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La literatura: un espacio cultural para la migración y la diversidad

Se crean escenarios que apoyan a la liberación de prejuicios y a construir una sociedad conectada, la migración puede ser una oportunidad de aprendizajes

Algunos espacios culturales vinculados a la lectura y al deporte apuestan por una convivencia que fortalezca la empatía, que no es solo dejar ‘vivir su vida’ a otra persona, sino ayudar a que las personas tengan oportunidades y puedan sentirse integrados socialmente. Que implica construir una sociedad con migrantes, y como puede la cultura aportar a ello. «El arte te permite vivir la humanidad desde un personaje», cuenta la editora Paloma Reaño, «desde Camila Sosa, escritora y actriz tránsgenero argentina, a la historia de un grupo de venezolanos migrantes levantando cadáveres en plena pandemia retratados en una crónica». Según el ayuntamiento de Madrid, el porcentaje más alto de extranjeros lo tiene el barrio del centro.

Una librería en Lavapiés que vende libros al precio que uno pueda pagar, una asociación que enseña idiomas y que congrega a 40 nacionalidades para jugar al fútbol, un librero que ha acogido en su librería a migrantes que aman la literatura, una editora que apuesta por la difusión de libros peruanos, y un escritor mexicano de la talla de Jorge F. Hernandez, opinan sobre qué implica apostar por un país dónde se intercambian voces y necesidades entre culturas, sin estigmas, ni encasillamientos, y qué se necesita para ello.

Terry Craven es británico, y es uno de los dueños de ‘Desesperate Literature’, librería en el centro de Madrid. Antes de la pandemia la librería tenía un espacio que hospedaba a escritores de otros países que necesitaban un lugar. Ahora lo hace menos, pero con cuidado por el Covid. En la librería pusieron un ‘micro abierto’, idea que surgió para dar voz a personas ‘trans’, pero en la que participaba cualquier persona que quisiera leer sus textos; la librería se convertía en un espacio de debate. Ello será retomado. «A veces vas a sitios y sientes que no perteneces, no te ‘invitan’ a entrar», comenta Terry. Él a través de su librería quiere formar comunidad en el barrio, que las personas puedan opinar y que eso no sea un conflicto.

Librería ‘Desesperate Literature’ // Fotografía: Claudia Villena

La librería ‘TuuuLibrería Lavapiés’ recibe donaciones, y cada persona paga lo que quiere y lo que tiene por un libro. Depende de donaciones y tienen todo tipo de libros. Mucha gente es migrante y no tiene recursos, y quiere acceder a los libros. «Hay voluntarios: gente jubilada, gente migrante y gente joven, puedes tener tertulias literarias». Hace poco dieron libros a una persona que viajaba a Kenia para donarlos a una escuela.

Librería ‘Tuuulibrería’ // Fotografía: Claudia Villena

«El arte bien hecho genera empatía, nos humaniza, y humanizarte es lo opuesto a radicalizarse», menciona Paloma Reaño, editora de Pesopluma, una editorial independiente en Perú, y una librera bilingüe en Madrid, donde vive actualmente. Ella comenta que «a veces se habla de Latinoamérica como un solo concepto, cuando en ese continente somos más de 20 países, somos distintos entre nosotros, no es lo mismo Brasil que Argentina, ni Perú que Honduras; meter todo en un mismo saco no ayuda a que se conozca nuestra diversidad». Destaca la literatura como el misterio para que las personas experimenten algo común, «poder ponerte en los zapatos del otro», y no porque tenga que serlo, de lo contrario sería ‘panfletaria’ pero tiene esa potencia.

Fundado en el 2014 por madres y padres del barrio, los ‘dragones de Lavapiés’ se acercan a la gente a través de los libros, pero sobre todo del deporte. Después de 8 años desde su fundación, ya tienen 20 equipos de fútbol; en todos los equipos juegan casi 350 personas de todas las edades, y procedentes de 40 nacionalidades. El local es una corrala, a las corralas llegaban personas de toda España y ahora “lo hace gente de todo el mundo” explica Dolores Galindo, presidenta de la asociación. Para ella, la migración es una oportunidad de aprendizaje enorme. Dolores cuenta que muchos niños no iban a la escuela, pero se acercaron por el fútbol, y el ayuntamiento vio que era una liga efectiva para luchar contra el abandono escolar. Además, se han repartido cientos de libros. Tienen libros en árabe y en inglés. Empezaron en la pandemia creando un club de lectura online, y luego repartieron libros. También ayudan en los deberes escolares. El fútbol y los idiomas son el fuerte de ésta asociación. A veces la gente se tiene que ir del barrio por la subida de precios, pero los chicos retornan al barrio a jugar. Comenta de las limitaciones para el empleo, «necesitan seguridad, seguimiento, ánimo; a veces necesitan que los dejen de ver como futuros delincuentes. Tratan de romper ese aislamiento».

‘Dragones de Lavapiés’ // Fotografía: Claudia Villena

Una mirada compleja del mundo

Un reconocido escritor mexicano como Jorge F. Hernandez, es el actual librero de Pérgamo, la librería más antigua de Madrid, y explica que «se necesita que los políticos cobren mayor conciencia para salir del hoyo que estamos al despertar en este siglo, y eso se dará a través de la lectura». Para él, la historia es fundamental, especialmente en España. «Hay jóvenes que no tienen idea de quién fue Franco, la mejor manera de presentarles eso es a través de los libros. Todos los males que hubo en el ayer pueden volver, y eso va a impedir cualquier cambio que queramos hacer». Pablo, también librero de ahí comenta que las sociedades son complejas, y la literatura ayuda a ello, a complejizar tu mirada sobre el mundo; lo democrático surge del encuentro con el otro, el debate y las relaciones.

Leer no siempre alivia pensamientos radicales, pero si lo hace el intercambio de ideas y la interacción con otras personas. Que varias historias participen en espacios culturales nos ayuda a interesarnos por otros, a conectarnos. Las personas tienen múltiples identidades. Como señala la filósofa M. Nussbaum en su libro ‘emociones políticas’: «A veces, suponemos que sólo las sociedades fascistas o agresivas son intensamente emocionales y que son las únicas que tienen que esforzarse en cultivar las emociones para perdurar como tales».

Librería ‘Pérgamo’ // Fotografía: Claudia Villena

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