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Coronavirus: la dura batalla de los sanitarios contra un enemigo invisible

 

Pasillo de la planta de cirugía donde ahora solo hay pacientes con coronavirus (Foto: Madrilanea)

La guerra contra el coronavirus se libra en los hospitales. Allí luchan en primera línea de batalla los enfermeros, auxiliares, médicos y personal de limpieza de todos y cada uno de los centros sanitarios de España. Su enemigo es muy pequeño pero ya lleva a sus espaldas, según datos de este miércoles, la friolera cifra de 102.136 personas contagiadas y ha provocado más de 9.000 muertes.  Es por ello por lo que la lucha es a contrarreloj y, en ningún caso, se deja de atender a los pacientes que ingresan en cualquier hospital.

Aida -nombre ficticio- es una de esas enfermeras que, desde su puesto en el hospital Virgen de las Nieves de Granada, está tratando a los 29 pacientes que tienen ingresados, actualmente, por coronavirus en la séptima derecha de cirugía. Los primeros días hubo «mucho desconcierto» por tratarse de una enfermedad que nadie conocía pero ahora, cuando se cumplen 15 días del primer caso en esta planta, asegura que tanto ella como sus compañeras están «absolutamente» organizadas para llevar a cabo el trabajo gracias a los protocolos que han elaborado.

En esta planta comenzó el contagio por una visita que recibió uno de los pacientes. Tras dar positivo el enfermo, hasta seis enfermeras de este ala de cirugía se vieron contagiadas por el virus. Por ello, relata que, aunque en un principio «nadie sabía el origen del foco», se empezaron a realizar test al personal sanitario y se trasladaron a la quinta planta del hospital a más pacientes contagiados. Pero a los pocos días, la mayoría de enfermos que tenían en la séptima dieron positivo, lo que provocó que esta sección de dicha planta se quedara solo para personas con Covid-19, al igual que la mitad del hospital de diez plantas, lo que pone de manifiesto la incisión del coronavirus en la provincia de Granada, que cuenta con un total de 1.182 contagiados.

Reconoce que ahora entrar a la planta es «muy impactante». Y es que no hay visitantes, hay contenedores biológicos en todas las puertas, y estas, además, están cerradas. «Hay un silencio sepulcral», pero una sensación de que hay protección, algo fundamental para hacer frente al virus. Para ello, esta planta se ha organizado en dos zonas: la limpia y la sucia. «La sucia es el pasillo por el que andamos con los Equipos de Protección Individual» (EPI) y donde siempre, como cuenta, hay una enfermera preparada por si algún paciente requiere de su atención. «Hay que tener en cuenta que no podemos correr, un fallo nuestro a la hora de vestirnos puede suponer un contagio entre nosotros», avisa.

Pasos a seguir a la hora de retirarse el EPI (Foto: Madrilanea)

Para evitar esto, intentan pasar con el paciente el menor tiempo posible. «Se nos pide un trato dinámico pero que no estemos mucho tiempo en la habitación”. Por eso el trabajo lo tienen organizado. Por cada turno realizan dos rondas a todos los pacientes en las que se les revisa «todas las constantes vitales» como la saturación de oxígeno, la temperatura o que todos los pacientes se tomen su medicación, muy elevada en estos enfermos. Además, hay pacientes que no comen, por lo que precisan una atención especial para que estén hidratados. «Es muy importante que todos beban dos litros de agua diarios, la hidratación es fundamental». Teniendo en cuenta que están solos, esta enfermera afirma que cuando entran a las habitaciones procuran darles un poco de conversación, algo que los pacientes responden con un «agradecimiento total hacia nosotros».

Evaluación de pacientes

Ahora bien, no todos los pacientes corren el mismo riesgo. Por ello, en un panel en la zona de trabajo de enfermería, junto al nombre de los pacientes ingresados se indica «RCP sí o RCP no». Según cuenta esta enfermera, si un enfermo es catalogado por el «no» en caso de empeoramiento no sería tratado por cuidados intensivos debido a su dificultad de recuperación al poseer patologías previas. Esto no significa que se les deje a un lado y sin atención. «Ellos siguen recibiendo todos sus tratamientos, a nadie se le abandona». Es más, ha habido pacientes catalogados con un «no» que, según explica, «ya han sido dados de alta».

En cuanto al material disponible, esta enfermera, que se muestra más unida con el resto de sus compañeras desde que empezó el coronavirus en el hospital, destaca que «nunca» les han faltado los conocidos EPIs y que todo se ha organizado para que ningún compañero trabaje sin material. Además, pone en valor el apoyo y donaciones de material que han hecho también empresas de diferentes puntos de la provincia aportando máscaras de protección o mascarillas, entre otros elementos.

También se ha aumentado la plantilla. Si antes estaban tres enfermeras por la mañana, dos por la tarde y otras dos por la noche, ahora hay cuatro, tres y tres. Es decir, «estamos una enfermera más por turno», explica Aida, que recuerda como «muy emocionante» el primer día que hubo aplausos a las ocho de la tarde. Ahora, cuando el trabajo se lo permite, también se ponen a aplaudir para recordar que no están solos en esta lucha en la que poco a poco una gran parte de los infectados se van recuperando. Así lo indica el número de altas proporcionado por el Ministerio de Sanidad: 22.647 personas habían superado la enfermedad hasta este miércoles. «En el último turno que hice de tarde se dieron tres altas», concluye esta enfermera.

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