Librería Esteban Sanz, cincuenta «temporadas» al servicio de las letras y el deporte
«Aquí Simeone se ha tirado horas y horas ojeando libros cada vez que ha venido. También Valdano, que cuando decidió meterse a entrenador vino a llevarse todos los que había de fútbol en la tienda». Estas son algunas de las anécdotas que definen las cinco décadas de existencia de la librería deportiva Esteban Sanz, la única especializada en esta temática que queda en España.
Esteban Sanz cumplió 50 «temporadas» el pasado diciembre. Un templo de las letras y el deporte por donde han pasado aficionados, jugadores y entrenadores de todos los ámbitos y países del mundo. «Todos se fascinan cuando entran en la tienda. Siempre nos dicen que jamás han visto un lugar como este», relata el propietario que da nombre al negocio, y que a sus 88 años sigue a píe de guerra, mañana, tarde y noche en la librería. «Mi hijo me manda muchos días para casa, pero esto es mi vida. El día que deje de estar aquí se acabó Esteban Sanz».
Ahora es su hijo Jorge quien ha heredado el negocio y el que lo gestiona. Desde el año 2000 la librería está ubicada en la calle de la Paz. Pero hasta entonces y, desde su fundación en 1969, se encontraba en la plaza de Pontejos a escasos 50 metros del lugar actual. En aquella sede sobrevivieron al atentado perpetrado por ETA en la calle del Correo en 1974, «produjo algunos daños en el negocio», y Sanz pudo continuar con su objetivo de defender lo que él pensaba que «mejor podía hacer para España»: hacer deporte. Por eso se siente parte de la etapa dorada que viven ahora los deportistas españoles. «He contribuido mucho en el Instituto Nacional de Educación Física (INEF) para la formación de la gran biblioteca que tiene ahora. He apoyado los deportes minoritarios desde el principio. También gracias a eso hoy la historia ha cambiado. Antes teníamos que importar los libros de entrenadores de otros países porque éramos nosotros los que no ganábamos. Ahora son nuestros técnicos los que exportan sus libros».
Pasillo de la fama
Principios del 2010, año del mundial. Jorge Valdano come en un conocido restaurante del centro de Madrid junto con Carlos Salvador Bilardo y el mismísimo Diego Armando Maradona. La época más gloriosa del fútbol argentino se sienta a la mesa. Los tres, Bilardo desde el banquillo y Valdano y Maradona sobre el verde, fueron campeones del mundo en México’ 86. En el momento del encuentro, Maradona es el seleccionador argentino encargado de dirigir en pocos meses a la albiceleste en Sudáfrica. De ahí probablemente la reunión. Al terminar el almuerzo, Valdano les convence para ir a un lugar a pocos metros «con el que vais a alucinar». El destino es la librería de Esteban Sanz, que recibe con la cordialidad de cliente habitual a Valdano, pero que se sobresalta cuando consigue reconocer a sus acompañantes. -«¿Pero quién me iba a decir que a mi tienda iba a venir Maradona?»-.«La mano de Dios» sosteniendo algunos de sus libros.
Cuando terminan de pasear por sus estanterías Valdano decide comprar un libro. Bilardo se llevará otro. Sin embargo, el «pelusa» decide no coger nada. Esteban, con su usual naturalidad, le pregunta que por qué no se lleva uno. El autor del gol de todos los tiempos se lleva el dedo índice a la sien y le replica: «A mí no me hacen falta libros, está todo aquí». Después, rememoran padre e hijo entre risas, Alemania le metió 4-0 en cuartos de final y España ganó el mundial. «A lo mejor si se hubiera llevado algunos libros de táctica hubieran llegado más lejos», bromean ambos.
Pero estos son solo algunos de los deportistas famosos que han pasado por Esteban Sanz. En la inauguración del local de Pontejos en 1969 estuvieron algunos de los mejores jugadores españoles de la época, como Calleja y Rodri del Atlético, o el campeón de Europa con el Real Madrid, Velázquez. «Desde el principio venían futbolistas de reconocimiento y a muchos de ellos les hemos llevado a la feria del Libro a firmar, como por ejemplo a Di Stéfano».
En cuanto a técnicos, además del «Cholo», también han pasado por aquí preparadores de la talla del actual seleccionador nacional, Luis Enrique, y otros de gran trayectoria en la profesión como Juanma Lillo, que cuenta Jorge Sanz, «compra a expuertas». «Ellos, además, me mandan muchos clientes. Valdano, por ejemplo, hace varios años que no nos visita, pero cada poco me llega alguien a comprar y me da recuerdos de su parte», comenta el librero.
La clave para que quieran venir no solo está en su inagotable elenco de libros. También en dejarles que compren tranquilos. «Las veces que ha venido Simeone se le ha acercado alguien a pedirle un autógrafo, pero poco más. Nosotros siempre intentamos que estén lo más cómodo posible», afirma Jorge. Además también han visitado la librería protagonistas de otros deportes, como los exjugadores del Real Madrid de baloncesto, Corbalán y Llorente, o el exseleccionador de atletismo Carlos Gil, fallecido en 2009.
Futuro enigmático
El destino de las pequeñas librerías es cada vez más complejo. «A nadie le interesa el libro. En los medios ya no se habla de él», asevera Jorge. Su padre Esteban, se encuentra preparando un escrito a las autoridades políticas en el que les pide ayuda para poder mantener su pequeño comercio. Ahora están al 46% de ventas respecto a 2007, cuando empezó la crisis. Los gastos, cuenta, «se han duplicado». «Estamos para desaparecer. Muy caducados. Tenemos grandes problemas económicos», lamenta el fundador de la tienda. Desde hace algunos años también venden sus títulos «online», y actualmente la web les reporta el 70% de la cifra de negocio, «pero aún así no podemos. Es imposible competir contra los grandes de internet».
«Yo prefiero tener algo que sea útil a la sociedad que vender esto y vivir cómodamente. Por eso seguimos aquí», apostilla Esteban Sanz. ¿Y si mañana no tienen más remedio que echar el cierre? «No sé qué pasaría, pero habría algún suicidio seguro», bromea su hijo. «La librería es como tu bar favorito. Aquí es el sitio donde vas a tomarte la copa del conocimiento o la distracción. En ese sentido mucha gente nos echaría de menos». Es el indeseable, pero también inevitable rumbo de pequeños negocios como este situados en el centro de las grandes ciudades. Ya a finales de 2019, la librería más antigua de Madrid, la de Nicolás Moyá -especializada en medicina-, bajó su persiana para siempre. Como la de Esteban, también era una de las pocas tematizadas que resistían en el corazón de la capital.
De a poco se irán transformando en recuerdos, pero como hasta hoy, las dos generaciones de los Sanz continuarán la pelea por supervivir en un «hábitat» en el que las franquicias y grandes multinacionales todo lo engullen. «Peinamos canas, nos crujen los huesos, pero aquí seguimos», ese es el lema de la librería Esteban Sanz, la única deportiva que queda en España.