso, dice Abel, cree que ha triunfado en este deporte. Aunque actualmente juegue en la Escuela Deportiva Moratalaz (EDM) y no en el Real Madrid. «Hago lo que siempre quise, que era dedicarme al fútbol y, aunque no esté en Primera División, soy futbolista».

abel
Abel, futbolista del ED Moratalaz, no puede evitar la mirada al terreno de juego. Foto: AP

Abel llegó a la cantera del Atlético de Madrid con «unos 11 años». Se encontró con un club que no le cuidó. «Me lesioné nada más comenzar el año y no me trataron bien, no jugaba y además el entrenador fue un poco… Bueno, que pasaba de mí». Recuerda vagamente su nombre, «creo que se llamaba Pablo Quiñones», pero no olvida su carácter. «Estricto, serio y muy exigente». «Me dijo que era el mejor central, pero que no iba a jugar apenas porque simplemente él no quería. Decía que yo era poco correcto».

«No era fácil ser Ronaldo»

Aunque sí lo pensaba, el padre de Abel nunca le dijo directamente que era bueno. Esto le ayudó, según el joven futbolista, a no «crecerse» en el terreno de juego. Abel recuerda cuando pasó de jugar en la escuela del Atleti a la Escuela Deportiva Moratalaz: «Si no llego a profesional no es ninguna desilusión». Tampoco llegó a frustrarse cuando vio que su sueño de «jugar en el Real Madrid» se alejaba cada vez más, que no era fácil ser Ronaldo. No lo hizo, dice, pero la nostalgia se apodera de su voz. «En el Atleti –incluso en la escuela– te lo pintan todo muy bonito. Llevas una camiseta, un escudo… Los entrenadores parecen muy profesionales aunque luego no lo sean tanto. Es la apariencia», cuenta Abel sobre una etapa que duró tres años.

En la época del Atleti, Abel era defensa, casi por casualidad. Cuando comenzó en la Escuela de Moratalaz comenzó a jugar como delantero. «Metía muchos goles, estaba en una pompa». En esa época, la gente del club consiguió animarle y evitar que dejara el fútbol. Nauzet Santana, coordinador deportivo y entrenador de la escuela, destaca de Abel sus dos mejores cualidades: «trabajador y luchador». Nau (como llaman todos los niños y padres de la escuela a Nauzet) comenta lo difícil que es llegar a un nivel profesional en el fútbol español. «En las propias escuelas de los grandes clubes ya es difícil dar el salto a la cantera, imagina en un club de barrio». Sin embargo, el entrenador apunta que sí ha habido niños que desde muy pequeños los han «fichado» ojeadores de equipos de Primera División, aunque luego se quedaran en divisiones anteriores. Con el paso de los años y de temporadas en otras categorías, Abel se dio cuenta del nivel que hay entre los veteranos. «Comparas tus aptitudes con el resto de los futbolistas que ves y te ponen en tu sitio». Abel no destaca, es «un jugador más». Y aun así está contento. El año pasado marcó 30 goles en Primera Regional (una categoría inferior a la que actualmente juega, la Preferente).

De pequeño quería estar en el Real Madrid, el equipo de su padre, «claro». Pero ahora es del Atleti. «Como estuvimos de pequeños en el club llegábamos allí, hablábamos con los demás… y mis hermanos y yo decíamos «cómo vamos a decir aquí que somos del Madrid».

La escuela de las oportunidades

Abel es licenciado en Magisterio. Dudó entre la carrera de Educación Física (INEF) y Magisterio, pero se decidió por la segunda porque comenzó a sentir curiosidad por la educación, «por entrar en el aula con los niños para enseñarles». En este sentido, la ED Moratalaz ha confiado en él para impulsar una escuela de apoyo escolar. Un proyecto que consiste en facilitar, según explica Nau, la práctica del deporte cumpliendo con las tareas escolares de los niños. Es decir, «que los deberes no sean excusa para no venir a entrenar». Abel, que además entrena a dos de los equipos de niños de 4 y 5 años, insiste: «Esta escuela es increíble. Da oportunidades para quien quiera y tenga ganas de participar en ella».

edm
Los niños alevines de la Escuela Deportiva Moratalaz, cogiendo fuerzas antes de empezar un partido. Foto: A.Canorea

La escuela trata de inculcar los valores de unión y respeto entre los compañeros, señala Nau. En esta labor, el coordinador destaca que la figura de los entrenadores es «muy importante». «Por ejemplo, a los niños se les ha enseñado que, cuando meten un gol, hay que ir a abrazar al resto del equipo, y no a quitarse la camiseta como hace Cristiano o a dedicarlo a su novia que está en la grada». Aunque «siempre los futbolistas famosos sean un referente» para los niños, «los entrenadores tienen que fomentar nuestros valores», explica.

Los niños que esperan a Abel para entrenar se acercan varias veces. «¡Hola, Abel!», le grita un pequeñajo. Se queda frente a él, le mira. Espera a ver qué le dice su entrenador, sin moverse. Llega otro niño, del mismo equipo –de la categoría Chupetines–, y le pregunta que qué hace. «¡Ven en cinco minutos!», dice. «Veinte, Muzas, ¡por fa!», le contesta Abel, que aguarda unos minutos, vuelve a perder la mirada, y afirma: «Yo quiero tener un hijo ya».

3 comentarios en «Jugar en el Real Madrid y otros sueños de niño»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *