Periodismo

Enviados especiales en Ucrania: una guerra convencional con métodos no convencionales

Luis de Vega, María Senovilla, Óscar Mijallo, Marc Marginedas y María Eulate analizan la actual cobertura de los periodistas en el conflicto, con motivo de la V Edición del ciclo Hotel Florida

Alfonso Armada, Óscar Mijallo, María Senovilla, Marc Marginedas, Luis de Vega y María Eulate durante la conferencia. | Madrilánea

Cubrir conflictos internacionales no es lo mismo desde la llegada de las nuevas tecnologías. El uso de estos aparatos, junto a la proliferación de las redes sociales, ha originado que la inmediatez se convierta, en muchas ocasiones, en un problema para los profesionales de este oficio. «Ahora estamos todos bajo la presión de contarlo en directo, todo de forma rápida e inmediata. Es una cobertura más exigente. Somos multimedia, estamos bordeando el ‘multimierda’», ha declarado Luis de Vega, reportero y fotógrafo de El País, en el encuentro mantenido en el antiguo Hotel Florida, hoy el Corte Inglés de Callao. Además de resaltar los cambios a los que se ha visto sometido su trabajo, los ponentes han denunciado las prácticas «mafiosas» del Kremlin y han manifestado sus dudas acerca del desenlace del conflicto.

«La guerra es totalmente inusual por lo tecnológico» ha afirmado Óscar Mijallo, periodista de información internacional en TVE. La nueva manera de narrar los hechos impide profundizar en las causas y en las consecuencias. La televisión se ha convertido en el medio más complejo para plasmar lo que está ocurriendo. «Nunca antes había estado a diez kilómetros del frente de una guerra en el que tuviera internet y, de repente, me llegara un WhatsApp de un amigo explicándome el desarrollo de un partido Madrid-Atleti», ha añadido, al tiempo que ha criticado que el espacio para una crónica se ha comprimido de tres a un minuto. La radio, sin embargo, ha conseguido seguir ofreciendo esa emoción a sus oyentes en esta revolución digital, tal como ha expuesto María Eulate, enviada especial de RNE en Ucrania.

Por otro lado, para los ponentes, huir de la equidistancia para valorar el conflicto es una necesidad. «Si yo te robo la cartera luego no podemos ponerla en medio y negociar por ella. Es vergonzoso ver a líderes del Gobierno de España defender esa tesis», ha dicho De Vega. Por su parte, Marc Marginedas, periodista de El Periódico y ex corresponsal en Moscú, ha defendido que el régimen ruso se ha convertido en «algo disfuncional» y que sus prácticas son «similares a la época de Stalin». «La Rusia de Putin funciona como el crimen organizado, la maldad existe entre sus gobernantes. Yo me he tenido que ir de allí, creía que estaba en peligro mi seguridad y la de mi familia», ha añadido.

En ese sentido, también ha comentado que en Ucrania, un país en guerra, se puede hacer el periodismo «más libremente». «En Rusia estaba rodeado de gente que controlaba mis pasos; he tenido avisos del FSB (antiguo KGB)», ha destacado. La realidad del periodismo es muy diferente entre el bando ruso y el ucraniano. «En uno nos dejan estar y en el otro no. En Rusia no te conceden el permiso», ha expuesto Mijallo. Además, ha agregado Marginedas, «aunque consigas pasar, los civiles no te van a contar la verdad por miedo al FSB».

Crímenes de guerra y propaganda

La periodista ‘freelance’ María Senovilla, tal vez la reportera española que más tiempo lleva el conflicto, ha destacado que, desde que ha empezado la guerra, Ucrania ha apostado por la transparencia, y duda que «12000 periodistas no hayan recabado ninguna prueba de crímenes de guerra en Ucrania», mientras que, en el lado ruso, ya se han descubierto evidencias de este tipo de actividad. «El Kremlin ha pagado a ‘pseudo influencers’, que trabajan para Rusia Today en zonas como América Latina. El objetivo de estos bulos es que hagan dudar y lo consiguen», ha dicho Senovilla. Y ha desvelado que los periodistas que cubren el conflicto reciben acusaciones de «fascistas y voceros de la OTAN».

Ninguno de ellos se aventura a adivinar el final del conflicto. «Cuantas más veces vengo, menos claro tengo el final de esta guerra», ha confesado Eulate. Tampoco cabe vislumbrar, por el momento, quién será el vencedor y quién el vencido, si es que los hubiera. «Lo que está claro, como parte débil, es que Ucrania va a acabar pagando el precio. Es complicado que recupere la autoridad sobre Crimea», ha aventurado De Vega, al tiempo que ha afirmado que «cada mes que pasa, la marcha atrás de Rusia va a ser más difícil». En este sentido, para Marginedas, «aunque se llegue a un armisticio, Europa no va a recuperar la normalidad hasta que no haya un cambio político en Rusia». En su opinión, a largo plazo, «el Kremlin no va a poder sostener los enormes muertos que están teniendo: va a tener que enfrentarse a su propio espejo».

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