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Frutas y hortalizas en el corazón de Alcobendas

Vecinos de Alcobendas en los huertos urbanos. Foto: @ALCBDS_Ayto
Vecinos de Alcobendas en los huertos urbanos. Foto: @ALCBDS_Ayto

Luis se levanta pronto cada mañana para ir a trabajar a su huerto. A veces, cuando no hay atasco, también llega a labrar a primera hora de la tarde. Luis no vive en el campo ni en el pueblo, sino que es vecino de Alcobendas y en el centro de la ciudad crecen sus hortalizas desde hace cuatro años.

Su huerto no es una excepción, como él muchos otros vecinos disfrutan de espacios verdes en su ciudad. Todo ello gracias a que en mayo de 2013 el Ayuntamiento de Alcobendas destinó parcelas públicas para la práctica de la agricultura. Una propuesta que buscaba incentivar la participación ciudadana así como ampliar la cultura medioambiental de la población de Alcobendas.

Todos los que quieran disponer de uno de estos terrenos tendrán que cumplir una serie de requisitos que solicita la ordenanza municipal. Entre las condiciones: tener más de 18 años y llevar más de tres empadronado en el municipio. No obstante, aunque sólo una sola persona figure como titular pueden ser hasta seis las que disfruten del cuidado del huerto.

«La mayoría son personas que vienen del pueblo y que ahora tienen la oportunidad de llevar una huerta y volver a sus raíces», explica la encargada del Aula medioambiental de Alcobendas, Patricia Jaurena, institución que asesora a los vecinos que tienen un huerto designado.

Huerto urbano del Parque del Arroyo de la Vega
Huerto urbano del Parque del Arroyo de la Vega. Foto: María Alcaraz

La concesión se realizó mediante un sorteo entre tres grupos de personas con diferentes franjas de edad. Fue en el grupo de los mayores de 65 años donde los huertos encontraron el recibimiento más cálido. Jaurena cuenta la historia de Luis, un jubilado, partícipe activo de las actividades del Aula de la Naturaleza, que dedica la mayoría de su tiempo a la labranza de la tierra. «Ha encontrado su sitio. Para él ocupa una gran parte de su vida», apunta.

«Si preguntas a alguno de los abuelillos que vienen todos los días a labrar la tierra siempre te dan consejos», relata David, primerizo en las labores agrícolas.  Las personas mayores que ya tenían experiencia en el campo ayudan a los que no la tienen y dentro de cada agrupación se crea toda una comunidad.

Patricia reconoce que muchas veces los propios usuarios llevan el control y se ayudan entre ellos. «Por ejemplo si vemos una parcela sin cuidar, son ellos los que nos explican que a lo mejor se han ido de viaje, están enfermos o algo parecido», cuenta la encargada.

HUERTOS PARA PERSONAS SIN HOGAR

Pero las concesiones no se limitan a vecinos particulares. La Fundación RAIS, dedicada a la ayuda de personas sin hogar, cuenta dentro de los huertos del parque del Arroyo de la Vega con una parcela un poco mayor para uso propio. José Antonio, miembro de la fundación, explica que dentro de esta todos pueden ir a participar en el huerto. «Yo suelo venir a trabajarlo y luego llevo lo recogido a la fundación para que ellos lo repartan entre todos», cuenta José Antonio, que ahora que está jubilado suele ir a trabajarlo para «matar el tiempo».

El departamento de Servicios Sociales proporcionó ayuda a RAIS para la labranza, facilitando tierra y abono para comenzar a trabajar. Por su parte, en mayo de 2013, cuando los vecinos se enfrentaron a un suelo sin trabajar, estéril y que había albergado residuos de obra, el Ayuntamiento les proporcionó tubos de riego. El agua siempre corre a su cargo.

Mientras que la parcela concedida a RAIS no tiene fecha de caducidad, en febrero de 2018 los huertos particulares serán asignados a nuevos vecinos. Patricia Jaurena explica que esto supondrá un revés para las alcobendenses que dedican tanto tiempo a su huerto y que comenzaron a trabajar la tierra desde cero. David cuenta que este último año se concedió una prórroga para ampliar la concesión. Debido a esto, algunos vecinos tuvieron la suerte de acceder a su huerto hace tan solo un año  cuando personas con la plaza original renunciaron a él. Ahora estos deberán abandonarlo también a favor de otros ciudadanos.

Las parcelas se volverán a sortear y los «agricultores urbanos» dirán adiós a cuatro años de arduo trabajo. Por fin, los casi 200 vecinos que en la última convocatoria se quedaron en lista de espera tendrán la oportunidad de experimentar de primera mano el contacto con la Alcobendas más rural.

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